Mike Mike: medio siglo de cuero, mochilas y orgullo salvadoreño

Hace 60 años nació en El Salvador una de las marcas más emblemáticas del equipaje y cuero nacional: Mike Mike. Nacida en 1965 como respuesta creativa a un problema de materia prima, esta empresa familiar creció hasta convertirse en símbolo de calidad, tradición y de la capacidad salvadoreña para producir artículos duraderos. Esta historia importa hoy para emprendedores, para la diáspora y para quienes buscan ver que en este país se puede fabricar con excelencia para competir contra lo global.

De una peletería artesanal a la fábrica de calidad

Los antecedentes se remontan a 1961, cuando los padres de don Carlos Miguel hijo, actual dirigente de la compañía, poseían una peletería en el pasaje Montalvo, en el centro de San Salvador. Vendían cuero, suelas, pegamento y chinches (clavitos), materiales básicos para zapatería y artesanía. Pero un día recibieron un cargamento de cuero demasiado rígido, inapropiado para zapatos. Nadie lo quiso comprar.

Así surgió la idea que cambió el rumbo: «Voy a hacer cinchos», decidió el fundador. Ese cuero grueso, perfecto para fajas, permitió fabricar cintos resistentes. Con ese primer paso surgió una fábrica artesanal (con apenas dos trabajadores) que más tarde dio vida a Mike Mike.

Cuando la firma ya estaba constituida en 1965, participó de su primera feria internacional con productos de cuero y maletines. El nombre nació del apellido de su fundador, Miguel, traducido al inglés para darle un aire internacional. «Mi papá quería que sonara moderno y lo decidió poner Mike Mike en lugar de Miguel Miguel», relata Carlos Miguel. El amarillo y negro de su logotipo se recuerdan aún hoy, evocando raíces locales y ambición global.

Diversificación: mochilas, maletines, carteras y más

La conversión del cuero en cinchos fue solo el inicio. De la rigidez nació la versatilidad. Mike Mike incorporó maletines, "bolsones" escolares, como se les llamaba entonces), mochilas, cartapacios, maletines médicos, billeteras, mariconeras y carteras de señora. Con el tiempo la oferta creció hasta superar 2 000 modelos distintos.

Una de las innovaciones más reconocidas fue la mochila alpina. «Ese nombre se inventó aquí, el modelo también. Se volvió genérico cuando los reporteros ponían que alguien portaba una ‘alpina’», explica el director. Luego surgió la marca juvenil Go, submarca de Mike Mike, con diseños más modernos y personajes propios como dinosaurios, robots o el popular capibara. «Go no compra licencias, nosotros diseñamos nuestros propios personajes», afirma.

El fundador marcó una norma clave: «Mi papá siempre insistió en que hay que ser calidad». Esa obsesión sigue vigente: «Es una obsesión heredada. Él nos decía: aquí se puede fabricar calidad, no cualquier calidad, sino una calidad excelente. En Mike Mike se cuenta con un amplio programa de garantía que respalda la calidad de los productos».

Compromiso social y desarrollo de mano de obra nacional

Un pilar fundamental del legado ha sido mantener la producción local y generar empleo. La planta junto a las tiendas suma unos 425 colaboradores. «Durante la crisis de 2008 no cerramos ninguna tienda ni despedimos a nadie», recuerda Carlos Miguel. También destaca que «prácticamente desde hace 40 años obsequiamos cada mes una bolsa de cereales básicos a todo el personal, sin excepción».

Además, promovieron la creación de una asociación solidarista. «El colaborador puede ahorrar ahí y obtener préstamos con tasas más favorables. Es una ayuda real», explica.

La empresa colabora también con organizaciones como la Cruz Roja, Villa Palestina, sacerdotes salesianos, Fundación Salvadoreña de la Tercera Edad (FUSATE), Paraíso Down, Hospital Bloom, Teletón, Fundación Educando a un Salvadoreño (FESA) y Siramá e instituciones educativas que donan mochilas escolares y brindan apoyo logístico. «Nos interesa dar empleo, pero también ayudar. Lo social es parte del ADN de Mike Mike», afirma.

Retos del presente y visión de futuro

El principal desafío continúa siendo la competencia internacional de bajo costo. «En los ochenta empezaron a llegar productos desde la zona libre de Panamá, hechos en Asia y sin pagar impuestos. Eso fue un golpe», rememora. Aun así, la empresa mantiene que solo alrededor de 1% de sus productos es importado. «Todo lo que se puede hacer aquí, se hace aquí», recalca.

En vez de aumentar precios indiscriminadamente, Mike Mike busca dar más valor. «Si subimos un dólar, le agregamos un porta laptop a la mochila», ejemplifica. También ofrecen cinco o seis rangos de precios por cada línea, para que el cliente elija según su presupuesto, sin sacrificar durabilidad.

Sobre el futuro, Carlos Miguel hijo es claro: «Queremos seguir creciendo, pero sin perder el legado de nuestro padre. Su mensaje fue claro: en El Salvador se puede hacer calidad. Y mientras nosotros podamos, seguiremos dando trabajo aquí».

Por qué tu público debe prestar atención

Para emprendedores salvadoreños o inversionistas que buscan ver ejemplos reales de manufactura local exitosa, Mike Mike representa un caso digno de estudio. Muestra que con visión, perseverancia, control de calidad y vocación social se puede construir una marca duradera. Para la diáspora, es motivo de orgullo: existe una industria nacional capaz de producir mochilas, carteras y maletines resistentes, pensados para durar años.

Visitar la tienda histórica en el centro —junto al museo que conserva los primeros maletines, mochilas, publicidad antigua y modelos originales— permite apreciar de primera mano la trayectoria. «Ese museo no es solo memoria, es parte de nuestra identidad», concluye el heredero de este legado.

Mike Mike no solo vende mochilas. Vende historia, propósito y esperanza.