“A mi esposo le puede dar un infarto en cualquier momento, pido al ISSS que lo operen”

Yolanda Lemus, doctora que trabajó en el Seguro Social por años, lamenta cómo han tratado a su esposo en la institución, y teme por la vida de él, quien tiene 76 años.

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Don Óscar Armando Cabañas, de 76 años, sufrió ya dos paros cardíacos. Según su esposa, urge de un baipás para salir adelante. Su estado físico le obliga a estar en silla de ruedas. Foto EDH/ Francisco Rubio

Por Carlos López Vides

2021-02-26 10:00:35

Óscar Armando Cabañas cumplirá 77 años el próximo 14 de marzo. Pero tiene miedo de no poder celebrarlo. Un miedo que, también, acompaña a su esposa Yolanda Lemus, quien fue doctora por décadas en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), y quien pide que don Óscar sea operado y reciba un baipás en el corazón lo antes posible, pues los mismos médicos del ISSS le han indicado que puede sufrir un infarto masivo prácticamente en cualquier momento.

Los últimos dos han sido años durísimos para esta pareja de adultos mayores. El 23 de febrero de 2019, un cortocircuito provocó un incendio en su casa, en Miralvalle, que incluso ahora sigue con algunas partes carbonizadas. Lograron hacer algunas reparaciones y siguen viviendo ahí. Y el 16 de septiembre de 2020, don Óscar sufrió un infarto.

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Era de madrugada. Yolanda narra que “él llegó y me dijo que le dolía la espalda y las muelas. Cuando me dio el detalle de las muelas, como él es diabético no hace infartos típicos, que son con dolor en el pecho. Ni le dije que estaba haciendo un infarto, porque se podía asustar. Nos fuimos al hospital, él no terminaba de creer, cuando lo metieron a la UCI en el Médico Quirúrgico. Le hicieron el cateterismo” en su corazón.

La doctora Yolanda Lemus cuenta los duros momentos que ha vivido su esposo, después de dos infartos.
Foto EDH/ Francisco Rubio

A criterio de Yolanda, en ese momento el ISSS debió actuar distinto, y operarlo para colocarle un baipás en el dañado corazón de Óscar, “su coronaria izquierda está tapada en un 90%, y la derecha en un 70%. Cuando eso pasa, en un país como Estados Unidos o Canadá, a ese paciente no le dan el alta, lo llevan a sala de operaciones en las primeras 72 horas poscateterismo”.

Pero no lo operaron, sino que lo enviaron de vuelta a casa.

Acepta Óscar que él no quiso que lo operaran, pero para su esposa fue porque “a él no le explicaron bien, estaba desorientado. Él le dijo que no a la cirugía, que se la plantearon no para hacérsela en el momento, sino como una opción. Les dijo que no, tengo que ser clara, pero él no estaba en sus cabales”.

Volvieron a casa. En los siguientes días, Óscar se cayó en múltiples ocasiones cuando se movía de un cuarto a otro. No estaba bien. “Yo tenía que pedirle ayuda al vigilante para levantarlo. Estaba totalmente bloqueado. Así me lo dieron, en esas condiciones. Aquí estaba durmiendo, en el cuarto de abajo de la casa, cuando le dio el segundo infarto, exactamente al mes del primero”, el 17 de octubre de 2020.

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Llegó personal de Cruz Verde de emergencia, pero “no se lo quisieron llevar, porque estaba morado de la boca ya. Y tenía un porcentaje de saturación de oxígeno bien bajo. Me hicieron firmar que no se lo llevaban porque era un casi muerto”, narra Yolanda.

Con ayuda de su hijo Gilberto Alejandro Marquina, Yolanda logró llevar a Óscar al Médico Quirúrgico nuevamente. Lo atendieron en la emergencia, lo estabilizaron, pero de nuevo no le hicieron el baipás y lo mandaron a su casa, con cita para el 5 de febrero de 2021. Es decir, cuatro meses más de espera y sin operación. Con riesgo diario de morir.

SÚPLICAS

Cuando llegaron al control el 5 de febrero pasado, Yolanda cuenta que su esposo mostraba signos de cansancio, con respiración agotada. Por su experiencia médica, ella entendió que Óscar tenía agua en los pulmones, y que era otra señal de que necesitaba la operación de corazón urgentemente.

