Lima Lama, el deporte que da un soplo de esperanza a las privadas de libertad del ISNA

50 chicas recluidas en el Centro de Reinserción de Menores de Ilopango reciben un programa del arte marcial Lima Lama que les permite un escape a la vida en confinamiento

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Dos internas del ISNA realizan formas de Lima Lama. Gracias a OneTeam y la federación de este deporte, reciben clases. / Foto Por EDH - Mauricio Cáceres

Por César Najarro | Twitter: @cjnajarro

2019-07-25 6:47:54

María lleva ya cuatro años presa. Era una adolescente cuando fue detenida y remitida al Centro de Readaptación de Menores de Ilopango. Andaba en malos pasos. Su historia es la de muchas niñas pobres de El Salvador.

Sonríe como pocas en el sector donde pasa día y noche, entre barrotes, por un crimen. Pero detrás de su abundante forma de expulsar palabras oculta su mayor pena: ver a su hijo solamente cuando la visitan con la abuela.

En el único sistema de internamiento para la niñez y adolescencia femenina de todo el país, convive con chicas del Barrio 18 y de la Mara Salvatrucha. Están separadas por sectores en Ilopango. Ahí, se encuentran niñas que fueron prostituidas, que sufrieron maltrato físico y psicológico, que no tuvieron figura paterna en muchos casos, y que vienen de familias desintegradas. Ahí están porque cometieron delitos, porque el círculo de la violencia les alcanzó y tomaron decisiones equivocadas.

María (seudónimo) sonríe sin parar. Acaba de terminar una clase de unos 40 minutos de lima lama, un deporte del que nunca escuchó hablar pero con el que ha encontrado un poco de libertad.

Ahora es mayor de edad, y ha pasado por múltiples programas de desarrollo que tienen que ver con aprender a cocinar, a lavar, a hacer pan. Está bajo un sistema educativo obligatorio que le ha permitido continuar con sus estudios.

La instructora Nancy de Rodríguez (gris) de la Federación de Lima Lama, brinda las clases a las internas. Foto EDH / Mauricio Cáceres

Confiesa que no es la mejor para que le entren conceptos. Le es difícil concentrarse cuando pasa en un mismo lugar tanto tiempo, entre barrotes. Pero, en apenas 2 meses y medio, con una clase deportiva por semana, se siente diferente.

“Nos ha ayudado bastante en la disciplina, en seguir reglas, en lo físico, quemar calorías. Acá una se desespera porque, aunque nos dan educación y un montón de programas para intentar que, cuando salgamos libres, uno tenga qué hacer, una no tiene libertad”, cuenta.

A diario lleva una “vida de presión, de conflicto. Una misma se dice que no puede con el estudio, con la situación. Pero cuando mi mamá me visita, cuando le conté que gané el torneo de lima lama, vi su sonrisa y me dijo que era un orgullo eso. Y pensar que, si el juez me permite salir, estaré compitiendo (este viernes). Llevo 4 años interna, nunca he tenido una salida”, añade.

Este viernes hay un evento de lima lama en el Indes, a donde atletas de distintas regiones se enfrentarán: reclusas y practicantes de esta disciplina en libertad.

Este centro de reinserción forma parte del sistema del Ministerio de Educación (Mined), y, como tal, las que forman parte del programa de deportes pueden aspirar a competir y representar a su centro escolar en los eventos nacionales. Les faculta la ley. Aunque están presas y han perdido el derecho a la libertad, hay otros que no pierden (ver recuadro).

El Instituto Salvadoreño de la Niñez y Adolescencia (ISNA) procura, en la medida de sus posibilidades y pese a las limitantes, brindarles una serie de herramientas para la vida. Es parte de las obligaciones del Estado, ese mismo que, quizás, no estuvo en la etapa preventiva.

Las internas platican en un pasillo y están esperando con ansias, que inicie la clase de lima lama del día. Foto EDH / Mauricio Cáceres

Este centro es el primero que tiene un programa atlético. No ha existido por parte del Instituto Nacional de los Deportes (Indes) ningún plan que contemple esta posibilidad en el pasado para menores. Surgió por iniciativa de One Team El Salvador, fundación que ya ha desarrollado otros programas deportivos en el país, relacionados con ajedrez y rugby.

En marzo, esta institución buscó a la Federación de Lima Lama, le planteó el proyecto y desde mayo esta respondió de manera positiva al enviar a una instructora.

