Con siete colones en la bolsa y Dios en el corazón inició la Clínica El Carmelo

El sanatorio, con más 32 años de existencia, brinda atención médica en más de 20 especialidades a personas de escasos recursos, con instalaciones completas y modernas.

La Clínica El Carmelo en Soyapango que ya cuenta con 28 especialidades médicas a bajo costo

Por Violeta Rivas

2019-06-02 11:02:29

Con más de 32 años de existencia, la Clínica Asistencial El Carmelo, ubicada en la colonia Prados de Venecia, en Soyapango, actualmente brinda atención médica en más de 20 especialidades.

La obra es liderada por la madre María Dolores Guerra, de origen español, quien con 91 años es una religiosa muy activa que vigila cada atención que se da a los pacientes.

Madre Dolores, como es conocida en la clínica, cuenta que todo comenzó en el año 1986, luego del terremoto, cuando ya no pudo seguir ayudando en la Policlínica Salvadoreña debido a que se cayó el edificio ubicado en la 25 avenida Norte, de San Salvador, de donde salió solo con siete colones.

Con esa cantidad en sus bolsillos y un terreno en Soyapango donado por Ricardo Meléndez, donde solo habían cañales en ese momento, comenzó, junto a otras hermanas de la congregación, a brindar consultas de medicina general a personas de escasos recursos de la zona.

“Ahora aquí también hay una escuela que tiene 1,400 alumnos y la clínica. Solo en un par de horas en la mañana yo ya despaché a más de 60 pacientes. A las 6:00 a.m. abrimos, a esa hora ya hay dos o tres médicos atendiendo”, dice madre Dolores.

Explica que la clínica solo atiende por la mañana, debido a que por la tarde, junto a otras religiosas, visita diferentes casas para llevar atención en enfermería a personas que, por su delicado estado de salud, no pueden llegar para ser atendidas.

“El primer día llegaron seis enfermos, luego no bajamos de treinta y tantos, y no teníamos médicos, nosotras dábamos las consultas y las medicinas, inyectábamos, lo hacíamos todo”, cuenta la religiosa.

Foto EDH / Jorge Reyes

Comenta que el primer médico que llegó a la clínica fue un joven que les ayudaba dando consultas en la policlínica, quien les preguntó qué hacían por las tardes y que si les podía ayudar con las consultas.

“Cuando llegó el primer médico nadie quería pasar con él, solo con nosotras. El milagro de Dios se da siempre, yo no sé nada, pero Dios es el que recetaba”, dice madre Dolores.

Cuenta que comenzaron dando las consultas en una bodega, pero que miembros de la familia Sol Meza llegaron a la clínica y se enteraron de las condiciones en las que estaban trabajando, y fueron ellos los que les ayudaron con la construcción de la clínica y la compra de un vehículo.

Tiempo después las consultas en El Carmelo no bajaban de 60 pacientes diarios. Luego recrudeció la guerra civil en el país y tuvieron algunos problemas, por lo que tuvieron que dejar de ayudar a personas que atendían en Plan del Pino, en Ciudad Delgado, donde vivía madre Dolores junto a otras religiosas.

Un benefactor, Alfonso Carbonell, les prestó una casa en la colonia San Benito para poder vivir mientras encontraban un lugar seguro donde residir.

Foto EDH / Jorge Reyes

“En Prados de Venecia comenzamos con la obra regalando víveres, en la época del terremoto, porque también había mucha necesidad. Aquí fue terrible porque botaron los postes, nos quitaron la electricidad, pasamos las mil y unas, pero seguimos trabajando confiadas en las manos de Dios, si Dios lo cuida a uno no puede pasar nada”, dice la religiosa.

Tiempo después, Canadá las apoyó proporcionándoles una ayuda de 117,000 colones para la obra El Carmelo, dinero con el que pudieron construir una pequeña bodega y un salón donde funcionaba la clínica, de lunes a viernes, y los fines de semana era utilizado para actividades religiosas.

“El primer benefactor de la clínica fue don Alfonso Carbonell, quien donó el terreno de siete manzanas. Él venía todos los días a ver qué necesitábamos. Luego los señores Sol Meza fueron muy buenos con nosotros. Y después mucha gente se fue uniendo; los señores Simán muchas veces venían acá y veían que en la nevera no había nada, y nos preguntaban qué comían y se preocupaban por nuestras necesidades”, dice madre Dolores.

Uno de los primeros colaboradores de la clínica, como médico, fue el doctor Héctor Castaneda, de los primeros neurólogos del país, quien hasta la fecha lleva 31 años ayudando a las hermanas de la clínica El Carmelo dando consultas de forma gratuita.

“Un día nos encontró y me dijo: ‘hermana, en dónde están ahora, yo les quiero ayudar’, y pues comenzó en la clínica a dar consultas sin cobrar y no solo eso, sino que nos dejaba un cheque para que comiéramos nosotras, y sigue ayudando todavía”, recuerda la religiosa.

Ahora la clínica cuenta con equipo de resonancia y tomografía. El primero fue comprado con una donación económica que recibió madre Dolores de un altruista, y con donaciones que recibía en especie y ella luego vendía, con lo que pudo obtener el equipo médico.

Cuando la obra de El Carmelo comenzó a construir los consultorios, la familia Simán colaboró regalándoles el equipo de tomografía.

“Nos hemos inclinado a dar atención en especialidades porque los hospitales del país no cuentan con este servicio. Los hospitales del país no tienen nada prácticamente, que me perdone el ministerio (de Salud). Aquí estamos para quienes nos necesiten y los precios son más baratos”, dice madre Dolores.

Comenta que a los pacientes que llegan con necesidades les hacen un pequeño estudio socioeconómico para conocer sus posibilidades, y a partir de esa información los pacientes pagan de acuerdo a su capacidad.

La clínica paga al mes más de $8,000 en electricidad, un gasto difícil de poder recaudar cada mes, comenta madre Dolores.

La religiosa comenta que hace varios años vinieron al país unos españoles que les ayudaron a construir un pozo, porque solo con pipas podían obtener agua.

La dificultad a la que se enfrentan ahora es que el pozo fue privatizado por la Administración de Acueductos y Alcantarillados (Anda), a pesar de encontrarse en el terreno de la clínica y con el medidor, las religiosas tienen que pagar más de $1,000 por el servicio, una preocupación más que se suma a sus necesidades, dice madre Dolores.

“Yo no solo protesto por eso, sino que sacan el agua con la electricidad que nosotras pagamos, si yo pago el agua, pues esperaríamos que colaboraran con el pago de luz, que sería lo justo, pero en Anda nos dijeron que si queríamos que no utilizáramos el agua, creo que es bastante injusto”, dice madre Dolores.

Más de 20 atenciones médicas

Actualmente, la clínica El Carmelo cuenta con especialidades de medicina interna, neumología, cardiología, pediatría, oftalmología, otorrinolaringología, dermatología, endocrinología, gastroenterología, coloproctología, ginecología, radiología, nefrología, ortopedia, cirugía, reumatología, geriatría, urología entre otras atenciones médicas.

Otras atenciones que brindan son en anestesia, nutrición, fisioterapia, psicología, radiología e imágenes, audiometría, odontología, servicio de laboratorio y farmacia, donde se pueden encontrar medicamentos a precios más accesibles.

Todas las atenciones médicas son a precios económicos, ya que la consulta general cuesta $3 y la de especialidad $7.

Recientemente comenzaron a realizar hemodiálisis con un equipo moderno.