El Tribunal Supremo ha permitido este lunes al Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, reanudar las expulsiones de inmigrantes a terceros países como Sudán del Sur y El Salvador, lo que supone una victoria para la Casa Blanca y su campaña de deportaciones masivas.
La decisión del máximo tribunal suspende la orden de un juez federal que mantenía detenida la deportación de ocho inmigrantes a Sudán del Sur, dentro de los que se encuentran dos cubanos y un mexicano.
En una breve orden no firmada, el Supremo suspendió la orden del juez federal Brian Murphy, de Massachusetts, que el mes pasado determinó que la Administración de Trump violó una orden que le impedía deportar a los ocho inmigrantes a un país donde pueden ser torturadas sin darles la oportunidad a una defensa legal adecuada.
Debido al fallo del juez Murphy, los ocho inmigrantes y once agentes migratorios permanecen en una base aérea de Yibuti, donde, según los abogados del Gobierno, corrían peligro por estar expuestos a un posible ataque de Yemen, además de riesgos a su salud por condiciones "deplorables".
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En su alegato frente al Supremo, el Gobierno de Trump sostuvo que los inmigrantes enviados a terceros países cometieron crímenes "monstruosos" y que sus propios países no habían querido recibirlos.
De los ocho deportados, solo uno es de Sudán del Sur y el resto son originarios de Cuba, México, Laos, Birmania y Vietnam.
La legislación estadounidense estipula que el Gobierno no puede deportar a migrantes a terceros países donde podrían ser torturados o estar en riesgo.
El Departamento de Estado considera a Sudán del Sur como un país peligroso debido al conflicto armado, recomienda a los estadounidenses no viajar allí y a inicios de mayo retiró del país a su personal no esencial.
El caso de Sudán del Sur es el más reciente choque entre el Gobierno republicano y el poder judicial, a raíz de las medidas cada vez más agresivas para cumplir con la promesa de Trump de llevar a cabo "deportaciones masivas".
Para acelerar las deportaciones, Washington está buscando acuerdos con otros países para que acepten a migrantes expulsados del país.
El Gobierno de Trump ordenó mandar a más de 200 personas a una megacárcel en El Salvador, donde la mayoría aún permanecen incomunicados de sus familiares y abogados.
Trump y su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, llegaron a un acuerdo -que no ha sido mostrado al público- para que el país centroamericano reciba a los migrantes por un periodo inicial de un año a cambio de un pago de 6 millones de dólares.
Demandarán a Bukele ante Corte Penal Internacional por venezolanos presos
En el caso de El Salvador, los familiares de venezolanos presos en El Salvador como parte de los primeros vuelos de deportación masiva desde EE.UU., han abogado por poder visitarlos o constatar su situación.
La semana pasada, abogados y familiares de los más de 200 venezolanos confinados, desde marzo pasado, en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) informaron que demandarán al Estado salvadoreño y a funcionarios del gobierno salvadoreño, por su responsabilidad en la violación de derechos humanos y del debido proceso. Los sudamericanos fueron enviados a la cárcel salvadoreña por Estados Unidos sin tener cargos penales en El Salvador.
La demanda sería interpuesta ante la Corte Penal Internacional (CPI), según anunció el pasado jueves en una conferencia de prensa desde Venezuela, Walter Márquez, presidente de la organización humanitaria del Estado venezolano de Táchira, El Amparo Internacional.
La Corte Penal Internacional (CPI) es un tribunal de última instancia que se encarga de enjuiciar a personas acusadas de cometer crímenes graves internacionales, como el genocidio, crímenes de guerra y los delitos de lesa humanidad.
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