El Andariego, restaurante con fusión de comida salvadoreña y mexicana en Maryland

Durante el mes de la herencia hispana, la comida se convierte en uno de los vehículos más poderosos para celebrar la identidad. Así lo refleja un reportaje de la periodista Carolina Cruz para Telemundo, que nos lleva hasta Ashton, Maryland, donde un restaurante hispano ha encontrado una forma muy particular de rendir tributo a sus raíces. Se trata de El Andariego, un espacio que fusiona la cocina salvadoreña y mexicana de forma única en la región.

Desde que la campana suena en la cocina, los aromas anuncian un menú lleno de tradición y sabor. Pupusas, jalapeños rellenos de pollo, gambas al ajillo, fajitas y plátanos fritos son solo algunas de las opciones que aquí se ofrecen. Es una combinación de platos típicos de El Salvador con ingredientes y recetas propias de la gastronomía mexicana.

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Una historia de migración, trabajo y legado

Jaime, fundador de El Andariego, llegó a Estados Unidos y comenzó a trabajar en cocinas. Fue allí donde nació su amor por la gastronomía. Años más tarde, su experiencia lo llevó a trabajar en la industria hotelera de Washington D.C., donde tuvo la oportunidad de servir a presidentes, embajadoras y figuras reconocidas.

“Cuando vine a este país encontré trabajo en cocina y entonces fue cuando surgió el amor por la cocina y por todo lo que es la comida”, compartió Jaime en entrevista con Telemundo.

Para él, algunos platillos salvadoreños como las pupusas o los tamales pueden parecer más difíciles de preparar por su técnica artesanal. Sin embargo, afirma con claridad: "Si te gusta la cocina, nada es difícil".

El menú de El Andariego no solo despierta el apetito, también genera curiosidad. Muchos clientes preguntan por las diferencias entre lo salvadoreño y lo mexicano, lo que abre un espacio para explicar y valorar ambas culturas a través de sus sabores.

El nombre que camina con su historia

El nombre del restaurante no es casual. “El Andariego” nace de una conversación familiar sobre lo que significa migrar: dejar atrás a la familia, cruzar fronteras y comenzar de nuevo.

“Mi esposa y otras personas hablaban de que nosotros somos inmigrantes y andamos de un lugar a otro… entonces llegó a ver ‘El Andariego’, como dice, caminante”, explicó Jaime.

Más allá del sabor, el propósito de Jaime es dejar un legado. Uno que su hija espera continuar, no solo para seguir cocinando, sino para educar a nuevas generaciones sobre las diferencias que hacen únicas a las culturas de México y Centroamérica. A través de la comida, El Andariego ofrece una manera de celebrar esa diversidad.