La Peña del Caracol en Perulapán, un destino extremo que tenés que conocer

San Pedro Perulapán, en Cuscatlán, resguarda una joya natural que pocos salvadoreños conocen: la Peña del Caracol. Este rincón, rodeado de vegetación, aire puro y aves silvestres, es perfecto para los amantes del senderismo, la aventura extrema y los paisajes únicos.

Ubicada a pocos kilómetros del casco urbano del distrito, esta peña se ha vuelto el principal atractivo de un tour guiado promovido por el colectivo Perulapán Travel, integrado por jóvenes del lugar que buscan dar a conocer los tesoros escondidos de su tierra.

Para llegar desde San Salvador, basta tomar la ruta 144 en la Terminal Nuevo Amanecer, con destino al parque central de San Pedro Perulapán. El pasaje cuesta $0.45. Desde ahí, los guías te recibirán para iniciar una experiencia de conexión total con la naturaleza.

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“El nivel de dificultad es intermedio”, advierte Guillermo Rodríguez, uno de los guías. “Los turistas deben estar preparados para cruzar ríos, subir y bajar con la ayuda de lazos, caminar entre piedras y lodo, pero todo vale la pena por lo que se vive”.

El primer punto del recorrido es la Peña del Caracol, una grieta de aproximadamente 50 metros de alto por cinco de ancho. Según relatos locales, su origen estaría ligado a un ciclón que golpeó la zona hace varias décadas, provocando cambios geográficos importantes.

“Mi abuelo me contaba que durante esa tormenta, el agua brotaba por los corredores de las casas. Después de eso fue que comenzaron a notar estas formaciones extrañas”, relató Rodríguez.

Al caminar dentro de la grieta, la sensación es mágica, el eco de las aves, la sombra de los árboles y la humedad del lugar hacen pensar que uno ha entrado en otro mundo. El recorrido continúa hasta el Cerro Huehuecho, a seis kilómetros del centro del pueblo.

Durante la subida se cruzan cultivos de maíz y tomate, así como los ríos El Arenal y El Chorro, que en invierno son ideales para un baño refrescante. Tras tres horas de caminata, la cima regala una vista de 360° hacia San Martín, Ilopango, Suchitoto y el lago de Suchitlán.

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“Pensamos que no íbamos a lograrlo, pero lo hicimos. Es una aventura que no se vive todos los días”, contó Verenice Ventura, una visitante que recorrió la ruta junto a su amiga.

Se debe llevar ropa y zapatos cómodos, agua, frutas, suero, repelente y seguir las indicaciones de los guías para garantizar una experiencia segura y respetuosa con el medio ambiente.

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