María ganó la medalla hace unos días por quedar en primer lugar en formas (kata) de este deporte de combate. Ella y las 50 chicas que entrenan aún no compiten en peleas, pero sí en formas, que consiste en ejecutar una serie de maniobras particulares de este arte marcial. Como una danza. María ganó en su sector y, por primera vez desde que está recluida, ensaya junto a las chicas del otro sector en alguna actividad. Está ansiosa. Espera la respuesta del juez que decidirá si, con base en su expediente, conducta, calificaciones, merece salir bajo custodia a competir al Palacio del Indes.

“Es difícil, soy de las que más tiempo tiene acá. Veo muchas que llegan y se van. Para mí es triste, pero veo una oportunidad en el deporte. Estuve antes en violín pero me aburría, y he aprendido cocina y muchas cosas más, como filigrana, panadería. Un día voy a salir, y no sería bonito no saber nada. ¿Qué le voy a decir a mi hijo? Que no pasé haciendo nada, no. Espero que el juez me de permiso de salir. La vida no es solo calle, pandilla, drogas. A mi hijo lo dejé cuando tenía 10 meses”, cuenta.

Menores de edad recluidas en el ISNA contiguo a cárcel de mujeres, se han integrado al equipo de Lima Lama un arte marcial que las ha llevado a desarrollarse en esta disciplina para poder participar en torneos organizados por el INDES. Foto EDH / Mauricio Cáceres

Sueña con enseñar

Tatiana (seudónimo, 19 años) ve en el lima lama una oportunidad “de aprender algo nuevo. Quisiera ser maestra de esto cuando salga”, dice.

Aunque su pasión es el fútbol, ha encontrado en este arte marcial una vía para “tratar de olvidar la situación que pasamos, nos distrae, me ayuda a pensar en metas y que yo puedo ayudar. Me desestresa, no lo hago por obligación, me encanta. Quisiera que vinieran a darnos más clases de esto”, cuenta. Suspira.

Ganó también una medalla en el otro sector y ahora se sorprende cómo reacciona ella misma al relacionarse con las de la otra zona a través del deporte. “Me ha ayudado también en eso. Yo decía, esa es contraria. Pero acá estamos aprendiendo que para qué pelear contra rivales, si todas juntas podemos cambiar el mundo de a poco. Nosotras tenemos que cambiar nuestro mundo”.

Tatiana lleva presa un año y un par de meses, y tiene una pena hasta 2022; por sus buenas notas y comportamiento, podría ir a competir este viernes. “Salir el 26 sería un gran beneficio que yo misma me habré ganado con mi empeño en el deporte, si me lo dan”, cuenta.

Cuando vivía con su tía, que para ella es su madre, su relación era mínima. Apenas hablaban. Ahora, fue a ella a quien le dio con orgullo la presea que ganó en lima lama. Ahora, encerrada, es su tía la que ha seguido creyendo en ella.

Sobre los menores infractores

La Constitución establece que es obligación del Estado garantizar a todo menor su desarrollo integral. El artículo 35 sostiene que la conducta antisocial que constituya delito o falta estará sujeta a un régimen jurídico especial. Según la Ley Penal Juvenil, Art. III, “... les serán respetados todos sus derechos fundamentales”. Estos incluyen, entre otros, el derecho a la educación, a la alimentación, a la salud, a la protección, entre otros. En particular, el Art. 5 literal m de esta ley señala que tienen derecho “a que toda medida que se le imponga, tenga como fin primordial su educación”. Ahí entra en juego el deporte.

Estudiante de bachillerato, al inicio sentía complejas las clases. “Pero ahora ya no me desespero tanto desde que llegó el deporte. Me gustaría tener más tiempo acá adentro para hacerlo, o hacer otros, como fútbol”, comparte.

Eso es complicado, dice Karla Martínez, directora del programa escolar. “El problema es el tiempo. En la mañana, en la escuela; por la tarde, talleres. Y luego la mayor parte del personal se va y solo quedan los encargados de seguridad. Se necesitaría más personal”, expica.

Martínez cree, sin embargo, que “somos seres sociales, no se puede aislar tanto a un ser humano según la neurociencia. Se prioriza en la educación formal y habría que crear otros horarios. A ellas les sirve que venga gente de afuera con estos programas porque el cerebro es como un músculo, y no se puede usar solo para la parte cognitiva”.

Para la maestra, “nadie pide dónde nacer, y estas niñas proceden de hogares en pedazos. Todos los niños tienen derecho a ser educados. En muchas de sus familias, lo único que les enseñaron fue a robar”, reflexiona mientras Nancy, la profesora de lima lama, quien les pide más entrega en las prácticas.

El entreno acabó y hay que volver a la realidad.

“Los padres también tienen mucha responsabilidad”, añade Martínez sobre la condición de estas chicas, que añoran más deporte y la libertad que perdieron. Aunque sea solo un soplo este viernes.