Informalidad laboral afecta a una de cada dos personas en Latinoamérica
La OIT advierte que casi la mitad de los trabajadores en América Latina sigue en la informalidad, una realidad que también impacta a El Salvador.La OIT advierte que casi la mitad de los trabajadores en América Latina sigue en la informalidad, una realidad que también impacta a El Salvador.
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EFE / Evelyn Alas
Publicado el 12 de diciembre de 2025
La informalidad laboral continúa siendo un reto estructural en América Latina, con una tasa regional del 47 % en 2025, según la OIT. Países como Bolivia, Perú y Ecuador superan el 70 %, mientras que El Salvador mantiene niveles significativos que limitan la productividad, reducen ingresos fiscales y afectan la protección social. El fenómeno impacta especialmente a jóvenes y mujeres. La OIT insta a implementar políticas activas, adaptadas a cada país, para fomentar empleos formales y sostenibles. Para El Salvador, abordar la informalidad es clave para fortalecer su economía y generar oportunidades más equitativas para la población trabajadora.
La informalidad laboral afecta a casi una de cada dos personas en América Latina según la OIT, y su presencia en El Salvador es un reto clave para mejorar la productividad, la estabilidad fiscal y la protección social de miles de salvadoreños. Para emprendedores, inversionistas y tomadores de decisión, entender cómo incide este fenómeno en la economía local es esencial para diseñar estrategias de crecimiento inclusivo y sostenible.
En términos sencillos, la informalidad laboral es la actividad económica realizada sin cumplir los marcos legales, fiscales o de seguridad social. Incluye trabajos sin contrato, sin protección social ni prestaciones, y negocios que operan fuera del registro oficial. Limita derechos, reduce ingresos estables y dificulta el acceso a servicios y garantías laborales básicas.
Panorama regional y lo que implica para El Salvador
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó su informe Panorama Laboral 2025, donde señala que la informalidad laboral afecta al 47% de las personas ocupadas en América Latina y el Caribe en 2025, con reducciones que, aunque constantes desde 2021, son insuficientes para transformar la naturaleza de los mercados laborales de la región.
Países como Perú, Bolivia y Ecuador superan tasas de informalidad de 70 %, mientras que Chile y Uruguay rondan el 25%. Esto evidencia que las políticas públicas deben ajustarse a las realidades nacionales para ser efectivas, y que cada país vive circunstancias distintas.

En El Salvador, aunque no hay datos recientes de la OIT publicados específicamente sobre la tasa de informalidad por país en el informe citado, diversos estudios internacionales señalan que en América Latina el empleo informal representa más del 60% del empleo no agrícola cuando se consideran mediciones amplias de economía informal.
Esto nos da una idea de que el fenómeno también es importante en el contexto de El Salvador, cuyo mercado laboral convive con un sector informal significativo al lado de un crecimiento económico moderado y con una tasa oficial de desempleo relativamente baja (alrededor del 5.2 % en 2025).
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Por qué la informalidad importa para El Salvador
La economía salvadoreña, con sectores concentrados en servicios (66 %), industria (26 %) y agricultura (8 %), enfrenta el desafío de formalizar empleos para mejorar productividad y condiciones laborales. Los trabajadores informales, que no cuentan con contratos ni acceso a seguridad social, seguros de salud o pensiones, son más vulnerables a fluctuaciones económicas y limitan su capacidad de ahorro e inversión personal. Esto tiene impactos directos en el consumo interno, el crecimiento económico y la recaudación fiscal.
Además, la informalidad suele afectar de manera diferenciada a grupos poblacionales específicos. En la región, la OIT destaca que la informalidad es más alta entre jóvenes y mujeres, lo cual suele reflejar brechas de acceso al empleo formal y menores oportunidades de desarrollo profesional y protección social para estos grupos.
En El Salvador, la desigualdad de género en el mercado laboral es persistente también, con brechas salariales y menor participación de mujeres en sectores más productivos, lo cual puede agravar la informalidad en ese grupo.
Retos y oportunidades para emprendedores e inversores
Para la diáspora salvadoreña, inversionistas extranjeros y emprendedores locales, la informalidad representa tanto un desafío como una oportunidad. Por un lado, limita la capacidad del país para desarrollar una fuerza laboral formal con seguridad social y estabilidad, lo que puede desalentar inversiones que buscan mano de obra calificada con protección regulatoria.
Por otro, incentiva nichos de mercado para soluciones innovadoras que promuevan la formalización de pequeñas empresas a través de servicios de capacitación, financiamiento, digitalización de negocios y plataformas que integren a microempresarios al sistema formal.
La clave está en crear políticas públicas y alianzas público-privadas que reduzcan los costos de formalización, fortalezcan la capacitación técnica y fomenten la creación de empleos formales de calidad en sectores con potencial de crecimiento, como tecnología, servicios profesionales y manufactura con valor agregado.
Aunque El Salvador ha mostrado datos económicos positivos en algunos indicadores, la informalidad laboral sigue siendo un reto estructural que limita la productividad y el desarrollo inclusivo. Integrar a millones de salvadoreños en empleos formales, con protección social y mejores condiciones, requerirá acciones coordinadas entre el sector empresarial, el gobierno y las comunidades productivas. Reducir este fenómeno no solo aumentará la estabilidad económica del país, sino que también ampliará las oportunidades de crecimiento sostenido y bienestar para todos.
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