Juan, el joven que cumple su sueño de ser “La Muerte” en el Festival de la Calabiuza
Con 13 años y tres ediciones participando, Juan Rodríguez vuelve a vivir su ilusión de formar parte del Festival de la Calabiuza en Tonacatepeque. Este 2025 interpretó a “La Muerte”.
Por
Leidy Puente
Publicado el 02 de noviembre de 2025
Entre carretas, tambores y personajes del folclor, Juan Miguel Rodríguez, de 13 años, brilló en el Festival de la Calabiuza 2025 en Tonacatepeque. Este año cumplió su sueño de representar a “La Muerte”, un papel que preparó durante dos meses junto a su grupo Los Calvareños. Con un bastón hecho con una cabeza de vaca real y un traje elaborado a mano, Juan mostró su orgullo por una tradición que vive desde los 10 años. Para él, la Calabiuza es más que un desfile: es identidad, cultura y comunidad. “Quiero que más jóvenes se unan para que esta tradición siga viva”, afirmó.
Entre el movimiento constante de carretas, niños y jóvenes maquillados, vendedores y tambores que dieron ritmo a la noche, Juan Miguel Rodríguez lució su vestuario con orgullo. Tiene 13 años y este es su tercer año participando en el Festival de la Calabiuza de Tonacatepeque, una tradición que él espera con emoción desde que tiene memoria.
Este 2025, cumplió uno de sus sueños: interpretar a “La Muerte”, un papel que asumió con orgullo y seguridad. “Represento a la Muerte, el espíritu que se lleva las almas al más allá”, comentó con una sonrisa tímida al comienzo, pero convencido de lo que significaba estar allí.
Aunque es un adolescente, tiene claro lo que lo motivó: “Tengo la estatura como la de la Muerte”, dijo. Y aunque lo expresó entre risas, detrás hay un trabajo serio y comprometido.

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Juan pertenece al grupo "Los Calvareños" y, junto a sus compañeros, pasó por lo menos dos meses preparando la participación del año: la carreta, los trajes, la pintura, los ensayos y todo lo necesario para que nada fallara en el desfile. Uno de los elementos más llamativos de su traje fue su bastón.
“Está hecho con una cabeza de vaca real. La fuimos a desenterrar y luego la pinté”, explicó sin complicarse.
Ese proceso tomó aproximadamente tres semanas solo para esa pieza. Además, el vestuario fue reforzado con papel, engrudo y pintura que él mismo trabajó.
Una tradición que se vive desde la infancia
La conexión de Juan con la Calabiuza comenzó cuando tenía 10 años. Desde entonces, cada 1 de noviembre es una fecha marcada en su calendario como una de las más emocionantes del año.
“Todos los años lo espero con muchas ganas. Es de lo más emocionante”, afirmó.

El día inició temprano para él y su grupo, madrugaron para participar en la pedigüeña, un recorrido tradicional por diferentes puntos del municipio donde se solicita ayote en miel y se mantiene viva la costumbre del reparto gratuito durante el desfile.
El resto de preparativos continúa en las afueras del cementerio municipal, donde los participantes se alistan para el recorrido que llevará las leyendas desde ese lugar hasta el parque central de Tonacatepeque. El tránsito es lento, hay cierres vehiculares alrededor del centro y miles de personas ya buscan un espacio desde donde observar la salida del desfile.
“Estoy orgulloso de mi equipo. Todos trabajamos para que la tradición salga bien”, apuntó Juan.
Aunque muchos lo ven como una actividad de entretenimiento, él ha aprendido que la Calabiuza es también identidad, historia y comunidad. Sabe que las leyendas que interpreta su grupo no vienen de películas extranjeras, sino de relatos salvadoreños que se han transmitido por generaciones.
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En este sentido, considera que mantener la tradición viva depende de los jóvenes que se suman cada año. “Quiero que más jóvenes se animen y se unan, para que esta tradición siga todos los años”, enfatizó
Como él, decenas de niños y adolescentes participaro en el festival representando personajes del folclor salvadoreño como la Siguanaba, el Cipitío, los Cadejos o el Justo Juez. La Calabiuza se convierte, así, en una escuela donde se aprende cultura haciendo, viviendo y sintiendo.
Entre sustos y orgullo comunitario
En la Calabiuza, “La Muerte” es uno de los personajes más esperados. Su presencia es sinónimo de fotografías, reacciones sorprendidas y emoción entre quienes asisten. Juan lo sabe y lo vive con la responsabilidad de quien entiende que su papel es parte esencial del espectáculo.

Cada paso que dio durante la noche, cada pausa para mirar fijamente a los visitantes, cada movimiento que hizo, fue la forma de representar una historia que se ha contado por generaciones en Tonacatepeque.
De esta manera, para Juan, la Calabiuza no es una curiosidad o una actividad pasajera, es una parte importante de su vida. No importa cuántas veces participe; cada año siente que su sueño se hace realidad.
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