Así era el Hotel de Montaña Cerro Verde que nunca vio las fumarolas del volcán de Izalco
Dos semanas antes de su inauguración, el volcán de Izalco dejó de emitir las fumarolas que serían el atractivo principal del hotel. Te contamos cómo luce ahora
Por
Leidy Puente
Publicado el 28 de septiembre de 2025
El Hotel de Montaña Cerro Verde, inaugurado en 1958 como símbolo de lujo y modernidad, vivió décadas de esplendor antes de caer en abandono tras su cierre en 1997 y los daños de los terremotos de 2001. En 2021 renació gracias a la administración de Casa 1800, que restauró sus habitaciones y espacios emblemáticos, generando empleo y turismo en la zona. Hoy, en 2025, vuelve a brillar como destino clave en El Salvador, combinando historia, arquitectura y naturaleza. Aunque el volcán Izalco ya no muestra fumarolas, la magia del paisaje sigue cautivando a visitantes nacionales y extranjeros.
El Hotel de Montaña Cerro Verde fue por años un gigante silencioso en lo alto del occidente salvadoreño. Inaugurado en 1958 como símbolo de modernidad y lujo, permaneció abandonado durante más de dos décadas hasta que en 2021 volvió a abrir sus puertas.
Su historia está marcada por un detalle curioso, fue diseñado para ofrecer la mejor vista hacia las fumarolas del volcán de Izalco, pero justo dos semanas antes de la inauguración, aquel espectáculo natural se apagó para siempre.
La construcción del hotel fue impulsada en la década de los cincuenta como parte de una apuesta por atraer turismo internacional al país. Diseñado por el arquitecto Federico Morales y edificado bajo la dirección del ingeniero René Suárez, el proyecto representó una inversión de aproximadamente un millón y medio de colones, una suma millonaria en aquel entonces.
El acto inaugural se realizó el 19 de noviembre de 1958 y fue presidido por el coronel José María Lemus. A la cita asistieron alrededor de dos mil personas, entre ellas diplomáticos, funcionarios y empresarios, quienes celebraban la apertura de lo que prometía ser el hotel de montaña más moderno de Centroamérica.
La gran atracción era: ofrecer a los huéspedes un espectáculo natural único desde sus ventanales, el rugir y resplandor del Izalco. Sin embargo, la naturaleza decidió cambiar el guion, privando al hotel de su principal atractivo.
Un diseño que combinaba lujo y naturaleza
Lejos de quedarse solo en la anécdota, el hotel destacó por su diseño arquitectónico. La edificación estaba revestida con piedra rosa y contaba con pisos de concreto matizados artísticamente con troncos transversales, un detalle poco común que le daba un aire cálido y natural a los interiores.
Los ventanales de vidrio de una sola pieza ofrecían una panorámica impresionante del entorno volcánico y de la vegetación del Parque Nacional Cerro Verde. Las 25 habitaciones estaban acondicionadas para brindar confort, mientras la niebla de las montañas se colaba por los ventanales creando una atmósfera casi mágica.
El hotel no solo era un espacio de descanso, sino un punto de encuentro para viajeros que buscaban experiencias nuevas en un país que, en esa época, comenzaba a consolidar su oferta turística.
A pesar de su modernidad, el hotel enfrentó múltiples dificultades económicas a lo largo de los años. En 1997, tras casi cuatro décadas en operación, la administración decidió cerrar sus puertas al declarar pérdidas. El cierre marcó el inicio de un prolongado abandono que convirtió al edificio en un recuerdo en medio de la naturaleza.
El golpe más fuerte llegó con los terremotos de 2001, que dañaron severamente la infraestructura y lo dejaron en condición inhabitable, declarado en bandera roja. Las imágenes de la época mostraban un edificio deteriorado, cubierto por maleza y convertido en un testigo mudo del paso del tiempo.
El sueño de devolverle la vida al hotel resurgió en 2016, cuando el Ministerio de Turismo inició un proceso de rehabilitación de seis habitaciones y la instalación de sistemas básicos. No obstante, fue hasta 2021 cuando el proyecto finalmente tomó forma. Ese año, tras un concurso público, la empresa salvadoreña Casa 1800 asumió la administración por un periodo de cinco años.
La reapertura incluyó la restauración de 20 habitaciones, una cafetería, salón para eventos, terraza con vista al volcán de Izalco y un restaurante de primer nivel. La reactivación generó más de 100 empleos directos e indirectos, la mayoría para comunidades locales, y devolvió a la zona un espacio de gran valor histórico y turístico.
Un destino renovado en 2025
Hoy, en 2025, el que fue el Hotel de Montaña Cerro Verde vuelve a figurar entre los principales atractivos turísticos de El Salvador. Aunque las fumarolas del Izalco ya no se ven, la magia del paisaje, el clima fresco y la cercanía con el complejo de volcanes siguen siendo un imán para visitantes nacionales y extranjeros.
El hotel conserva parte de su esencia original, la fusión entre arquitectura y naturaleza. Sus ventanales siguen enmarcando postales inigualables y sus espacios permiten revivir la nostalgia de quienes lo conocieron en su época dorada.
Para nuevas generaciones, representa la oportunidad de hospedarse en un lugar cargado de historia, rodeado por la imponencia del volcán de Santa Ana, el Izalco y el Cerro Verde. Y para quienes lo recuerdan en abandono, es la prueba de que los íconos turísticos pueden renacer.
De “la joya que nunca vio las fumarolas” a un destino revitalizado, Casa 1800 Cerro Verde encierra en sus muros más de seis décadas de anécdotas, resiliencia y un vínculo permanente con la memoria turística de El Salvador.
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