Alejandra A. tiene gran parte de su cuerpo tatuado y no ha tenido ninguna mala experiencia con las autoridades durante el régimen.
Foto EDH/Jonatan Funes"Si viviera en Soyapango así como estoy de tatuada, estoy segura de que ya me hubiesen llevado por ser de una colonia conflictiva, pero vivo en Santa Tecla, me pueden ver los policías, los soldados y en ningún momento me han parado, pero tiene que ver por el lugar donde vivo", recalcó.
Foto EDH/Jonatan FunesJesús muestra sus tatuajes. Uno es el rostro de una india rebelde que es un homenaje a su mamá, la silueta de una sub ametralladora se suponía que sería un mensaje contra las armas, pero al tatuador se le terminó la tinta roja para hacer un círculo con una franja roja transversal sobre el arma. En el brazo izquierdo dice “Rodríguez” con la tipografía de un conocido artista del grafiti mexicano llamado “Malandro”.
Foto EDH/Jonatan FunesSamuel M. es encargado de un estudio de Tatuajes. Vive en Santa Tecla y de momento no ha tenido problemas con las autoridades durante el régimen.
Foto EDH/Jonatan Funes“Cuando vivía en Soyapango tuve problemas con los soldados porque decían que era raro ver a una persona tatuada y que no fuera nada, no me capturaron, pero sí me golpearon”, comenta Samuel M.
Foto EDH/Jonatan Funes"En el régimen califican a gente que ande tatuada, pero está bien que se esté cumpliendo porque es un país que no se podía desarrollar uno como pequeño empresario. Felicito lo que se está dando en el país” dice Edenilson Méndez, mejor conocido como Tabú.
Foto EDH/Jonatan Funes"Me han revisado con una lámpara para saber si tengo tatuajes tapados. La verdad es que no me han tratado mal”, comentó Edenilson Méndez.
Foto EDH/Jonatan FunesSalvador ha sido golpeado más de 10 veces por los soldados en cada revisión. “Me han hecho hasta sesión de fotos por tantos tatuajes que tengo”.
Foto EDH/Jonatan Funes"Si vivís en una zona marginal, tienes que atenerte a esto”, expresó. Salvador dice que ha recibido más golpes de los soldados que los que le daba su madre de pequeño.
Foto EDH/Jonatan Funes”Buena vida, mala fama”, es la frase con la que ha tenido que soportar golpes y humillaciones de los soldados en estos meses de régimen de excepción.
Foto EDH/Jonatan FunesLa rutina es la agresión física y verbal para luego investigar. Esto lo confirman jóvenes tatuados que viven en colonias conocidas por tener presencia de pandillas, es decir “rojas” en el lenguaje popular.
Foto EDH/Jonatan FunesPonerse la mano sobre el cuello, mostrar el labio inferior, la lengua, los dedos, levantarse la camisa, y bajarse el pantalón hasta quedar desnudo, es el primer paso para colaborar mientras se está retenido. Luego inicia una minuciosa revisión de tatuajes para confirmar o descartar si son artísticos o alusivos a pandillas. Foto EDH/Jonatan Funes Los jóvenes, adolescentes, ya eran víctimas de abusos antes del régimen de excepción, sobre todo por parte de militares. Pero bajo la bandera del régimen de excepción, estar tatuado, es un delito. Foto EDH/Jonatan Funes Bajo el régimen de excepción, jóvenes de colonias históricamente estigmatizadas tienen que soportar el acoso y las agresiones físicas de soldados solo por tener tatuajes artísticos. Foto EDH/Jonatan Funes Alejandra, que vive en Santa Tecla, no ha sido agredida por soldados durante el régimen. Jesús, que vive en Ilopango, ha sido golpeado, estigmatizado y acosado por las autoridades. Foto EDH/Jonatan Funes
"Tener tatuaje no te hace delincuente": Jóvenes se defienden por vivir en colonias estigmatizadas
Bajo el régimen de excepción, soldados tratan a los jóvenes tatuados diferente, dependiendo de dónde viven. La rutina es la agresión física y verbal para, luego, investigar.