Estudiantes de la UES llevan proyectos ante la NASA
Dos jóvenes salvadoreñas de la UES desarrollan proyectos de ingeniería espacial para la NASA y buscan aportar soluciones a futuras misiones.
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elsalvador.com
Publicado el 21 de octubre de 2025
Ariel Torres y Ángela Pineda, estudiantes de la Universidad de El Salvador, fueron seleccionadas para participar en el International Air and Space Program de la NASA y la Agencia Espacial Mexicana. Ariel desarrolló un sistema de minisatélites que detecta cuerpos rocosos para prevenir colisiones espaciales, mientras que Ángela diseñó drones con mini propulsores capaces de reparar naves en el exterior. Ambas enfrentaron retos financieros y migratorios, pero lograron apoyo institucional y empresarial. En el campamento recibirán entrenamiento como astronautas y compartirán lo aprendido para inspirar a otros jóvenes salvadoreños en ciencia y tecnología.
Dos jóvenes salvadoreñas, Ariel Torres y Ángela Pineda, transformaron su conocimiento en ingeniería en una oportunidad para participar en el International Air and Space Program, impulsado por la Agencia Espacial Mexicana (AEXA) y la NASA.
Ambas cursan ingeniería en la Universidad de El Salvador (UES) y fueron seleccionadas para asistir al campamento internacional donde estudiantes de distintos países presentan propuestas tecnológicas orientadas a resolver desafíos de la exploración espacial. Su proceso tomó tres años de trabajo y planificación para lograr que sus proyectos fueran aceptados y evaluados por expertos.
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Propuestas que buscan soluciones en la exploración espacial
Los proyectos de Ariel y Ángela surgen de distintas perspectivas, pero con un propósito común: prevenir incidentes y facilitar reparaciones durante misiones espaciales.
Ariel Torres, estudiante de Ingeniería Mecánica, diseñó un sistema que utiliza minisatélites entrelazados capaces de detectar cuerpos rocosos o fragmentos espaciales que puedan representar riesgo para las naves. La idea surgió a partir del incidente que experimentó el astronauta salvadoreño Frank Rubio, cuya nave sufrió una fuga de refrigerante tras ser golpeada por basura espacial.
El sistema propuesto por Ariel permite identificar con antelación objetos que podrían interferir en las rutas espaciales y, de ser necesario, modificar la trayectoria de la nave. El objetivo es reducir el riesgo de colisiones o impactos con meteoritos pequeños que no siempre pueden ser detectados desde tierra.

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Por su parte, Ángela Pineda, estudiante de Ingeniería en Sistemas Informáticos, presentó una propuesta enfocada en la reparación de naves sin requerir que los astronautas abandonen el vehículo. Su iniciativa consiste en un sistema autónomo de drones con mini propulsores que ejecuta reparaciones en el exterior de la nave.
«Mi proyecto es un sistema autónomo de drones con mini propulsores. Como en el espacio no hay gravedad, no podemos usar las hélices del dron, entonces necesitamos elevarlo y mantenerlo a flote. Ahí es donde hice el cambio y se me ocurrió ‘si un cohete sale y flota, por qué un dron no, ¿por qué un mini cohete no puede ser un mini propulsor para el dron?’», explica la joven.

