Hijos con todo resuelto y los vacíos emocionales que pocos ven
Tenerlo todo no siempre es garantía de bienestar. Crecer en entornos privilegiados puede generar vacíos emocionales que afectan la salud mental y la autonomía.
Por
Betty Carranza
Publicado el 21 de septiembre de 2025
Crecer rodeado de privilegios no siempre garantiza bienestar. Estudios de Psychology Today, Childmag, la American Psychological Association y ScienceDirect muestran que los hijos del privilegio enfrentan riesgos emocionales y psicológicos como ansiedad, depresión, perfeccionismo extremo, desconexión afectiva y presión por destacar. Estos factores pueden debilitar su autoestima y dificultar la construcción de una identidad auténtica. Aunque cuentan con ventajas materiales, el verdadero desafío está en brindar acompañamiento emocional, espacios para la vulnerabilidad y apoyo psicológico. Porque al final, el privilegio más valioso no es lo material, sino crecer amado, escuchado y libre de ser uno mismo.
Aunque crecer con privilegios económicos y sociales suele asociarse con una vida fácil y segura, diversos estudios han revelado que los hijos del privilegio también enfrentan riesgos emocionales y psicológicos significativos. La presión por cumplir expectativas altas, la falta de conexión emocional y una constante comparación con otros pueden convertir la abundancia en un terreno frágil para el desarrollo personal.
El lado oculto del privilegio
En una sociedad que valora el éxito visible, hablar de las dificultades de quienes crecen rodeados de ventajas materiales puede parecer contradictorio. Sin embargo, medios especializados como Psychology Today y Childmag han documentado que muchos niños y adolescentes de familias acomodadas enfrentan altos niveles de ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental, muchas veces invisibles para su entorno inmediato.
La psicóloga Suniya Luthar, citada por Psychology Today, advierte que "los niños de familias acomodadas están en mayor riesgo de sufrir desórdenes emocionales que sus pares de entornos con menos recursos". Esto se debe, según Luthar, a "una combinación de presión por el logro, desconexión emocional y acceso fácil a sustancias".

Riesgos y efectos comunes en hijos del privilegio
Ansiedad y depresión: Lejos de la tranquilidad que uno podría imaginar, la vida de muchos jóvenes privilegiados está marcada por una intensa presión para destacar. El miedo al fracaso y la autoexigencia permanente los dejan vulnerables emocionalmente. Según Psychology Today, estos niveles de estrés pueden ser incluso mayores que los observados en entornos desfavorecidos.
- Desconexión emocional con los padres: A pesar de compartir el mismo techo, muchos hijos del privilegio sienten que no tienen una relación cercana con sus padres. Las largas jornadas laborales o la delegación del cuidado en terceras personas generan un vacío afectivo. Childmag explica que esta "negligencia afortunada" puede tener consecuencias similares a la negligencia emocional tradicional. "No se trata de si los padres aman a sus hijos, sino de cuánto tiempo emocionalmente disponible están para ellos", afirma la terapeuta familiar Sarah Wayland.
- Presión por perfección: El éxito no es opcional, sino una expectativa constante. Los hijos de familias con alto nivel educativo y profesional muchas veces sienten que deben sobresalir en todo lo que hacen: deportes, notas, habilidades sociales. Esto genera un perfeccionismo que puede ser paralizante. Tal como señala un artículo de la American Psychological Association (apa.org), el perfeccionismo impuesto o internalizado es uno de los principales predictores de problemas de salud mental en adolescentes. "Cuando el amor parece depender de los logros, el niño deja de sentirse amado por quien es", advierte la APA.
- Falta de espacio para mostrar vulnerabilidad: Mostrar debilidad o pedir ayuda puede ser visto como una señal de fracaso en ciertos entornos de privilegio. Esto lleva a que muchos jóvenes oculten su malestar, lo que empeora los síntomas y retrasa el acceso a apoyo emocional.
- Construcción de identidad basada en logros: Cuando el valor personal está ligado a lo que se consigue y no a lo que se es, la autoestima se vuelve frágil. Un estudio publicado en ScienceDirect sugiere que estos jóvenes a menudo dudan de su autenticidad y sienten que deben mantener una imagen de éxito constante, incluso si eso implica desconectarse de quienes realmente son.
- Comparación social constante: Rodeados de otros jóvenes con igual o mayor nivel de privilegio, pueden sentirse "insuficientes" al no sobresalir. Este fenómeno, conocido como el "efecto rana en el estanque", afecta especialmente en colegios privados altamente competitivos.

Lo que está en juego: el desarrollo emocional y la autonomía
Estos efectos no solo se traducen en malestar emocional a corto plazo. La adolescencia y la juventud son etapas claves para formar la autonomía, la capacidad de tomar decisiones y construir una vida con sentido. Cuando el éxito se convierte en una obligación y no en una elección, los jóvenes pueden llegar a la adultez sin herramientas para lidiar con la frustración o para encontrar motivación propia.
¿Por qué sucede esto si lo tienen todo?
El privilegio provee muchas ventajas, pero también puede generar entornos de alta exigencia y baja contención emocional. Las causas suelen estar relacionadas con:
- Expectativas familiares altas, que no siempre se acompañan de apoyo emocional.
- Valoración centrada en los logros, en lugar de en la persona.
- Ambientes sociales competitivos, que elevan la vara de "lo normal".
- Falta de espacios seguros para el error o la vulnerabilidad.
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¿Cómo se puede prevenir o mitigar?
No se trata de demonizar el privilegio, sino de tomar conciencia de que también requiere una crianza consciente y emocionalmente disponible. Algunas recomendaciones que proponen los especialistas son:
- Crear un entorno familiar donde el valor personal no dependa del rendimiento académico o profesional.
- Escuchar activamente a los hijos, sin juzgarlos ni minimizar sus emociones.
- Enseñar a manejar el error como parte natural del crecimiento.
- Fomentar amistades y experiencias que no estén ligadas al éxito visible, sino al disfrute y la autenticidad.
- Buscar ayuda psicológica cuando los signos de ansiedad, tristeza o agotamiento emocional persistan.
Si bien los datos y testimonios muestran que los hijos del privilegio también enfrentan dificultades profundas, también es cierto que tienen acceso a recursos que pueden facilitar el cambio: acceso a terapias, educación emocional, programas extracurriculares positivos, entre otros. El primer paso es dejar de pensar que tenerlo todo significa no necesitar nada.
Reconocer que el bienestar emocional no está garantizado por el estatus económico es una forma poderosa de criar hijos más sanos, libres y conscientes.
Porque al final, el verdadero privilegio es crecer sintiéndose amado, escuchado y libre de ser quien uno es.
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