Óscar narra: “llegamos al ISSS, me pasaron a observación, ahí quedé ingresado en el Médico Quirúrgico. Pero ahí no te dicen directamente tiene esto, vamos a hacer esto… nada. Después de unos tres días, me pasaron a otra sala, y al día siguiente me dieron el alta. No me han dicho nada en absoluto. Solo me dieron de alta, no sé qué procedimiento va a seguir, qué va a pasar, qué es lo bueno o lo malo, qué tengo que hacer. Nada”, se queja.

El sábado 6 de febrero, Óscar tenía enormes dificultades para respirar. Desesperada ante la situación, Yolanda comenzó a hacer llamadas y a buscar contactos, hasta que logró comunicarle a la directora del ISSS, doctora Mónica Ayala Guerrero, que si no le apoyaban a su esposo, contaría a los medios lo que ocurría.

Funcionó. Cuenta Yolanda que “a la secretaria había puesto (la directora) a hablar conmigo. Cuando le mencioné a los medios, me dijeron que lo llevara ya”, y así ingresaron a Óscar nuevamente en el MQ, el lunes 8 de febrero.

Yolanda trabajó en el Seguro Social por muchos años. Ella misma tiene múltiples enfermedades, entre ellas asma crónica e insuficiencia renal.
Foto EDH/ Francisco Rubio

Pero, una vez más, no hubo la tan ansiada operación. “Lo sacaron del problema agudo en que iba, iba con insuficiencia cardíaca y con edema agudo de pulmón. Pero el problema de raíz, el del corazón, no se toca”, lamenta Yolanda.

“Nos mandaron otra vez a control médico en dos meses. Yo quisiera que me lo operaran cuanto antes, porque vivir en esa incertidumbre, que si le va dar un infarto masivo en cualquier momento… humanamente hablando, como médico, eso es lo que pronostica la situación, o un infarto masivo o un derrame cerebral. Antes de que eso pase, que lo operen. Esto es una injusticia. Ellos hace ratos le hubieran programado esa operación”, pide la doctora jubilada.

Óscar lleva meses en silla de ruedas, porque la afección cardiaca no le permite hacer esfuerzos, y a veces el moverse de un cuarto a otro es suficiente para agotarlo. Tras dedicarle muchos años de su vida al rubro del turismo en Canadá, regresó a El Salvador y ahora está jubilado, pero quiere hacerlo con una calidad de vida distinta. Por eso dice estar decepcionado del trato en el Seguro Social.

“Las veces que he estado hospitalizado no me han dicho qué es lo que tengo, ni lo que me van a hacer”, comenta Óscar. “Estamos esperando que haya alguna comunicación que nos digan qué es lo que tenemos que hacer. Estoy un poco decepcionado, no sabe uno qué es lo que le puede suceder hoy o mañana. Uno quisiera un médico que le dijera, ‘siga estas normas, para que usted se mantenga y espere a que nosotros procedamos’. Pero nada”.

Se acerca su cumpleaños. Su esposa Yolanda le dice que, si lo operan, podría ganar unos cinco años más de vida. El miércoles 24 de febrero le hicieron otra evaluación en el ISSS, y le ofrecieron un tercer intento de cateterismo, aunque en los dos anteriores no se pudo por la obstrucción en su corazón. Será el próximo jueves 4 de marzo, después de que el Seguro Social se enteró de esta publicación. Si no funciona, hasta entonces intentarán ponerle un baipás, explica la doctora Lemus, quien espera que Óscar resista pasar por el quirófano. Una luz entre la incertidumbre.

La postura del ISSS
El Diario de Hoy consultó con Comunicaciones del Seguro Social sobre el caso del señor Cabañas. La respuesta el martes 23 de febrero fue que “están siguiendo su tratamiento y se le hará evaluación”. Esta redacción también conversó con uno de los médicos que lleva el caso, quien explicó que deben evaluar a profundidad antes de operar a Óscar, pues se trata de una intervención de mucho riesgo, y que además deben sopesar si realmente mejorará su calidad de vida. La preocupación de Yolanda y Óscar es que todos estos análisis tomen demasiado tiempo, y que el corazón del señor Cabañas no resista la espera.