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Laureano Ortega Murillo firma en Moscú acuerdos comerciales con representantes rusos y de regiones ucranianas ocupadas, reforzando la alianza económica entre Managua y el Kremlin.

Nicaragua estrecha lazos económicos con regiones ucranianas ocupadas por Rusia

Nicaragua refuerza su alianza con Moscú al firmar acuerdos comerciales con regiones ucranianas ocupadas, pese a riesgos de sanciones internacionales.

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Por Agencias
Publicado el 22 de septiembre de 2025

 

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El gobierno de Nicaragua firmó en Moscú acuerdos comerciales con cinco regiones ucranianas bajo ocupación rusa: Lugansk, Donetsk, Zaporiya, Jersón y Sebastopol. La suscripción estuvo a cargo de Laureano Ortega Murillo, hijo del presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo, quienes estrechan lazos con el Kremlin. Los convenios contemplan exportaciones de alimentos y productos agropecuarios nicaragüenses, aunque analistas advierten sobre altos costos logísticos y riesgos de sanciones internacionales. Con este paso, Managua fortalece su dependencia económica y política de Rusia, mientras se distancia aún más de sus socios comerciales tradicionales en Occidente.

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El gobierno de Nicaragua dio un paso más en su alineamiento estratégico con Moscú al firmar este lunes acuerdos comerciales con cinco regiones ucranianas bajo ocupación rusa. 

El pacto, suscrito en Moscú por Laureano Ortega Murillo —hijo del presidente Daniel Ortega y de la vicepresidenta Rosario Murillo—, busca abrir nuevas rutas de exportación para productos agropecuarios nicaragüenses, al tiempo que consolida la dependencia económica y política de Managua respecto a Rusia.

La decisión, aunque celebrada por el oficialismo, plantea interrogantes sobre el impacto real para la economía nicaragüense, el riesgo de sanciones internacionales y la sostenibilidad de estos convenios en un contexto global de alta tensión geopolítica.

Los acuerdos firmados

Los convenios alcanzados abarcan a las regiones de Lugansk, Donetsk, Zaporiya, Jersón y Sebastopol (Crimea), territorios que Rusia anexó o controla militarmente desde 2014 y, en particular, tras la invasión de Ucrania en febrero de 2022.

Según declaraciones de Ortega Murillo, recogidas por medios oficialistas, Nicaragua planea exportar alimentos, carne, café, azúcar y otros productos agropecuarios a esas zonas. También se mencionó la posibilidad de recibir delegaciones empresariales y gubernamentales para ampliar la cooperación.

Aunque no se especificaron volúmenes de comercio ni plazos de ejecución, el gobierno nicaragüense proyecta estas alianzas como una “diversificación” de mercados en momentos en que enfrenta aislamiento político y restricciones financieras por parte de Estados Unidos y la Unión Europea.

Impacto económico potencial

Desde la óptica económica, la medida tiene varias aristas:

  1. Nuevos mercados, pero de alto riesgo:
    Las regiones involucradas están bajo sanciones internacionales, carecen de estabilidad institucional y atraviesan una economía de guerra. Esto reduce la certeza de pagos, la logística de transporte y las garantías legales para las operaciones.
  2. Exportaciones agropecuarias:
    El sector agroexportador nicaragüense podría encontrar un nicho en el suministro de granos básicos, carne bovina y productos procesados. Sin embargo, el costo de envío hasta esos destinos, pasando por puertos rusos del Mar Negro, encarecería los productos, limitando la competitividad frente a proveedores locales subsidiados por Moscú.
  3. Dependencia de Rusia:
    Nicaragua ya depende en gran medida de los créditos, donaciones y cooperación técnica rusa en materia energética, militar y agrícola. Este paso refuerza esa relación, pero también limita la diversificación hacia otros socios comerciales.
  4. Riesgo de sanciones secundarias:
    Estados Unidos y la Unión Europea han advertido que transacciones con territorios ocupados por Rusia pueden acarrear sanciones adicionales. Esto podría afectar a empresas exportadoras nicaragüenses que busquen mantener vínculos con mercados tradicionales en Norteamérica y Europa.

Contexto geopolítico y económico

La firma de estos convenios no puede analizarse en aislamiento. Nicaragua ha sido uno de los pocos países en América Latina que ha respaldado de manera explícita las posiciones de Moscú desde la invasión a Ucrania.

En 2008, fue uno de los primeros en reconocer la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, regiones separatistas de Georgia apoyadas por Rusia. En 2014, legitimó la anexión de Crimea. Y desde 2022 ha votado consistentemente en foros internacionales contra resoluciones que condenan la invasión rusa.

En el plano económico, esta relación se traduce en cooperación militar —con la presencia de instructores rusos en Managua—, entrega de trigo subsidiado, créditos agrícolas y donaciones de transporte público. La firma de acuerdos comerciales con las regiones ucranianas busca ampliar esa cooperación hacia el comercio bilateral, aunque la viabilidad económica es incierta.

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Reacciones y críticas

En círculos diplomáticos y empresariales, la decisión genera preocupación:

  • Aislamiento internacional: Varios analistas señalan que este paso profundiza el distanciamiento de Nicaragua respecto a Occidente, limitando el acceso a créditos multilaterales y reduciendo el atractivo para inversionistas internacionales.
  • Legitimidad cuestionada: Los acuerdos carecen de reconocimiento por parte de la ONU y la mayoría de países. En términos legales, representan convenios con entidades cuya soberanía es disputada.
  • Mercados restringidos: Empresarios nicaragüenses advierten que, al priorizar vínculos con economías sancionadas, se compromete el acceso a destinos más sólidos y rentables como Estados Unidos, Centroamérica o la Unión Europea.

Perspectivas a futuro

El impacto real de los acuerdos dependerá de varios factores:

  • La capacidad logística de Rusia para facilitar el transporte de mercancías desde Nicaragua hasta las zonas ocupadas.
  • El nivel de subsidios que Moscú esté dispuesto a otorgar para sostener estas operaciones.
  • La reacción de Estados Unidos, principal socio comercial de Nicaragua, que importa más del 60% de sus exportaciones totales.

Si bien a corto plazo la firma de los convenios puede interpretarse como una victoria política para el oficialismo nicaragüense, en el mediano plazo plantea un dilema: ¿puede Managua sostener una estrategia de aislamiento comercial de Occidente sin comprometer la estabilidad de su economía interna?

La apuesta de Nicaragua por profundizar su relación económica con regiones ucranianas ocupadas por Rusia responde más a una lógica de alineamiento geopolítico que a una estrategia comercial sólida. Los beneficios concretos para el país son aún inciertos, mientras los riesgos —sanciones, encarecimiento logístico, aislamiento financiero— son palpables.

En este escenario, el gobierno de Ortega y Murillo privilegia la fidelidad política hacia Moscú por encima de la integración económica con sus principales socios históricos, en una jugada que podría tener consecuencias profundas para el futuro económico de Nicaragua.

TAGS:  Acuerdos políticos | Economía | Nicaragua | Rusia

CATEGORIA:  Noticias | Internacional

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