En esta etapa de la vida los jóvenes requieren un mayor rendimiento por eso es importante que realicen una buena elección de los alimentos, cuidando que sean sanos, nutritivos y adecuados: ¿sabes cuáles son los alimentos ideales para los estudiantes universitarios?
En primer lugar debes saber que sin importar la preferencia culinaria, esta no debe ser aburrida, la dieta ideal del estudiante es aquella que llena de energía y que permite liberarla en los sobreesfuerzos que requiere mantener la atención ante una materia o realizar ejercicios especiales.
Frutos secos y cereales:
nueces, almendras y avena componen un tridente que mejora la capacidad intelectual y la memoria al ser ricos en fósforo. Además, son beneficiosas para el sistema nervioso y mejoran la memoria a corto plazo gracias a la vitamina B1, proteínas y grasas insaturadas.
Carnes magras:
la pechuga de pavo, el pollo, el conejo y los pescados blancos aportan gran cantidad de nutrientes que ayudan a mantenerse activo sin impedir la correcta concentración.
Frutas, verduras y hortalizas:
nunca deben faltar sobre todo frescas o al vapor para poder asimilar todos sus nutrientes como el guineo, la fresa y la zanahoria, que mejoran la memoria y la retención gracias a la vitamina A y C, además de generar impulsos nerviosos hacia el cerebro gracias al potasio.
Aguacate, atún y salmón:
se tratan de tres ingredientes que además de ser deliciosos, aportan grandes cantidades de omega-3, y mantienen a raya el colesterol, pero sobre todo porque mejoran el nivel de concentración.
Lácteos y huevos:
consume yogures, quesos frescos, leche y huevos (sin abusar, porque siempre está la amenaza del colesterol) aportando aminoácidos y vitamina B12, perfecta para mantener las habilidades cognitivas y evitar el cansancio mental.
Consejos prácticos
•Esfuérzate en el desayuno:
en el almuerzo no, pero en el desayuno sí debe intentar una forma equilibrada, que tampoco te aporte pesadez ni digestiones difíciles, que incluya gran parte de estos “superalimentos” cuando más lo necesites, que es tras el descanso y comienzo del día. Esto no quiere decir que debes obsesionarte y comer sí o sí atún entre el café y el pan tostado, pero sí por ejemplo eliminar el pan dulce y los refrescos procesados.
• Evita las golosinas:
Hay que eliminar todo rastro de grasas saturadas, como pan y snacks. Si de pronto existe el deseo de picar algo entre horas o cuando estudias, lo mejor es optar por algo ligero o frutos secos, barritas de cereales, entre otros saludables.
• Creatividad:
es una de las claves en la cocina que todo estudiante debe aprender. Lo saludable no debe ser tratado como una religión, sino como algo voluntario que se puede disfrutar. Por ejemplo si hay algo que no te gusta, simplemente no lo comas. Pero por ejemplo si quieres disfrutar de las sanas propiedades de la avena pero no sabes cómo hacerlo sin aburrir tu paladar, puedes mezclarlo con un yogur natural y añade fresas o granola; puedes hacer diversas combinaciones así hasta encontrar la mezcla ganadora.
•Un horario lo más fijo posible:
al igual que ocurre con el estudio, es importante fijar en la medida de lo posible un mismo horario para las comidas, convenientemente indicado para que el hambre y la ansiedad no afecte y perjudique la concentración. Construye un horario flexible para comer, eso ayuda a ser más organizado y tener a disposición un menú sano, sabroso y nutritivo.