Omar Pimentel hace 15 días que no duerme. Pese a que lo intenta, una y otra vez vuelven a su mente aquellas horas en la que no supo más de su familia.
-“Lo primero que uno piensa al acostarse es cómo están ellos, pienso a la hora de agarrar un plato de comida, que están comiendo ellos. Le soy franco, intento dormir pero despierto entre 5 o 6 veces en el transcurso de la noche y no dejo de pensar dónde y cómo están”.
La noche en la que no supo más de ellos fue la del miércoles 16 de enero. El final del partido entre Sonsonate FC y SID Municipal por la Copa El Salvador marcó la despedida entre el preparador físico del Sonso y su familia. El saludo habitual. En el estadio despidió a su esposa Rosa Ivette Colindres de Pimentel (40 años) y a su hijo Marcos (12 años). También saludó a su suegra Silvia Jaco de Colindres (63 años), a su cuñado Carlos Jaco (35) y su mujer Tania Monterrosa (25).
Todos ellos salieron alrededor de las 10 de la noche de Sonsonate rumbo a Chalchuapa en un Chevrolet Sedan blanco. No se supo nada más de ellos. Un día después, se encontró el carro en la finca Los Trozos, en el cantón Los Arenales, Nahuizalco.
El preparador físico del Sonsonate F.C. transcurre sus días agobiado por no saber el paradero de su esposa, hijo y suegra, que desaparecieron el 16 de enero cuando se conducían por la zona de "el canelo" en la carretera Los Naranjos. La casa de la familia Pimentel permanece como la dejaron aquel trágico día.