Exportaciones de El Salvador crecen 6.5% en 2025, según BCR
Las exportaciones salvadoreñas crecieron 6.5 % entre enero y agosto de 2025, superando los US$4,600 millones, pese a aranceles impuestos por EE. UU.
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Evelyn Alas / Agencias
Publicado el 24 de septiembre de 2025
El Salvador logró un crecimiento del 6,5 % en sus exportaciones durante los primeros ocho meses de 2025, alcanzando los 4.600,93 millones de dólares, según datos del Banco Central de Reserva. Este avance se dio a pesar del nuevo arancel del 10 % impuesto por Estados Unidos, su principal socio comercial. La industria manufacturera lideró con más de 3.800 millones en envíos. Mientras tanto, las importaciones también aumentaron un 12,8 %, lo que plantea retos para el balance comercial. El país busca consolidarse como hub regional, diversificando destinos y apostando por innovación y logística más eficiente.
Las exportaciones salvadoreñas alcanzaron los $4,600,93 millones de dólares entre enero y agosto de 2025, lo que representa un crecimiento del 6.5% respecto al mismo periodo de 2024, según datos recientes del Banco Central de Reserva (BCR).
Este aumento, equivalente a $281,54 millones de dólares adicionales, consolida a la industria manufacturera como el principal motor del comercio exterior, con un aporte de $3,859,19 millones.
Este repunte ocurre en un contexto desafiante, marcado por la entrada en vigor de un arancel del 10% impuesto por Estados Unidos a productos salvadoreños desde el 1 de agosto. A pesar de este obstáculo, el crecimiento en exportaciones confirma la resiliencia de los sectores productivos y abre nuevas oportunidades tanto para emprendedores locales como para inversionistas extranjeros que buscan mercados competitivos en Centroamérica.
Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial
El principal destino de las exportaciones salvadoreñas sigue siendo Estados Unidos, seguido de Guatemala y Honduras. Entre los productos con mayor salida destacan los textiles, productos agrícolas y plásticos, segmentos que se han mantenido competitivos y con demanda estable.
Los textiles, en particular, representan una parte clave de la oferta exportable nacional. Las maquilas y fabricantes locales continúan expandiendo su capacidad de producción gracias a inversiones en tecnología, capacitación laboral y cumplimiento de estándares internacionales.
En el caso de los productos agrícolas, el café, el azúcar y el cacao siguen teniendo fuerte demanda, sobre todo en nichos de consumo especializado como el mercado orgánico y de comercio justo.
Este desempeño reafirma la importancia de diversificar los mercados y fortalecer cadenas de valor que permitan a las empresas salvadoreñas adaptarse a condiciones comerciales internacionales cambiantes.
También refuerza la necesidad de explorar nuevos destinos de exportación, con apoyo institucional y logístico para las pymes exportadoras. En esa línea, iniciativas como "Exporta más El Salvador" o las ferias internacionales impulsadas por PROESA pueden jugar un papel crucial.

Importaciones también suben: el reto del déficit comercial
Por otro lado, las importaciones registraron un incremento del 12.8% en el mismo periodo, pasando de $10,453,39 millones de dólares en 2024 a 11,800,01 millones en 2025. Esta diferencia de $1,346,62 millones refleja una creciente demanda interna, pero también resalta el reto del déficit comercial que enfrenta el país.
En resumen, el país importa más productos de los que exporta.
El aumento de las importaciones responde, en parte, a una mayor adquisición de bienes de capital, maquinaria y materias primas necesarias para el aparato productivo. Sin embargo, también se mantiene una alta dependencia de bienes de consumo, lo que subraya la urgencia de fortalecer la industria local y sustituir importaciones en sectores clave como alimentos procesados, productos farmacéuticos y tecnología.
Para los analistas económicos, este comportamiento mixto -mayor dinamismo exportador frente a un salto más pronunciado en las importaciones- debe ser atendido con estrategias que promuevan la sustitución de importaciones, el fortalecimiento de la producción nacional y la atracción de inversiones que generen encadenamientos productivos. La política industrial debe articularse con objetivos de competitividad, sostenibilidad y crecimiento inclusivo.
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Valor agregado, logística y proyecciones
El buen desempeño exportador de este año representa una señal positiva para quienes buscan invertir en sectores exportables con alto potencial. Los programas de apoyo a la transformación digital, logística y certificaciones de calidad pueden potenciar a las empresas salvadoreñas en el mediano plazo.
La logística también está jugando un papel cada vez más relevante. Con la modernización de aduanas, la ampliación de rutas terrestres y la reactivación del Puerto de La Unión, se está generando un entorno más favorable para el comercio internacional. Estos avances podrían traducirse en menores tiempos de envío, reducción de costos operativos y mejor conectividad regional.
De mantenerse esta tendencia, El Salvador podría cerrar 2025 con una cifra histórica de exportaciones, superando los $7,000 millones de dólares anuales. Esto convertiría al país en un hub competitivo en la región, especialmente en manufactura ligera y agroindustria.
Para los emprendedores locales, este entorno abre espacio para innovar, formalizarse y buscar alianzas que les permitan llegar a nuevos mercados. La integración a cadenas globales de suministro, así como el acceso a financiamiento especializado, son claves para escalar y sostener este crecimiento.
Para la diáspora y los inversionistas extranjeros, la evolución del comercio exterior es una oportunidad clara de integrarse a una economía en transformación, con ventajas logísticas, tratados de libre comercio vigentes y un clima de negocios en mejora.
En resumen, el crecimiento de las exportaciones salvadoreñas en 2025 no solo es una cifra positiva: es una invitación a creer en el potencial de un país que está aprendiendo a competir, a pesar de los desafíos globales. La clave está en seguir apostando por la calidad, la innovación y la cooperación entre sectores público y privado.
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