Descubrí el Museo Palestino en El Salvador, el único en Iberoamérica

Ubicado en la colonia Escalón, dentro del Club Árabe de San Salvador, el Museo Palestino de El Salvador abrió sus puertas el 16 de noviembre de 2024 con el propósito de convertirse en un referente cultural y educativo. Se trata del único museo en Centroamérica y en toda Iberoamérica dedicado exclusivamente a la historia palestina y su relación con Latinoamérica.

El proyecto fue impulsado por la comunidad árabe palestina salvadoreña, con el apoyo de profesionales de la antropología, historia y sociología. Su coordinador y guía, el antropólogo Isaac Salman, explica que el espacio busca no solo rescatar la memoria de los migrantes, sino también fomentar el intercambio cultural entre generaciones y naciones.

“El interés de los visitantes es variado: algunos quieren entender la historia y la geografía de Palestina, otros se acercan para conocer las costumbres y tradiciones, y muchos se detienen a observar los objetos que forman parte de esta memoria colectiva”, comenta Salman.

Una colección que conecta generaciones

El 90 % de las piezas exhibidas son originales, donadas por familias palestinas que migraron a El Salvador desde el siglo XIX, así como por comunidades de Medio Oriente que han contribuido con objetos traídos en tiempos recientes. Entre las salas más llamativas está la recreación de una sala de estar tradicional, similar a las que podían encontrarse en Cisjordania, Gaza, Siria o Líbano.

El museo resguarda trajes típicos cargados de simbolismo, esculturas en madera de olivo, utensilios de bronce heredados de familias refugiadas en Jabalia y obras artísticas elaboradas en piedra caliza y cerámica cortada a mano. También sorprende la presencia de piezas elaboradas en concha nácar, un arte que llegó a América Latina gracias a la migración árabe y que en El Salvador tuvo gran importancia comercial a mediados del siglo XX.

La colección incluye réplicas arqueológicas de la época cananea, documentos emitidos durante el mandato británico en Palestina (1922-1948) y un valioso dinar de oro fatimí con más de 1,200 años de antigüedad. Cada vitrina relata un fragmento de la memoria de un pueblo marcado por el desarraigo, pero también por la preservación de sus raíces.

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Este museo es una experiencia viva y accesible

Además de la exposición, el museo ofrece recorridos guiados según el interés y el tiempo de los visitantes. La entrada es gratuita, lo que facilita el acceso a estudiantes, investigadores, turistas y miembros de la comunidad salvadoreña que quieran conocer más sobre la herencia árabe en la región.

El espacio también integra un pequeño mercado cultural donde se pueden adquirir prendas bordadas a mano provenientes de campamentos de refugiados en Líbano y Cisjordania, café con cardamomo, dulces, conservas y otros productos que evocan la vida cotidiana de Palestina.

“El objetivo es que las nuevas generaciones se encuentren con sus raíces y que quienes no tienen vínculo familiar con Palestina puedan conocer una historia que también es parte de la identidad salvadoreña y latinoamericana”, agrega Salman.

Un aporte a la memoria y al diálogo

Más allá de sus vitrinas, el Museo Palestino de El Salvador se plantea como un punto de encuentro para la reflexión y el diálogo intercultural. Su creación es fruto de décadas de esfuerzo y cooperación comunitaria, lo que lo convierte en un ejemplo de cómo la migración puede contribuir al enriquecimiento de las sociedades de acogida.

La iniciativa también aporta al reconocimiento de la diáspora palestina, que en El Salvador ha tenido un papel destacado en la vida económica, política y cultural. Con este museo, se consolida un espacio de memoria que trasciende fronteras y que invita a valorar la diversidad como un patrimonio compartido.

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Información práctica del museo

El museo abre de martes a viernes, de 9:30 de la mañana a 6:00 de la tarde. Las visitas pueden reservarse a través del teléfono 6200-2222.

Quien lo recorra encontrará mucho más que piezas históricas: descubrirá un puente vivo entre El Salvador y Medio Oriente, una invitación a reconocer la riqueza cultural que nace del encuentro entre pueblos y generaciones