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Altares iluminados con velas y frutas típicas llenan las calles de Nahuizalco cada 1 de noviembre para honrar a los seres queridos que partieron.

¿Sabés qué son los Canchules? Así es la tradición que se celebra en Nahuizalco

La noche del 1 de noviembre es el Día de los Canchules y Nahuizalco se llena de altares, sabores y oraciones que honran a los difuntos en una de las tradiciones más conmovedoras del país.

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Por Betty Carranza
Publicado el 29 de octubre de 2025

 

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Cada 1 de noviembre, Nahuizalco, en Sonsonate, celebra el Día de los Canchules, una tradición ancestral que honra a los difuntos con altares llenos de comida, fotos y velas. Familias y visitantes recorren las calles recitando una oración para recibir ofrendas típicas como tamales, frutas y chicha. Según Mario Hernández, guía turístico local, esta costumbre representa un acto de memoria, fe y comunidad. Reconocida por el Ministerio de Cultura como parte del patrimonio inmaterial, esta noche especial fortalece los lazos entre generaciones y atrae a quienes buscan vivir una experiencia espiritual y cultural única en El Salvador.

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Cada 1 de noviembre, el municipio de Nahuizalco en Sonsonate celebra el Día de los Canchules, una tradición ancestral donde la memoria, la fe y la comida se entrelazan en honor a los seres queridos que han partido. Esta costumbre, que forma parte del patrimonio cultural inmaterial salvadoreño, transforma las calles del pueblo en un recorrido de altares, ofrendas y oraciones, atrayendo a locales y visitantes con una energía espiritual inigualable.

Niños y adultos caminan recitando: “¡Ángeles somos, del cielo venimos; pidiendo canchules para nuestro camino! Canchul tía”, en esta noche de memoria y tradición.
Niños y adultos caminan recitando: “¡Ángeles somos, del cielo venimos; pidiendo canchules para nuestro camino! Canchul tía”, en esta noche de memoria y tradición. /Foto cortesía de Facebook/MarioToursSv

El término "canchul" proviene del náhuat y significa "compartir lo cocinado", una expresión que cobra vida en cada altar familiar, donde se colocan fotografías, candelas de cebo, frutas, chicha y la comida favorita del difunto. Las actividades inician alrededor de las 5:00 p.m. en el Parque Central, con una bendición realizada por el sacerdote, y se extienden hasta la medianoche en un ambiente de respeto y devoción.

Una tradición que se hereda con devoción

De acuerdo con Mario Hernández, guía turístico de Nahuizalco, de MarioToursSv , esta tradición ha sido transmitida de generación en generación. Originalmente se celebraba en comunidades, donde los vecinos visitaban cada hogar para compartir frutas y tamales. Con el tiempo, la festividad se ha consolidado en el Parque Central, permitiendo que más familias participen abiertamente con sus altares y ofrendas.

Tayuyos, tamales, chicha y dulce de ayote son algunas de las delicias que las familias comparten en honor a sus difuntos durante esta festividad.
Tayuyos, tamales, chicha y dulce de ayote son algunas de las delicias que las familias comparten en honor a sus difuntos durante esta festividad. / Foto cortesía de Facebook/MarioToursSv

Cada familia se esmera en colocar los elementos favoritos del difunto en su altar, lo que convierte cada espacio en una memoria viva. La gente llega con respeto y fe, y los niños, adolescentes y adultos participan activamente, portando bolsitas o mochilas para recibir los alimentos que se reparten con generosidad.

El ritual: una oración, una ofrenda, una memoria

La noche se llena de voces que recitan: “¡Ángeles somos, del cielo venimos; pidiendo canchules para nuestro camino! Canchul tía”. Es la frase tradicional que se pronuncia frente a cada altar antes de recibir la ofrenda. En algunos casos, también se pide rezar un Padre Nuestro por el alma del difunto. Esta sencilla pero poderosa dinámica refleja la mezcla de tradiciones indígenas con el catolicismo, una manifestación del sincretismo religioso que caracteriza muchas festividades salvadoreñas.

Cada altar cuenta una historia personal: una comida favorita, una fotografía, un objeto querido. Así Nahuizalco celebra la vida a través del recuerdo.
Cada altar cuenta una historia personal: una comida favorita, una fotografía, un objeto querido. Así Nahuizalco celebra la vida a través del recuerdo. / Foto cortesía de Facebook/MarioToursSv

Según el Ministerio de Cultura de El Salvador, esta costumbre es una expresión viva del patrimonio inmaterial del país. Su valor reside no solo en su antigüedad, sino en la forma cómo convoca a toda la comunidad a recordar, orar y compartir.

Colores, sabores y recuerdos que unen generaciones

Los altares están adornados con objetos típicos, velas, mantas de colores y muchas veces se acompañan de personas vestidas con trajes tradicionales. Se sirve tayuyos que son tamales de yuca, dulce de ayote, atol de elote, frutas frescas y otras delicias que evocan la cocina ancestral del lugar.

La atmósfera es festiva, pero con un profundo respeto. Hay cantos, rezos, caminatas grupales portando imágenes de santos y una sensación compartida de pertenencia. No es solo una noche para recordar a quienes ya no están, sino también para fortalecer los lazos familiares y comunitarios.

Un legado que cobra nueva vida

Gracias al impulso de liderazgos comunitarios y al entusiasmo de sus habitantes, el Día de los Canchules ha cobrado fuerza como atractivo cultural y turístico. La festividad ha comenzado a atraer visitantes nacionales y extranjeros interesados en conocer de cerca una de las expresiones más auténticas del occidente salvadoreño.

La celebración no solo mantiene viva una tradición, sino que también dinamiza la economía local. Artesanos, cocineras, agricultores y guías culturales encuentran en esta fecha una oportunidad para compartir su trabajo con orgullo.

Visitá Nahuizalco este 1 de noviembre

Si querés vivir una experiencia cultural y espiritual distinta, el Día de los Canchules es una cita imperdible. Las actividades inician a las 5:00 p.m. en el Parque Central de Nahuizalco y se extienden hasta la medianoche. Se recomienda llevar ropa cómoda, una bolsa reutilizable para recibir ofrendas y, sobre todo, una actitud de respeto y apertura.

Vení a Nahuizalco este 1 de noviembre y viví una noche única de cultura, sabores y tradiciones que honran la memoria con el corazón abierto.
Vení a Nahuizalco este 1 de noviembre y viví una noche única de cultura, sabores y tradiciones que honran la memoria con el corazón abierto. /Foto cortesía de Facebook/MarioToursSv

Recordá que Nahuizalco está ubicado a unos 15 minutos de Sonsonate y a menos de dos horas desde San Salvador, en la Ruta de las Flores. Durante el evento, muchas familias ofrecen productos locales y es posible adquirir artesanías, comida típica y dulces tradicionales.

Animate a descubrir esta noche especial, donde la memoria, la solidaridad y la identidad se celebran con corazón abierto. En cada altar hay una historia, y en cada historia, una razón para volver a creer en el poder de compartir.

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