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Otro jugador, otro tablero

Por Edward Wollants
Médico y abogado

Cuando hablamos del informe Make America Healthy Again (MAHA), haciendo alusión al movimiento de un alfil en el tablero del ajedrez político (Robert Kennedy Jr.), nos referimos a una iniciativa con miras a transformar la salud pública a nivel federal, pero ante todo a una jugada de estrategia política, basada en la incorporación del elemento ideológico. Al menos en parte, al señalar las repercusiones negativas de aparente gran escala del problema sanitario, sobre aspectos de la seguridad nacional (la torre en el tablero). Ocasionado, según se señala por -entre otros- los alimentos ultraprocesados, el exceso de prescripción de medicamentos, falta de actividad física y demás. 

Ofrecí, al final del artículo, abordar en el siguiente -o sea, este- un análisis de la respuesta o movimiento que el otro jugador, es decir, las industrias señaladas, están o no llevando a cabo. Sin embargo, un nuevo jugador ha aparecido en el mapa político, y con él, un nuevo tablero. Texas, el segundo estado más poblado de EE.UU. y la segunda economía estatal más fuerte de la Unión Americana y dentro de las diez más grandes del mundo; un bastión tradicionalmente republicano, ha comenzado a mover piezas propias con la aprobación, por parte del Senado Estatal, de la SB 25, una ley que podría obligar a ciertos productos (no pocos y de las transnacionales) a incluir etiquetas de advertencia sobre sus ingredientes.

¿Este movimiento cambia el juego o abre otro frente?. No estoy tan seguro de lo primero, pero lo segundo, ¡sin duda! Lo que inicialmente era un discurso vinculado a la seguridad nacional y a un debate federal, ahora adquiere una dimensión estatal que podría tener efectos sistémicos en el etiquetado de alimentos en toda la Unión Americana. 

TEXAS COMO TABLERO DE EXPANSIÓN

El pasado lunes 2 de junio, la Cámara de Representantes de Texas aprobó el proyecto de ley SB 25, conocido como "Make Texas Healthy Again" -se que les suena de algo...pero ya hablaremos al respecto-, con un respaldo bipartidista de 105 votos a favor y 28 en contra. Esta legislación busca fortalecer los estándares de nutrición y ejercicio en las escuelas públicas y exigir etiquetados más estrictos en productos alimenticios que contengan aditivos cuestionables.

Impulsado por la senadora estatal republicana Lois Kolkhorst y la representante republicana Lacey Hull, el proyecto de ley expresa responder al aumento de enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes en el estado. SB 25 obligaría a los fabricantes a advertir si sus productos contienen ingredientes considerados "no recomendados para el consumo humano" por autoridades en países como Australia, Canadá, la Unión Europea o el Reino Unido, incluyendo colorantes artificiales y conservantes como el Red Dye 40 y el butilhidroxianisol. Y otros elementos sumamente interesantes, de los que hablaremos más adelante.

Si el gobernador Greg Abbott firma la ley, la industria enfrentará un dilema que va más allá de Texas: el peso económico del estado podría generar un efecto cascada, obligando a las empresas a estandarizar sus etiquetas para todos los mercados estadounidenses, evitando costos adicionales de producción.

Pero las implicaciones no terminan ahí. Si las grandes corporaciones alimentarias deben adaptar sus etiquetados para cumplir con Texas, el precedente podría inspirar a otros estados a seguir su ejemplo. Esto es especialmente relevante considerando que estados azules como California han promovido regulaciones similares desde hace años. Si a la iniciativa republicana en Texas se suman demócratas progresistas de otros estados, podríamos ver una convergencia política inesperada en torno a la salud pública.

REPUBLICANOS TOMANDO BANDERAS DEMÓCRATAS

Este giro resulta particularmente interesante desde una perspectiva política. Tradicionalmente, los demócratas han sido los más activos en promover regulaciones estrictas sobre la industria alimentaria y farmacéutica. Sin embargo, con el avance de MAHA, algunos republicanos han comenzado a adoptar un discurso de salud pública bajo la narrativa de seguridad nacional.

El respaldo de figuras como Robert F. Kennedy Jr. a esta ley es significativo. Mientras la industria trata de frenar la regulación con estrategias de negación del problema y ataques hacia Kennedy, otros políticos demócratas progresistas han mostrado interés en el marco planteado por MAHA, incluyendo nombres como Bernie Sanders -veterano demócrata, hoy autoproclamado independiente-.

Este cruce de influencias podría generar un reordenamiento estratégico, donde la salud y la seguridad nacional dejan de ser exclusivas de una sola ideología, abriendo la puerta para que estados tradicionalmente demócratas como California encuentren puntos de convergencia con iniciativas republicanas como la de Texas...y se dejen llevar por el discurso.

¿EFECTO GLOBAL?

Si la SB 25 se convierte en ley y la industria decide estandarizar su etiquetado para evitar costos diferenciados, este cambio podría trascender las fronteras de EE.UU. Las compañías que exportan productos a territorio estadounidense podrían verse obligadas a replantear sus formulaciones y estrategias de comunicación, llevando la discusión a un nivel internacional.

La presión sobre las regulaciones alimentarias en América Latina podría intensificarse, ya que países con un fuerte comercio con EE.UU. podrían verse incentivados a adoptar esquemas similares para mantener competitividad. Así, la jugada texana podría tener impacto no solo en la política interna de EE.UU., sino en la regulación global de la industria de alimentos.

Y este tipo de presión resultará sin duda, más contundente, que el que por casi una década han venido ejerciendo los organismos internacionales con su trasnochada propuesta de figuras geométricas negras, con un sustento que hoy queda pobre y deasfasado.

LO MÁS IMPORTANTE

Por supuesto que como médico y como especialista en nutrición, veo, analizo y valoro, las preocupaciones así como las implicaciones sanitarias en torno a esta legislación. Pero también tengo que aceptar que su mayor alcance, su verdadera “potencia” no radica en ello. Esta es la justificación -sin duda legítima- pero lo que subyace es lo más importante...su valor ideológico. Lo cual no es otra cosa que la cosmovisión dentro de la cual orbitan estos temas.

Y quiero señalar, antes que se acabe el espacio, que en Texas le han dado un nuevo sentido, o quizá le han aclarado el que ya tenía toda la visión AGAIN. Especialmente el Teniente Gobernador (vice) de Texas, Dan Patrick, quien al respecto de esta normativa no solo ha señalado su apoyo, sino también la ha relacionado con el excepcionalismo estadounidense. Término que no es de su invención, sino que fue “insinuado” por Alexis de Tocqueville -esto lo dicen los detentores de la creencia- y que puede darnos mucho terreno de análisis.

Pero para no salirme de la línea que venimos acarreando desde que todo esto inició, quiero referirme a que mientras la línea del presidente Trump, su equipo, ahora el gobierno de Texas y ya veremos quiénes más, reifican un concepto que ante todo apela al deseo de vivir AGAIN la grandeza perdida; los contrincantes interpelados, es decir, las industrias señaladas como responsables de la pérdida de esa condición de excepcionalidad - o al menos de merma de la misma- apelan también al AGAIN, pero de los argumentos de siempre: los empleos, el aporte económico, los precios y una larga lista de etcéteras. Donde no parecen reparar en que el primer tipo de AGAIN parece generar una potencia positiva, mientras el segundo, todo lo contrario.

Pero hoy sí, me comprometo a realizar el abordaje de este tema en el próximo artículo.

Médico, nutriólogo y abogado

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Donald Trump Opinión Salud Texas

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