Recientemente, el término “centro histórico” se ha comenzado a emplear en múltiples espacios con una rica historia cultural. Sin embargo, este título está mal empleado en muchos de estos lugares, y no porque no merezcan ser considerados centros históricos, sino porque no todos cuentan con una declaratoria oficial que los avale como tal.
Para profundizar sobre cuáles espacios pueden ser considerados realmente centros históricos, es necesario recurrir a profesionales en la materia. Por ello, se entrevistó a dos historiadores, Alfredo Ramírez y Óscar Campos, además del escritor e investigador Carlos Cañas Dinarte, con el objetivo de conocer más sobre los espacios fundacionales y cuántos de ellos han seguido debidamente el proceso para ser reconocidos oficialmente como centros históricos.
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¿Qué es un centro fundacional y un centro histórico?
Un centro fundacional es el espacio donde se dio el origen de una ciudad, generalmente ligado a los procesos de conquista o colonización, y que refleja la organización política, económica y social de su tiempo. Por su parte, un centro histórico se define como un área delimitada que conserva un conjunto de bienes arquitectónicos, urbanos y culturales que representan el pasado histórico de una ciudad, explicó el historiador Alfredo Ramírez.
En El Salvador, aunque los términos “centro fundacional” y “centro histórico” suelen usarse indistintamente, no son lo mismo. Mientras los centros fundacionales representan los primeros asentamientos, los centros históricos deben cumplir criterios específicos para obtener esa categoría formal.
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¿Cuáles son los centros fundacionales de El Salvador?
El Salvador tiene cuatro ciudades reconocidas como centros fundacionales: San Salvador, San Miguel, Sonsonate y San Vicente. Cada una tiene una historia particular que refleja los procesos históricos y sociales que marcaron su creación.
San Salvador: Fundada entre finales de 1524 y principios de 1525, San Salvador se convirtió en el corazón político y administrativo del territorio. Según Alfredo Ramírez, su fundación no tiene una fecha exacta, pero su importancia se consolidó con el tiempo, siendo en la actualidad la única ciudad con un centro histórico formalmente declarado.
San Miguel: Fundada alrededor de 1535 bajo el nombre de San Miguel de la Frontera, fue clave en la consolidación del oriente salvadoreño bajo el dominio español. Según Ramírez, esta ciudad se caracterizó por no tener un referente indígena en su nombre, reflejando el control directo de los conquistadores.

Sonsonate: La Villa de la Santísima Trinidad de Sonsonate se estableció en la década de 1550 como un punto estratégico en la región de los Izalcos. Este territorio ya era un importante centro económico indígena, lo que facilitó su integración al dominio español, explicó el historiador Alfredo Ramírez.
San Vicente: A diferencia de las otras, San Vicente tiene un origen ligado al control social. Fundada en 1635 como “Villa de San Vicente de Austria”, su creación estuvo motivada por la necesidad de los colonos de controlar a la población afrodescendiente que escapaba de las haciendas, detalló Ramírez.
Estos centros comparten características arquitectónicas comunes, como el trazado en cuadrícula y la ubicación central de la plaza principal, rodeada por la iglesia, la alcaldía y los portales comerciales.
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¿Cuáles son los centros históricos de El Salvador?
A diferencia de los centros fundacionales, no todos los espacios históricos del país cuentan con declaratoria formal. Según el historiador Oscar Campos, hasta 2020, el Ministerio de Cultura había identificado centros históricos en el 90% de los municipios del país. Sin embargo, solo tres han sido declarados bienes culturales:
San Salvador: El único Centro Histórico oficialmente declarado en 2008, este alberga edificios emblemáticos como el Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana.
Santa Ana: Aunque no es un centro fundacional, porque su fundación está dada en el génesis de la independencia, entrando a la época republicana, su riqueza arquitectónica e histórica le otorga un valor patrimonial destacado, sin embargo no está declarado oficialmente como centro histórico.

Suchitoto: Reconocido por su arquitectura, es uno de los destinos turísticos más emblemáticos del país. Sin embargo tampoco tiene declaratoria de centro histórico. El escritor Carlos Cañas Dinarte menciona que esté no cumple con el requisito de la traza latinoamericana debido a que es una ciudad republicana y no colonial.
Otros espacios como Sonsonate, San Vicente, Ahuachapán y San Miguel podrían ser considerados centros históricos pero no han obtenido declaratoria oficial. Alfredo Ramírez enfatiza que “declarar un área como centro histórico implica compromisos para salvaguardar los inmuebles y el paisaje urbano, lo que a menudo no genera interés político ni económico”.
¿Qué se necesita para ser declarado centro histórico?
Según el historiador Oscar Campos, el Ministerio de Cultura utiliza un conjunto de criterios para determinar el valor cultural de un área, los cuales están recogidos en el “Instructivo para el establecimiento de valores culturales en inmuebles”. Entre los factores evaluados están:
Antigüedad: El origen del área debe remontarse a épocas coloniales o anteriores.
Autenticidad: La conservación del paisaje urbano original debe ser del 50% o más.
Valor arquitectónico: La presencia de edificaciones con estilo arquitectónico significativo.
Relevancia histórica: El área debe haber tenido un papel importante en la historia política, económica o social del país.
Sin embargo, Campos destaca que muchos municipios carecen de los recursos y la voluntad política para completar los procesos necesarios para obtener esta designación.

¿Se está haciendo lo suficiente para salvaguardarlos?
A pesar de los esfuerzos de las instituciones, los centros históricos enfrentan múltiples amenazas, desde la falta de mantenimiento hasta proyectos de modernización que ponen en peligro su autenticidad.
Alfredo Ramírez mencionó que el problema principal es la falta de interés de la sociedad salvadoreña por proteger estos espacios. “No es porque no cumplan los requisitos, sino porque no hay quien lo haga. Convertirlos en centros históricos significa establecer medidas de protección que limitan ciertos proyectos comerciales o urbanísticos”, explicó.
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Además, ciudades como Ciudad Barrios y Santa Ana han mostrado interés en obtener la declaratoria de centro histórico. Según Ramírez, la concepción moderna de “centro histórico” surgió en el siglo XX, cuando se comenzó a valorar no sólo la antigüedad de los edificios, sino también su estilo arquitectónico y su relevancia cultural.
Alfredo remarca que hay un problema de enfoque. “Creemos que el centro histórico es una atracción turística y realmente debería ser un espacio enfocado en educar sobre la historia e identidad del país en los aspectos antropológicos y sociológicos” declaró.

El Salvador tiene un rico patrimonio histórico que merece ser protegido y valorado. Desde los centros fundacionales que narran el origen del país hasta el único centro histórico declarado oficialmente, estos espacios son testigos de la identidad y la memoria colectiva de la nación. Sin embargo, como señalaron los entrevistados, la salvaguarda de este patrimonio requiere no solo voluntad institucional, sino también un compromiso social que permita preservar estos tesoros para las futuras generaciones.
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