No le tembló el pulso a Carlo Ancelotti, hasta la fecha, a la hora de forzar a un futbolista recién recuperado en partidos importantes. Lo hizo con Toni Kroos en la remontada al PSG, y con Karim Benzema en la ida de París. Nunca con buen resultado en rendimiento. El clásico (domingo), siempre trascendente, carece del valor en puntos en una Liga en el bolsillo madridista, pero la duda capital es la presencia de un jugador que es el gran referente.
Benzema es de los futbolistas que para a tiempo. Conoce su cuerpo a la perfección, ha sentido el crecimiento profesional de los últimos años cuando lo cuidó más, profesionalizó su alimentación con una dieta estricta y aumentó la carga de trabajo fuera de la ciudad deportiva. Cualquier molestia le hace pedir el cambio. Así ocurrió en Mallorca, cuando el gemelo sobrecargado le dio un aviso en la caída del salto de su segundo tanto.
Se apunta siempre al brasileño Casemiro como el jugador que no tiene un sustituto natural. Sus ausencias obligan a inventar a Ancelotti. Benzema sí los tiene, pero es el futbolista imprescindible de la plantilla madridista. Ni el serbio Luka Jovic ni el hispano dominicano Mariano Díaz se han asentado como sustitutos de Karim. Hasta el punto que el técnico italiano optó por la figura de falso nueve con Isco Alarcón en un momento dado y hasta por el galés Gareth Bale en punta en la visita al Villarreal.
Ninguno aporta lo que Benzema al equipo. No solo en la faceta goleadora, 32 tantos en 34 partidos. En la influencia que tiene sobre el resto de compañeros y su capacidad asociativa. La mejoría que adquiere la jugada cuando pasa por las botas de Karim y su visión del fútbol.
Llegaba al clásico en su mejor momento goleador de la temporada. Cinco partidos consecutivos marcando. Hasta ocho goles con los que ya suma 311 dianas como madridista, tercer máximo goleador de la historia del Real Madrid, acercándose a los 323 de Raúl González, aún lejos de un devorador del gol como el portugués Cristiano Ronaldo (451).
Instalado ya en su mejor marca goleadora entre todas las competiciones con sus 32 goles; camino, aún con diez jornadas ligueras por delante, de superar su mejor registro goleador en una Liga, a dos tantos de los 24 tantos que firmó en la temporada 2015-16. Sin embargo, será duda hasta última hora por las molestias en su gemelo izquierdo.