Conoce las ventajas de llevar una alimentación intuitiva
La alimentación intuitiva te enseña a escuchar y respetar las señales internas de hambre y saciedad del cuerpo, en lugar de seguir dietas estrictas esta opción es una de las más saludables.
Si te resulta difícil comer de manera equilibrada, nutriendo tanto el cuerpo como el alma, entonces puede ser útil buscar ayuda de un profesional que trabaje desde un enfoque inclusivo respecto al peso.
Los siguientes consejos te ayudarán a construir una práctica de alimentación intuitiva y sostenible.
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- Permítete comer los alimentos que realmente deseas sin la amenaza de comenzar una dieta restrictivamal día siguiente, incluso si se trata de alimentos que antes considerabas prohibidos.
Con esto, puedes comer una cantidad razonable y satisfactoria sin llegar a un atracón, porque sabes que podrás volver a comerlos al día siguiente, o incluso más tarde ese mismo día. Este estado mental libera la sensación de “esta es mi última o única oportunidad para comer eso que tanto quiero”, que a menudo lleva a comer en exceso.
- Silencia esa voz crítica que te grita por comer alimentos “malos”, paramque no sientas la necesidad de rebelarte contra ella comiendo más o menos de lo que tu cuerpo realmente necesita.
- Saborea los alimentos que eliges comer para que tus papilas gustativas, tu cerebro y todos tus sentidos obtengan el mayor placer posible de la experiencia.
Probar plenamente tu comida —sin importar cuál sea— te permite dejar que tu cuerpo te guíe sobre cuánto y cuando necesitas comer y cuando necesitas detenerte. Esta es una señal natural que tu cuerpo te da.
- Lleva contigo refrigerios si te suele dar hambre durante el día, es fácil perder la capacidad de escuchar las necesidades de tu cuerpo cuando tienes demasiada hambre.
- Experimenta para descubrir qué es lo apropiado para ti. Libérate de la necesidad de perfeccionar tu práctica de alimentación intuitiva y disfruta del proceso de conocer íntimamente a tu cuerpo. No son tu apetito ni tus antojos lo que debes temer, sino la pérdida de la conexión tu cuerpo.
La próxima vez que tengas ganas de un refrigerio o una comida, prueba esta meditación: Siéntate o recuéstate en una posición cómoda y respira profundamente varias veces. Con cada respiración, presta atención a diferentes partes de tu cuerpo.
Si surgen juicios, obsérvalos sin engancharte y continúa respirando. Por ahora, deja de lado cualquier idea sobre la “manera correcta de comer”.
Mientras prestas atención a cada uno de tus cinco sentidos (gusto, tacto, olfato, vista y oído) y pregúntate:
- ¿Qué sensaciones siento en este
momento? - ¿Tengo hambre física? ¿Qué
sensaciones me indican si tengo
hambre o no? - Si tengo hambre, ¿Qué es lo que
realmente quiero comer ahora?
¿Algo salado, dulce, frío, caliente,
crujiente, suave? - ¿Cómo puedo satisfacer mis
hambre con el alimento que elija? - ¿Hay alguna combinación
específica de alimentos que me
dará mayor satisfacción? - ¿Quiero comer solo o acompañado?
- ¿Tengo demasiada hambre como
para poder conectarme con lo que
mi cuerpo realmente necesita? - ¿Qué sensaciones me dicen si tengo
hambre de comida o de otra cosa? - Si no tengo hambre de comida,
¿qué es lo que realmente necesito?
¿Movimiento? ¿Descanso? ¿Soledad?
¿Compañía? ¿Apoyo emocional?
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Una vez que hayas explorado tus necesidades actuales, trata de darte lo que te resultaría más satisfactorio, ya sea comida u otra cosa.
Puede que no puedas tener exactamente lo que deseas en ese momento, pero toma nota y reflexiona sobre cómo puedes satisfacer esas necesidades de manera más confiable en tu vida y en una próxima ocasión.

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