Tenis con arte: los diseños únicos de Angie Coreas conquistan a fans del ánime y la música
De niña dibujaba Disney; hoy, Angie Coreas convierte recuerdos, bandas y anime en retratos y tenis pintados a mano que caminan con identidad propia.
Por
Karla Rodas
Publicado el 22 de septiembre de 2025
Angie Coreas, artista salvadoreña de 28 años, ha hecho del arte su vida. Desde niña dibuja y hoy combina retratos a grafito, acuarela y óleo con la personalización de tenis pintados a mano. Cada par es único y puede llevar hasta 50 horas de trabajo. Sus diseños incluyen desde anime hasta literatura y rock, siempre con un sello personal. Además de crear, enseña a niños y adultos, convencida de que el arte conecta con la realidad en un mundo digitalizado. Para Angie, vivir del arte es un reto, pero también una forma de emocionar y dejar huella en cada pieza.
Angie Coreas tiene 28 años y es una artista salvadoreña que se mueve entre el grafito, el acrílico y hasta un par de tenis blancos. En su estudio mezcla retratos a grafito, pintura al óleo, ilustraciones y, desde hace unos años, calzado pintado a mano con escenas de anime, literatura y música. Su estilo y el valor de hacer piezas únicas la han vuelto referencia para quienes buscan algo más que un objeto: una historia que se puede usar.
Una retratista que también enseña
Angie comenzó a dibujar a los cinco años copiando caricaturas de Walt Disney y más adelante se inclinó hacia el ánime. “Ya de lleno empecé a especializarme en 2015 y fue cuando empecé a comercializar mi trabajo”, cuenta.
Aunque se graduó de Comunicación y Periodismo, lo que aprendió lo aplica sobre todo para manejar sus redes y comunicarse con la gente que sigue su obra. Su oficio real está frente a un papel, un lienzo o un par de zapatos listos para transformarse.
Su técnica favorita es el retrato a grafito, que ha perfeccionado creando y enseñando. “Soy maestra de arte, dibujo y pintura. Trabajo con niños, adolescentes y adultos y eso te refuerza las técnicas. Entonces, ves una enorme mejoría conforme vas repitiendo una y otra vez ciertos ejercicios”. Desde 2016 imparte clases los fines de semana, mientras entre semana trabaja desde casa.
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Del primer pedido al boom de los tenis pintados
Aunque hoy los tenis pintados son su sello, el camino fue paso a paso. En 2020, una clienta le pidió pares inspirados en la familia de Gokú. Años después llegó el impulso definitivo: “Hice unos para mí y lo compartí en redes sociales y se hizo superpopular y ya empezaron los pedidos y ahora es lo que más me solicitan las personas”.
Desde entonces, organiza su agenda y toma un pedido por semana. “Estos zapatos te pueden llevar de entre 25 hasta más de 50 horas de trabajo, dependiendo qué tanto te pide el cliente”. El cliente manda referencias, ella evalúa si el diseño funciona en un formato tan pequeño como un zapato y ofrece opciones según presupuesto y complejidad.

