Foto: EDH | Jorge Reyes
Una pared de ladrillos con agujeros mete un poco de miedo a quienes circulan en el segundo nivel del anillo del Palacio, como recordatorio de los movimientos telúricos y sus impactos. Una separación en las gradas, cerca de una de las bombas de agua, también.
“Lo que se necesita es una revisión hidráulica minuciosa, de la electricidad, de los techos. Algunos problemas se han tratado nomás con parches”, añade un empleado que está bastante informado de la situación estructural del edificio y de los problemas que reportan las federaciones.
Franklin Vásquez, gerente técnico de boxeo, comenta que “hemos sido muy criticados como federación por cómo están las instalaciones de acá y en la Villa. Pero nosotros no podemos gestionar cambios. Se ha pedido, pero el presupuesto solo lo podemos dividir entre lo administrativo y el desarrollo deportivo”, sostiene.
Vásquez fue atleta desde 2002, y ocupa el cargo de la gerencia desde 2016. En todo este tiempo, añade otro dato revelador. “Que yo recuerde, nunca ha habido un cambio en infraestructura en esta federación en todo este tiempo”. Y añade que “urge agua para los baños, de lunes a viernes casi nunca hay. La iluminación es mala.
Nosotros no tenemos aire acondicionado. Hay otras federaciones que sí, algunas incluso han gestionado parte de los gastos ellos mismos. Además, las polillas se están comiendo el ring. Ya han venido arquitectos y demás a ver los problemas de la federación cuando los hemos reportado, sacan fotos, hacen el análisis, o nosotros también hemos pasado fotos a ellos. Pero no ha habido cambios”, contó.
En algunas federaciones, otro de los problemas tiene que ver con el espacio. En ajedrez, por ejemplo, un deporte que ha crecido en los últimos tiempos en algunas categorías y campeonatos, a veces ya no dan abasto para albergar a los atletas en el cubículo.
Este espacio es apto para, aproximadamente, unas 50 personas. El fin de semana pasado, había más de 200. Aunque cuentan con dos aires acondicionados, con el hacinamiento el equipo no mantiene las condiciones óptimas de competición.
Ante esto, la gerencia de Indes en más de una ocasión ha brindado otros espacios para la federación, pero el problema de fondo no se soluciona con ello.
Ahí mismo, el problema con los baños también se repite como en otras federaciones. Esta, sin embargo, ha invertido en un sistema de saneamiento y reducción de malos olores. No todas las federaciones (casi ninguna) han podido gestionar la peste de la misma manera.
El mal de país
El tema del agua potable es grave y palpable en todas las federaciones que tienen sus instalaciones principales en el Palacio, y no es nuevo. Tiene que ver con la falta de abastecimiento por parte de la ANDA.
Aunque el edificio cuenta con 3 cisternas (una principal de 154 metros cúbicos; otra auxiliar de 94 y una tercera para el edificio administrativo, con 30), pasan hasta 15 días sin recibir agua potable, con lo que, obviamente, las cisternas no acumulan el líquido necesario para cumplir con la demanda de los usuarios.
Pero, además, el sistema tiene otro problema que repercute sobre todo en las tuberías, y, por último, en los baños y lavamanos. Después de tantos días sin agua directa de ANDA, cuando esta llega, la presión varía, lo que daña paulatinamente los conductos del líquido. Es por ello que no son raras las fugas y, ante la falta de personal de mantenimiento, lo que terminan por hacer es cerrar los flujos del líquido hacia los baños.
Anteriormente, se recurría a una compra constante de agua en pipa, pero en este quinquenio se redujo esta práctica con el fin de ahorrar recursos.
Queda claro: el Palacio, icono del deporte nacional, luce hoy una de sus peores caras en la historia.