Estados Unidos enfrenta el cierre gubernamental más largo de su historia

Estados Unidos vive su cierre gubernamental más largo desde que existen registros. El “shutdown”, que ya suma 36 días, refleja la profunda división entre el presidente Donald Trump y la oposición demócrata sobre el presupuesto nacional y las reformas de salud impulsadas por el mandatario republicano.

El bloqueo presupuestario mantiene sin cobrar a unos 1,4 millones de empleados federales, de los cuales muchos deben seguir trabajando en funciones consideradas “esenciales”, como el control aéreo o la seguridad pública. La situación en los aeropuertos se ha vuelto crítica: el secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que podría verse obligado a cerrar parcialmente el espacio aéreo ante la falta de personal capacitado.

“Si esto sigue una semana más, veremos un caos masivo... retrasos en los vuelos por todo el país”, alertó el funcionario, reflejando la creciente tensión dentro del gabinete.

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Mientras tanto, los programas de asistencia social, como la ayuda alimentaria, también enfrentan interrupciones. Trump aseguró que la distribución de estos fondos se reanudará únicamente cuando el gobierno reabra por completo, aunque la justicia federal ordenó mantener los beneficios básicos. “Los beneficiarios deben entender que se necesitará tiempo para recibir este dinero, porque los demócratas han puesto al gobierno en una posición insostenible”, declaró la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.

Un pulso político sin precedentes

El conflicto se desató cuando el Congreso no logró aprobar un presupuesto temporal antes del 1 de octubre, fecha de inicio del nuevo año fiscal. Desde entonces, los republicanos, con una mayoría ajustada en ambas cámaras, intentan extender la financiación del gobierno hasta finales de noviembre. Pero los demócratas exigen frenar de inmediato las reformas sanitarias de Trump, consideradas una amenaza para millones de beneficiarios del sistema público de salud.

“Seré honesto con ustedes, no creo que ninguno de nosotros esperara que esto se prolongara tanto”, admitió Mike Johnson, presidente republicano de la Cámara de Representantes, en una conferencia de prensa.

Pese a la falta de acuerdos, algunos legisladores moderados buscan una salida. Un grupo bipartidista de la Cámara de Representantes presentó un marco de compromiso para reducir los costos del seguro médico, una medida que podría abrir un espacio de diálogo. Los demócratas confían en que la presión pública, especialmente la de los trabajadores que pierden sus beneficios, fuerce a los republicanos a negociar.

Sin embargo, el presidente se mantiene firme. En una entrevista con CBS News, Trump aseguró que no se dejará “extorsionar” por la oposición y llamó a los republicanos a eliminar el filibusterismo la regla que exige 60 votos en el Senado para aprobar leyes, con el fin de avanzar su agenda sin apoyo demócrata.

“Terminen con el filibusterismo ahora, acaben con el ridículo cierre ya y, lo más importante, aprueben todas las maravillosas políticas republicanas con las que hemos soñado durante años”, escribió el mandatario en sus redes sociales.

El pedido fue recibido con cautela por su propio partido. “No tenemos los votos”, admitió John Thune, líder de la mayoría en el Senado, al reconocer que eliminar esa barrera podría volverse en contra de los republicanos si los demócratas recuperan el control en el futuro.

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Impacto y señales de futuro

A medida que el cierre se prolonga, sus efectos económicos comienzan a sentirse más allá del sector público. Analistas estiman que el consumo se verá afectado por la falta de liquidez de millones de empleados, y que la confianza de los mercados podría resentirse si el estancamiento continúa.

El precedente más cercano fue en 2019, también bajo el mandato de Trump, cuando un cierre de 35 días paralizó parcialmente la administración federal. Hoy, la historia parece repetirse, aunque en un contexto político aún más polarizado y con consecuencias que podrían extenderse a todo el país.

Para muchos observadores, el episodio refleja los límites del sistema político estadounidense ante la falta de consensos duraderos. Mientras tanto, miles de familias esperan que la negociación avance y que el Congreso devuelva la normalidad al gobierno más poderoso del mundo.