Así era el aeropuerto de Ilopango cuando aterrizó el primer avión en El Salvador
El 28 de abril de 1964, el Aeropuerto Internacional de Ilopango fue escenario de un momento histórico para el país. Más de cinco mil personas se congregaron en la terminal aérea para presenciar el aterrizaje del primer jet comercial en territorio salvadoreño.
Por
Leidy Puente
Publicado el 19 de diciembre de 2025
El 28 de abril de 1964, más de cinco mil personas llegaron al Aeropuerto Internacional de Ilopango para presenciar un acontecimiento sin precedentes: el aterrizaje del primer avión a reacción en El Salvador. El vuelo 503 de Pan American Airways, operado por un Boeing 707-321B, procedente de Estados Unidos, tocó pista ante la mirada de familias completas y curiosos. Horas más tarde, un segundo vuelo proveniente de San Francisco confirmó la apertura del país a la aviación internacional. En esa época, Ilopango era la principal terminal aérea y símbolo del progreso nacional.
El 28 de abril de 1964 quedó marcado como una fecha clave en la historia de la aviación nacional. Ese día, el Aeropuerto Internacional de Ilopango fue escenario de un acontecimiento inédito, el aterrizaje del primer avión a reacción que realizaba un vuelo comercial hacia El Salvador. La expectativa fue tal que más de cinco mil personas se congregaron en la terminal aérea para presenciar el histórico momento.
Desde tempranas horas, familias completas, curiosos y aficionados a la aviación comenzaron a llegar a Ilopango. Para muchos, ver de cerca un jet era algo completamente nuevo. El protagonista de la jornada fue el vuelo 503 de Pan American Airways, operado por un Boeing 707-321B, matrícula N763PA, una de las aeronaves más modernas de su época y símbolo del avance tecnológico en el transporte aéreo.
De acuerdo con archivos de El Diario de Hoy (EDH), el avión aterrizó a las 2:55 de la tarde, según registran las crónicas de la época, y fue recibido con expectación y asombro. Horas más tarde, alrededor de las 4:35 de la tarde, un segundo vuelo procedente de San Francisco, California, también tocó pista en Ilopango, confirmando que el país comenzaba una nueva etapa de conexión aérea internacional.
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En aquellos años, el Aeropuerto Internacional de Ilopango era la principal terminal aérea del país. Desde sus pistas se realizaban vuelos comerciales, oficiales y de entrenamiento, convirtiéndose en el centro neurálgico de la aviación salvadoreña. Por esa razón, se le atribuye un papel fundamental en el inicio y desarrollo de la aviación civil en El Salvador.
Con el paso del tiempo, sin embargo, la infraestructura del aeropuerto comenzó a quedar corta frente al crecimiento del tráfico aéreo y al avance urbano que se desarrolló a su alrededor.
Según la Asociación Comunal para el Desarrollo de la Ciudad de Ilopango, la terminal no reunía las condiciones necesarias para atender la demanda de vuelos. “El aeropuerto resultó ser muy pequeño y de riesgo por el crecimiento habitacional a sus alrededores”, señaló la entidad al referirse a las limitaciones del recinto.

Ante esa situación, el país tomó la decisión de construir una nueva terminal aérea con mayor capacidad. En 1979 inició operaciones el actual Aeropuerto Internacional de El Salvador, conocido durante décadas como Aeropuerto de Comalapa.
Aunque en su momento hubo críticas por la distancia con respecto a la capital, la nueva infraestructura ofrecía mejores condiciones de seguridad, arquitectura moderna y mayor espacio para el crecimiento del tráfico aéreo.
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Con la puesta en marcha del nuevo aeropuerto, Ilopango fue perdiendo protagonismo como terminal comercial. Las operaciones aéreas disminuyeron de forma gradual y el aeropuerto pasó a cumplir otras funciones. Con el tiempo, quedó destinado principalmente como base militar de la Fuerza Aérea de El Salvador (FAS) y centro de adiestramiento para futuros pilotos.

A pesar de ello, Ilopango conserva un lugar especial en la memoria histórica del país. Desde 1929 comenzaron a llegar a El Salvador los primeros modelos de aviones, lo que permitió sentar las bases para la formación de profesionales de la aviación. Carlos Salvador Liévano, Vicente Alberto Barraza y Tito Gutiérrez López figuran entre los primeros graduados de la Fuerza Aérea Salvadoreña, marcando el inicio de una tradición aeronáutica nacional.
La historia de la aviación salvadoreña también está marcada por episodios trágicos. Uno de los más recordados ocurrió el 9 de agosto de 1995, cuando un Boeing 737 de la empresa AVIATECA se estrelló en las faldas del volcán Chichontepec, en San Vicente. La aeronave transportaba a 65 personas y no hubo sobrevivientes, convirtiéndose en una de las tragedias aéreas más dolorosas del país.
Entre las figuras que rompieron esquemas en la historia aérea nacional destaca Miriam Chahín. En 1968 se enlistó en la Fuerza Aérea de El Salvador y se graduó como piloto aviador y paracaidista, en una época en la que ese rol era poco común para las mujeres.
Aunque era psicóloga de profesión, su pasión por volar la llevó a participar en labores aéreas agrícolas y a formar parte de operaciones durante la guerra contra Honduras en 1969.

Hoy, las fotografías del antiguo Aeropuerto de Ilopango permiten volver a esos momentos clave. Las imágenes de las pistas llenas de espectadores, de los primeros jets aterrizando y de una terminal que alguna vez simbolizó modernidad, recuerdan cómo El Salvador comenzó a abrirse al mundo desde el aire y a escribir una parte fundamental de su historia en los cielos.
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