Hay algo que nunca cambia: “No repito diseño, entonces aunque tú, por ejemplo, quisieras unos zapatos como los que yo tengo en este momento, yo te diría, ‘te puedo trabajar con los mismos personajes, pero no el diseño exacto’”.
Uno de los trabajos que más recuerda es un par con 12 personajes de Dragon Ball. “Fue uno que hice en 2019, hice un diseño que llevaba 12 personajes. En uno de los zapatos iban las seis transformaciones de Gokú y en el otro zapato iban las seis transformaciones de Vegeta”. El cliente terminó guardándolos como colección.
Ánime, rock y literatura en sus diseños
El ánime estuvo presente desde la infancia, pero no es lo único que marca sus obras. Angie también ha traducido fotos a versión anime, pintado retratos de mascotas y trabajado piezas inspiradas en libros. “Uno de los pedidos que más le tuve cariño fue uno inspirado en El Principito porque es uno de mis libros favoritos. Creo que todas las personas deberían leerlo porque te deja una enseñanza maravillosa”.
Cuando el cliente le da libertad, se permite sumar detalles personales. “Me dieron total libertad… y a mí me gusta mucho el rock. Entonces… pinté a él (Chester Bennington) y le puse como todos los detalles que iban de las otras bandas, pero era evidente que él iba como un poco más resaltado”.
Su guía es la teoría del color y la investigación: si el pedido es sobre la NFL, estudia las paletas; si es un personaje, busca referencias que se adapten al espacio reducido.
Pintar a mano en tiempos de pantallas
En plena era digital, Angie defiende lo manual. Su postura nació de una experiencia que recuerda bien: “Inmediatamente cuando se le dio la cotización (a un cliente) me dijo, ‘mejor lo imprimo y ya tengo mi imagen’. Y yo fue como, ‘Okay’... intenté dejarlo, pero cuando ya tenés una habilidad y realmente es algo que disfrutás, no la podés hacer de lado tan fácilmente”.
Su convicción también la lleva a las aulas. Ha trabajado con niños con Asperger, autismo y hasta con un alumno sordo y mudo. “Cognitivamente a ellos los ayuda muchísimo. Entonces, sus niveles de atención mejoran, la forma en la que socializan también, les desarrolla un tipo de sensibilidad que actualmente incluso los adolescentes y adultos están perdiendo”.

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El reto de vivir del arte
Para ella, poder vivir de su pasión es una alegría, pero también un reto. “Emprender es muy agobiante porque no solo te dedicás a crear, sino que tú como artista tienes que ver gestión de materiales, envíos, tiempos, atención al cliente y eso te quita muchísimo tiempo”.
Por eso aprendió a poner límites. “He tenido personas que son, llamémoslas imprudentes y llaman a casi medianoche para hacer cotizaciones. Yo no veo a nadie llamándole a compañía telefónica a medianoche porque no te van a responder, porque no son horas laborales”.
También es clara en lo que acepta. “Cuando algo no me gusta, cuando viene un cliente con una propuesta que a mí no me parece, yo no la trabajo, porque aparte de que mis redes sociales me representan a mí, están llevando un mensaje a los niños y adolescentes con los que yo trabajo”.
De Studio Ghibli a un sueño propio
Si pudiera elegir un estudio japonés para colaborar, no lo duda: Studio Ghibli. “Tienen un tipo de arte que no es el típico anime comercial, Hayao Miyazaki, que es el que está detrás de Studio Ghibli, es un genio y lo que me gusta de él es que mantiene su esencia a pesar de cómo ha evolucionado el tema de la inteligencia artificial y cómo ahora todo se hace en computadora, él mantiene la parte orgánica y se perciben todas sus películas”.
A futuro sueña con tener un espacio, ya sea físico o digital, donde pueda mostrar su obra y también dar visibilidad a otros artistas salvadoreños.

Mucho más que zapatos
Aunque los tenis personalizados son lo más visible, Angie insiste en que su arte es más amplio. “Yo soy principalmente retratista, pintora y dibujante y la parte de ilustrar zapatos ha sido algo que viene desde hace como 3, 4 años y lo de dedicarme a las otras áreas artísticas lleva más de 10 años”.
Trabaja con grafito, acuarela, acrílico, óleo y textiles. Puede ser un retrato familiar restaurado, una mascota querida o la Noche estrellada en un par de tenis, pero el objetivo siempre es el mismo: emocionar.
Un mensaje para quien usa o ve sus creaciones
Su consejo final es simple: buscá tu propio sello. “Orientarlos a explotar también el talento que tienen porque detrás del talento también está la creatividad y eso los va a ayudar a potenciar más su trabajo, especialmente si se ve una marcada diferencia entre otro artista, aunque se vea similar, pero que no sea idéntico”.
En una época de copias infinitas, Angie Coreas apuesta por lo único. Y lo pinta a mano: en papel, en lienzo o en un par de tenis que cuentan tu historia con cada paso.
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