Además de la profunda tristeza, el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, ha generado una curiosidad nostálgica sobre su vida antes de convertirse en el máximo líder de la iglesia católica.
Una de sus historias personales que tal vez muchos desconozcan es que antes de dedicarse a la vida religiosa, Bergoglio se enamoró. Su historia con Amalia Damonte, su vecina en el barrio Flores de Buenos Aires, revela que el llamado divino no siempre llega desde el púlpito, sino a veces, desde una promesa rota.

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En el humilde barrio de Flores, en Buenos Aires, Jorge y Amalia Damonte se conocieron como vecinos y crecieron compartiendo juegos, bailes y una amistad entrañable. Desde niños desarrollaron un vínculo especial, fortalecido por valores comunes como la humildad y la empatía por los más necesitados. “Era grande, maduro, una maravilla de muchacho. Éramos muy humildes, amábamos a los pobres... En eso éramos almas gemelas”, recordó Amalia muchos años después.
❤️Antes de convertirse en el Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio fue un adolescente enamorado. Su corazón pertenecía a Amalia Damonte, una vecina del barrio de Flores, en Buenos Aires. Se conocieron cuando tenían apenas 12 años, y compartieron juegos, bailes y sueños.
— La Silla Rota (@lasillarota) April 22, 2025
Él llegó… pic.twitter.com/zoL4hTsWUn
A los 12 años, Bergoglio ya sentía que su destino estaba unido al de Amalia, y con la sinceridad inocente de esa edad, le propuso matrimonio. No fue una confesión cualquiera: en una carta le dibujó una casa con techo rojo, su proyecto de vida en común. Pero también le advirtió que, si ella no aceptaba, se entregaría por completo a Dios y al sacerdocio.
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“En la carta me decía que nos casáramos y que si mi respuesta era no, entonces se haría cura. Me había dibujado una casita que tenía techo rojo, blanca abajo y arriba decía: ‘Esta casita es la que te voy a comprar cuando nos casemos'”, relató Amalia.
El rechazo llegó, pero no por falta de amor. La madre de Amalia interceptó la carta y, tras reprenderla severamente, le prohibió volver a ver a Jorge. Ella, obediente y asustada, cumplió. Aquel joven enamorado, con el corazón roto y la fe intacta, cumplió su palabra: se alejó del amor romántico y abrazó el llamado eclesiástico. A partir de ahí, su camino fue ascendente dentro de la Iglesia, culminando en su elección como papa Francisco en el año 2013.