Así se vivieron los conciertos de Shakira en El Salvador hace casi 30 y 20 años

Para muchos salvadoreños, el nombre de Shakira no solo evoca caderas que no mienten, sino también momentos precisos en el tiempo que quedaron grabados en la memoria colectiva. La colombiana ha visitado El Salvador en dos ocasiones que marcaron épocas distintas: la primera en los años 90, cuando su carrera apenas despegaba, y la segunda en pleno auge de su fama internacional, 10 años después. Recordemos esos momentos.

1996: la promesa que cantó en CIFCO

La primera vez que Shakira llegó a El Salvador fue el 29 de noviembre de 1996. Tenía apenas 19 años y se encontraba de gira con su álbum “Pies Descalzos”, el disco que la sacó del anonimato y la convirtió en una de las voces jóvenes más prometedoras del pop latino.

El escenario fue el Anfiteatro del Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO), un espacio modesto si se compara con los grandes estadios que años después llenaría sin dificultad. Es el mismo recinto donde ahora funciona el Hospital El Salvador, en San Salvador, en la colonia San Benito.

Aquella Shakira era cercana, casi tímida por momentos. Cantaba con el cabello oscuro suelto, vestida de forma sencilla, y se acompañaba de su guitarra. No había coreografías elaboradas ni grandes efectos visuales. El peso del espectáculo recaía en las letras y en una voz que ya mostraba fuerza y personalidad.

Temas como “Estoy aquí”, “Antología” y “Un poco de amor” encontraron eco inmediato en un público joven que se identificaba con sus historias de amor, desamor y búsqueda personal.

Te puede interesar: Así será el megaescenario de Shakira en El Salvador

2006: una estrella global y un mensaje de paz

Diez años después, en 2006, Shakira regresó a El Salvador convertida en una figura mundial. Ya no era solo la cantante de Pies Descalzos, sino la artista que llenaba estadios, sonaba en todos los continentes y encabezaba campañas internacionales. Su segunda visita estuvo marcada por un fuerte componente social.

Antes del concierto, la colombiana participó en la “Caminata por la Paz”, impulsada por UNICEF, donde más de ocho mil niños, niñas y jóvenes recorrieron las calles de San Salvador con la esperanza de un país distinto. La actividad se desarrolló en el marco del lanzamiento de la campaña “Marca la Diferencia”, orientada a sensibilizar sobre la violencia y los problemas sociales que afectaban al país.

Acompañada por la vicepresidenta Ana Vilma de Escobar y la representante de UNICEF en El Salvador, Miriam de Figueroa, Shakira dirigió un mensaje directo a la juventud. Habló de su experiencia creciendo en un país difícil y pidió a los jóvenes que pensaban en ingresar a pandillas que buscaran ayuda. “Paz es vivir la vida como nos la merecemos”, dijo ante una multitud atenta.

Te recomendamos: Shakira en El Salvador: proyectan $25 millones en impacto económico y 82,000 asistentes

La espera, la lluvia y la emoción

Ese mismo día, el Estadio Jorge “Mágico” González se convirtió en el epicentro de la expectativa. Desde la madrugada, cientos de personas hacían fila para ingresar. Algunos faltaron a clases, otros pidieron permiso en el trabajo porque era lunes y el estadio se llenó de más 20.000 personas. Las entradas más caras alcanzaban los $175, un monto que superaba incluso el salario mínimo de la época, pero eso no detuvo a los fanáticos.

La organización fue caótica. Hubo quejas por desinformación, accesos tardíos, decomiso de sombrillas y largas horas de espera bajo la lluvia. Afuera, vendedores ofrecían capas, pañoletas, comida y recuerdos. La ansiedad crecía con cada minuto.

Cuando finalmente Shakira apareció en el escenario, cerca de las 9:40 de la noche, el cansancio quedó atrás. Abrió con “Estoy aquí” y el estadio estalló. Siguieron “La tortura”, “Inevitable”, “Ciega, sordomuda” y “Antología”, tema que provocó lágrimas entre quienes la habían seguido desde sus inicios.

Entre bailes, cambios de vestuario y palabras de agradecimiento, la artista no olvidó su rol como embajadora de UNICEF y dedicó el concierto a los jóvenes que optaban por la paz. “Para ellos va mi voz y mi canto”, expresó.

El concierto fue diseñado como un show de gran formato, acorde a la gira mundial “Fijación Oral”. El escenario, de aproximadamente 18 metros, contaba con un techo especial para prevenir inconvenientes por la lluvia. Para garantizar una buena experiencia sonora en todo el estadio, se instaló un sistema de sonido de alta definición, con refuerzos ubicados en la mitad de la cancha.

La iluminación incluyó más de 170 luces móviles, 300 pares de luces y seis cañones, además de dos pantallas laterales de alta definición, que permitían seguir cada movimiento de la artista desde cualquier punto. El montaje requirió el trabajo de cientos de personas durante todo el fin de semana previo al concierto.

Al final, quedaron el tráfico, las sombrillas decomisadas y el cansancio. Pero también quedó la certeza de haber vivido una noche histórica. Así fue Shakira en El Salvador: primero como promesa, luego como estrella, pero siempre dejando huella.

Y ahora, casi tres décadas después de su primera visita, Shakira regresa nuevamente a El Salvador —esta vez con una residencia histórica de tres conciertos en el Estadio Nacional Jorge “Mágico” González los días 12, 14 y 15 de febrero de 2026.

Lo que antes fue un solo show, hoy se convierte en tres noches consecutivas, pensadas para posicionar a San Salvador como un epicentro de entretenimiento en Centroamérica. Esta residencia forma parte de la gira mundial “Las Mujeres Ya No Lloran World Tour”, una de las más importantes de su carrera reciente, con un repertorio que combina clásicos como “Hips Don’t Lie” y “Waka Waka” con los éxitos de su más reciente álbum.

El anuncio no solo ha generado euforia entre los fans salvadoreños —quienes ya recuerdan las visitas anteriores con cariño—, sino también ha colocado al país en el mapa regional del entretenimiento, atrayendo a seguidores de toda Centroamérica y más allá.

*Con reportaje de archivo de El Diario de Hoy.