El comercio: la clave del progreso de la humanidad entera

¿Cómo es que Europa volvió a la vida, a constituirse en el motor de desarrollo y civilización que mantiene al día de hoy? Faltaban caminos pero los grandes ríos eran las nuevas rutas para acercar a los pueblos y, en tal manera, sentar las bases de un renacer.

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Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://www.youtube.com/watch?v=2o1X43SmddM

Por El Diario de Hoy

2021-12-13 7:04:12

El intercambio de bienes, base fundamental de todo comercio, es el factor de progreso por excelencia, pues conduce al trato entre hombres, comunidades, ciudades y naciones.
Desde la más remota antigüedad hay indicios de intercambios entre pueblos y culturas: monedas y artefactos sumerios, de la tierra donde nació Abraham de los Caldeos, el remoto antecesor de los semitas (árabes y judíos) se han encontrado en Egipto y a la inversa, al igual que hay señales de trueques entre los distintos pueblos que formaban la América precolombina.

Después de la conquista del Mediterráneo por los sarracenos (los turcos) y a causa del deterioro de las rutas romanas, Europa se sumió en una edad oscura, la que siguió al Imperio Carolingio fundado por Carlomagno.

¿Cómo es que Europa volvió a la vida, a constituirse en el motor de desarrollo y civilización que mantiene al día de hoy?

Faltaban caminos pero los grandes ríos —el Tíber, el Sena, el Rin, el Danubio— eran las nuevas rutas para acercar a los pueblos y, en tal manera, sentar las bases de un renacer, lo que inicia con las ferias de Champaña, donde se daban cita comerciantes, artesanos y compradores, desde aristócratas y nobles hasta acaudalados burgueses y terratenientes.
Contemplar ricos tejidos, joyas, armas, manuscritos, obras de arte... poseer algo de esos bienes, llevar un sombrero y gorro nuevo, exhibir una capa bordada en hilos de oro... eran alicientes en todo sentido.

En su novela Los Tres Mosqueteros, Alejandro Dumas narra el lío que se armó cuando D’Artagnan se enreda en la capa de Porthos y puede ver que era barata y no ostentosa... y de allí las grandes aventuras que unieron al cuarteto.

En nuestra nota escrita para unirnos a la alegría de tantos con motivo de la celebración del primer siglo de existencia del consorcio Siman, hablamos de cómo el gran conglomerado de almacenes, al igual que muchos otros comercios en nuestro país, es una exhibición de lo bueno, útil, elegante, deseable, bello, atrayente que está disponible en nuestro mercado, de lo que un sinnúmero de productores, artesanos, importadores, artistas fabrican, elaboran o importan para poner a disposición de la gente.

Todo eso civiliza, es un acicate para potenciar el esfuerzo de cada familia y cada comunidad para vivir un tanto mejor que sus padres y abuelos, para estar más a la moda, para fijarse metas.

Esos recorridos en lugares tranquilos y seguros donde la gente se comporta con medida son un descanso para el espíritu, tan golpeado por la grave crisis causada por las erradas medidas y ocurrencias del gobierno, lo que cada día rechaza más y más la población como se evidenció en la marcha popular del domingo.

Recorrer con los niños Galerías, pasear por La Gran Vía, tomar un refresco en Multiplaza, ir de compras a Metrocentro, es un descanso de las muchas tensiones, de las desapariciones derivadas de las treguas, de la incertidumbre.

En Plaza Mundo Soyapango o su similar en Apopa, las familias, las parejas de novios, los mayores pueden caminar un poco, ver lo nuevo, saludar amigos...
Las maquilas (muchas de las cuales han tomado las de villadiego, puesto los pies en polvorosa por la incertidumbre generada por el actual régimen al igual que por toda dictadura ) fueron un acicate de civilización, pues con sus salarios y las ofertas diversas, la gente ascendía a un superior plano.

Todos debemos empeñarnos para salir del estercolero

Nuestros comerciantes, al igual que nuestros productores, agricultores, técnicos, profesionales diversos, como almacenes Siman a lo largo de cien años, Grupo Roble, Grupo Calleja, no son simples espectadores o dispensadores de bienes y servicios, sino que se han convertido en verdaderas instituciones vitales para el progreso y la supervivencia del país, son la gran fuerza que mueve a este El Salvador pese al grave huracán que lo azota...