La felicidad no es un destino, sino un camino que se construye día a día con hábitos que promueven el bienestar. Según un estudio de Harvard liderado por el Dr. Robert Waldinger, las relaciones de calidad, el cuidado personal y la gratitud son pilares fundamentales para alcanzar una vida plena.
Lee también: ¿Es real el “Blue Monday”? Mitos y verdades del “Día más triste”
Practica la gratitud: Reconocer las cosas buenas que tienes puede transformar tu estado de ánimo. Agradece por los momentos simples o anota en un diario lo positivo de cada día. Este ejercicio te ayudará a enfocarte en lo bueno y a valorar más lo que tienes.

Construye relaciones significativas: Rodearte de personas que sumen a tu vida es vital. Dedica tiempo a fortalecer lazos con amigos y familiares, y prioriza las conexiones auténticas. Las relaciones profundas no solo aumentan la felicidad, también reducen el estrés.
Cuida tu cuerpo y tu mente: La salud integral está conectada con la felicidad. Hacer ejercicio, comer bien y descansar lo suficiente puede mejorar tu estado emocional. Además, prácticas como la meditación o el yoga ayudan a manejar el estrés y fomentar la calma.

Establece metas personales: Tener un propósito claro da dirección a tu vida. Divide tus objetivos en pasos pequeños y celebra cada avance. Lo importante es que tus metas sean significativas y reflejen lo que realmente valoras.
Te puede interesar: ¿Sabes qué son las red flags y cómo identificarlas en ti mismo?
Vive el presente: El pasado y el futuro pueden ser cargas pesadas. Practicar el mindfulness (conciencia plena) te permitirá disfrutar el aquí y el ahora, reduciendo la ansiedad y aumentando tu satisfacción con la vida.

Aunque la felicidad no es constante, adoptar estas prácticas puede ayudarte a afrontar los altibajos con mayor resiliencia. Recuerda: la felicidad está en los momentos simples y en las elecciones que haces todos los días.