Mariscos, atardeceres y leyendas en un puerto mágico en El Salvador

El puerto de Acajutla, en Sonsonate, es conocido como una de las principales puertas comerciales de El Salvador y un destino gastronómico cada vez más valorado por quienes buscan disfrutar de los frutos del mar. Su carácter histórico, su infraestructura portuaria y su línea costera marcada por riscos y playas de arena negra hacen de esta localidad un punto estratégico tanto para el comercio internacional como para el turismo.

Acajutla combina elementos únicos: un puerto de relevancia internacional, un pasado histórico cargado de episodios decisivos y una oferta gastronómica competitiva. Sus restaurantes no solo destacan por la frescura de los mariscos, sino también por la experiencia que ofrecen frente al mar y los atardeceres dorados.

El reto para la zona es potenciar su atractivo turístico sin descuidar la infraestructura y la limpieza de sus espacios públicos. Con el interés creciente por destinos que fusionan historia, comercio y sabor, Acajutla se posiciona como una alternativa clave dentro del turismo costero salvadoreño.

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Un puerto con historia y leyendas

De acuerdo con la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA), el nombre original del lugar era Acaxual, voz náhuat que ya se utilizaba antes de la llegada de los conquistadores. En 1525, Pedro de Alvarado escribió a Hernán Cortés describiendo una cruenta batalla entre sus tropas, acompañadas de tlaxcaltecas y cholutecas, contra los pueblos originarios que defendían su territorio.

Según el propio relato, el enfrentamiento dejó cientos de muertos y marcó el inicio del dominio español en la zona. Alvarado resultó herido en una pierna y en los ojos, quedando cojo de por vida.

De estos hechos surgieron también mitos y leyendas. Una de las más difundidas asegura que en los acantilados de Acajutla piratas ingleses enterraron tesoros nunca encontrados.

Durante la colonia, el puerto se consolidó como centro de comercio: primero con el cacao, después con el añil y las maderas preciosas. También fue punto de llegada de esclavos africanos que eran vendidos en la vecina Sonsonate. En el siglo XIX, la construcción del ferrocarril aumentó su relevancia económica.

Hoy, Acajutla sigue siendo el principal puerto de carga del país. Desde ahí se movilizan combustibles, gas natural, materias primas y productos de exportación. Entre los barcos más imponentes destaca el BW Tatiana, que transporta gas desde Singapur.

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Un mirador escondido

Además de los restaurantes, la avenida Miramar esconde rincones poco conocidos. A unos 200 metros de La Cueva, un callejón en mal estado conduce a un mirador con mesas de cemento y una panorámica directa al mar. Desde allí se accede a la playa, donde se aprecian los riscos esculpidos por las olas. Sin embargo, el lugar sufre de abandono y acumulación de basura, lo que contrasta con su potencial turístico.

Gastronomía frente al mar

La oferta gastronómica es uno de los mayores atractivos turísticos de Acajutla. Sobre la avenida Miramar, los restaurantes se ubican al filo de un risco que da al mar, ofreciendo vistas privilegiadas de los atardeceres y de los barcos atracados en el horizonte. El calor característico de la zona se ve compensado por la brisa marina, por lo que se recomienda ropa ligera y cómoda.

Restaurante La Cueva

Fundado en 1999, este establecimiento se levantó sobre una cueva que, según la tradición oral, oculta un tesoro pirata. El menú ofrece desde mariscos frescos hasta cortes de res y aves. Los visitantes destacan el coctel de conchas y los camarones en salsa rosada. Los pescados provienen del muelle artesanal cercano, lo que garantiza frescura. El atractivo principal es la vista del atardecer, descrita por clientes como “espectacular”.

El Carricón

Ubicado a pocos metros, ofrece un ambiente tropical adornado con plantas ornamentales y árboles frutales. Su especialidad es la crema de mariscos, aunque también destacan las langostas rellenas y los camarones preparados en diversas presentaciones. En temporadas como Semana Santa y fin de año, la afluencia de visitantes aumenta de manera significativa.

Bar Las Peñas

Construido sobre un peñasco, este bar combina un ambiente rústico con decoración alusiva al mar, como la escultura de un tiburón. Sus clientes lo prefieren por las cervezas frías y la música bailable, lo que lo convierte en un sitio ideal para quienes buscan un espacio más festivo.

Restaurante El Tayacán

Fundado en 2015, se distingue por sus plataformas construidas sobre rocas unidas por puentes y un muelle que se adentra en el mar. También cuenta con piscina para el disfrute familiar. Entre sus platos resaltan los cócteles de mariscos y la mariscada, que incluye langosta, bagre, cangrejo y camarones. Su gerente destaca la tranquilidad del ambiente y la oportunidad de apreciar la vista de los barcos en el puerto.

Nota elaborada con reportes de El Diario de Hoy