Ambas propuestas fueron evaluadas de forma independiente por la AEXA Aerospace, que selecciona cada año a los proyectos con mayor potencial de aplicación en el espacio. Tras la aceptación, Ariel y Ángela completaron un proceso de investigación, entrevistas y defensa técnica de sus ideas.
El Programa Internacional del Aire y el Espacio (IASP) es organizado por la Agencia Espacial Mexicana (AEXA) y la NASA. Busca acercar a estudiantes al aprendizaje práctico en áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
Durante una semana, los participantes desarrollan proyectos, reciben entrenamiento especializado y simulan actividades espaciales. Según la información disponible, el programa inició su primera convocatoria en 2016.
El rector de la UES, Juan Rosa Quintanilla, destacó que la universidad acompaña estas iniciativas que fortalecen la formación académica y promueven el interés científico. «Como parte de su proyecto que les llevó a ganar ese espacio han desarrollado una inventiva que les permite generar tecnologías en función de los viajes espaciales y que la NASA lo ha considerado como un elemento importante», expresó.
Experiencia y aprendizaje en la NASA
Durante el campamento, las jóvenes recibirán entrenamiento teórico y físico para astronautas. Ariel explica que «desarrollamos el proyecto mediante actividades, pero también están las actividades con presión centrífuga, bajo el agua con el traje espacial para que podamos ir acoplándonos. También viene la caminata que simula estar en la Luna y hacemos un vuelo asistido y un despegue simulado».
Al finalizar, la NASA selecciona un proyecto ganador para su desarrollo y posible aplicación en futuras misiones.
Ariel señala que encuentra inspiración en Vanessa Núñez, salvadoreña que en 2021 ganó el primer lugar en el mismo programa al diseñar una plataforma de aterrizaje para la Luna y Marte. «El proyecto de ella ya está allá, ya está fuera de este planeta. El de nosotros iría así, en investigación, en desarrollo y si ganamos nos quedamos todo el año para desarrollarlo y el siguiente año se patenta», explica.

Para Ariel, el objetivo es aportar a la ciencia: «Mi expectativa es ganar no solo por el sentimiento de triunfo o de satisfacción, sino porque sé que mi proyecto va a dar un aporte a la ciencia. Para mí ya gané con que la NASA me haya visto, pero mi intención siempre ha sido aportar a esta sociedad de alguna manera y que espero que este sea mi aporte».
Ángela también planea compartir el conocimiento adquirido. «En el campamento, la meta es aprender lo máximo y después duplicar el conocimiento adquirido con la creación de algún taller o club», comenta.
Origen del interés por la ingeniería
La curiosidad de ambas tiene raíces tempranas. Ariel creció en un entorno vinculado al trabajo industrial y relata que desde niña prefería desarmar computadoras antes que jugar con muñecas. Su motivación está en desarrollar ideas que generen descubrimientos útiles.
Ángela, en cambio, descubrió su interés por la robótica en el centro escolar República de España y lo consolidó en la universidad. En 2021 fundó junto a un grupo de amigos el club Steamgirls, que brinda clases de robótica a niños de bajos recursos. Actualmente coordina un centro de recursos de aprendizaje en el Liceo Salvadoreño, donde impulsa el uso de tecnología educativa.
Desafíos financieros y logísticos
El camino de las jóvenes no estuvo libre de obstáculos. Ambas fueron aceptadas para participar en 2023, pero la falta de fondos las obligó a posponer su asistencia. Buscaron apoyo en distintas instituciones hasta obtener el respaldo necesario para concretar su participación entre 2025 y 2026.
Ángela viajará a Houston, Texas, del 8 al 17 de noviembre de 2025, gracias al apoyo de dos empresas privadas. Ariel asistirá en 2026 con el respaldo de la Universidad de El Salvador.
También enfrentaron desafíos migratorios. Relatan que la gestión de la visa se facilitó tras conocer personalmente al astronauta Frank Rubio y al embajador de Estados Unidos durante la visita del primero a El Salvador.
Un mensaje para nuevas generaciones
Ariel y Ángela coinciden en que la perseverancia es clave para alcanzar metas. «Sí es difícil, pero no es imposible», dice Ariel, mientras recuerda que el primer paso fue creer que podían hacerlo.

«Algunas personas ni siquiera se visualizan fuera de su entorno, pero si uno tiene una idea, tiene que buscar medios para hacerla, porque sinceramente pisto no tenemos, pero sí sueños y buscar gente que sí apoye esos sueños», concluye.
*Con reportaje de El Diario de Hoy
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