La última encuesta de la UCA
Antes de hablar de los resultados, digamos un par de palabras importantes. El Instituto Universitario de Opinión Pública de la UCA (Iudop), es la casa encuestadora más importante, seria y antigua de nuestro país; fue fundada en 1986 por Ignacio Martín-Baró, y durante estos 39 años ha funcionado como un centro de investigaciones que forma parte de la Vicerrectoría de Proyección Social de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).
Su trabajo científico en el campo de la psicología social merece todo el respeto, y como bien sabemos, no es una institución que se mueva sobre la base de intereses sectoriales. Hace ciencia, recoge datos con rigor metodológico y científico, los procesa e interpreta, con la finalidad de dar seguimiento a la situación social, política, económica y cultural del país.
Dicho lo anterior podemos pasar a otros temas de interés sobre su trabajo. Un error frecuente a la hora de leer las encuestas –sobre todo en el campo político y periodístico- es la interpretación simplista de algunas gráficas, sin profundizar en las variables que están detrás de las preguntas y sobre todo sin comprender la situación social, política y cultural de los encuestados.
En los muestreos aleatorios que se realizan para realizar el levantamiento de datos que permitan inferencia estadística nos enfrentamos a una realidad crucial: la población; y las características demográficas de éstas muestras son esenciales para comprender los resultados. En efecto, hoy, estamos ante una ciudadanía con características particulares: 7.3 grados de escolaridad (y de una baja o mala escolaridad), con ingresos promedios entre $181 a $400 y en una situación económica adversa. La campana de Gauss de la muestra también nos explica que hay situaciones antagónicas en los extremos.
En términos generales, encontramos en los resultados muchas situaciones contradictorias, y no es un problema del instrumento o del manejo metodológico; por ejemplo, el más notorio en el último estudio de evaluación de sexto año de gobierno: Un 95% de los encuestados manifiestan la importancia de respetar la Constitución, mientras que un 69.6% están de acuerdo con un tercer mandato de gobierno para el actual presidente. ¿Qué significa esto…?:
La gente tiene una idea vaga y distorsionada de la Constitución, pero a la vez confían y creen en el Presidente, ya que solucionó el problema de la seguridad. Ponen en una balanza lo abstracto del Derecho Constitucional y la posibilidad de salir a la calle sin miedo, y contestan la pregunta. Tenemos una ciudadanía poco crítica y muy pragmática.
También sabemos que la gente se está “disciplinando…”; hay miedo de hacer comentarios políticos sobre el gobierno y el presidente; pero no hay tanto miedo como para no contestar una encuesta o decir lo que se piensa al encuestador. Y es que la gente se está educando en las redes sociales.
Las encuestas del Iudop suelen ser extensas, a veces superan las 100 preguntas, ésta última fue de 90 ítems; eso implica que además de las gráficas hay muchas tablas complementarias que la gente suele obviar. El problema de la extensión puede afectar la validez y confiabilidad por asuntos psicométricos de “adecuación al tiempo”; en efecto, contestar esta boleta pasa de una hora, y a veces la gente se cansa y contesta rápido o sin pensar para finalizar la entrevista. Pero más allá de este problema, lo valioso es la cantidad de información que hay para explorar diversos temas y comprender mejor el contexto de la gente.
Otro problema recurrente, sobre todo en medios de comunicación, es que cada quién escoge las láminas de su interés editorial o ideológico y descarta el resto. La encuesta es un estudio integral y lo correcto es presentar una síntesis de todo el estudio y no sólo lo que me convenga o no.
En el caso de El Diario de Hoy, en la edición del 20 de junio se presentaron dos fotos amplias y antagónicas de este estudio: por un lado, “La mitad de la población cree en posibles represalias ante opiniones políticas” y por otro lado “Bukele con nota de 8.15 y su gobierno con 7.85”. A esto yo le llamo objetividad periodística, y fue parte de un debate interno. Otros medios tomaron la foto que más les convenía porque tienen una agenda atada a un compromiso político.
La encuesta presenta otros datos relevantes: La economía, el desempleo y el alto costo de la vida es el principal reto actual para el 64.6% de los salvadoreños. Lo mejor que está sucediendo es la seguridad, para el 75.2% de la población (también el régimen de excepción tiene nota de 7.78). Acceder a una vivienda es un problema para el 87.2% de los encuestados. Más de la mitad de los ciudadanos valoran la definición de “un presidente con mano fuerte”. Aparece la imagen del Estado policial sobre las consecuencias de opiniones adversas al gobierno. Las notas de la Asamblea Legislativa, de las Alcaldías y del partido Nuevas Ideas siguen bajando, lo que implica que la imagen del presidente es clave para entender todo el sistema político, lo cual es más manifiesto cuando analizamos la pregunta: a quién representan los Diputados: Al presidente. Es evidente el desequilibrio financiero en los hogares salvadoreños, gastan más de lo que reciben. En síntesis, el presidente mantiene una buena calificación por parte de la población, pero con crecientes y diversos desafíos en las opiniones sobre materia económica y social.
Lo hemos repetido muchas veces, y vale la pena volver a hacerlo: 1) Una encuesta es una fotografía del momento, no es una herramienta para adivinar el futuro, sino para valorar tendencias; 2) La opinión pública cambia, es dinámica, emocional y, se afecta por sucesos o campañas; y 3) Interpretar una encuesta no es sólo “ver gráficas”, sino trabajar con bases de datos y cruces de variables.
La opinión no es conocimiento –episteme- ni dogma, es “doxa”, según Platón un tipo de conocimiento “fenoménico”, no preciso y posiblemente engañoso o laxo –entre la “eikasia”, la “pistis”, imaginación o creencia-. Dicho de otro modo, la opinión no es una manifestación de tipo matemático-racional sino emocional.
Las encuestas y/o estudios de opinión pública (descriptivos, analíticos, referenciales, seguimiento, tracking diario o estudios de salida) -generalmente de corte probabilístico, aleatorio, polietápico, estratificado- presentan tendencias de un elemento muy difuso, cotidiano, volátil y cambiante (doxa, vox populi, rumor, reputación, murmuración, apariencia, hábitos, expectativas, evaluaciones, costumbres, imágenes, etc.). Eso que llamamos la “opinión pública” (Rousseau, 1750) y que generalmente choca con el despotismo semi-ilustrado de la clase política contemporánea, es una valoración o posicionamiento de una comunidad, sociedad o nación expresado sobre un momento, evento o problema.
Agradecemos al Iudop su esfuerzo científico y compromiso con el legado y las ideas del P. Ignacio Martín-Baró, pese a todas las hostilidades políticas, sus aportes son esenciales para comprender la realidad salvadoreña, sus posibilidades y sus tendencias.
PD: Me equivoqué en el pronóstico de la nota del presidente. Reconocer errores es importante. ¡La maquinaria digital supera cualquier razonamiento!
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