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¿Se necesita ser experto para opinar?

Las falacias en torno a los beneficios de la minería serán cada vez más frecuentes en debates, publicidad y propaganda. La intención será la de influir en la opinión pública para hacer creer que existen beneficios en la explotación de los recursos, pero sin presentar pruebas reales que puedan ser validadas. Identificar las falacias es muy importante ya que ayuda a tomar decisiones más informadas y a fortalecer el pensamiento crítico. Principalmente porque se trata de un asunto para el cual no habrá marcha atrás. Las pérdidas en los ecosistemas pueden ser definitivas. Si acaso hubiera una recuperación, nuestra generación ya no la verá, ni la de nuestros hijos y, dudosamente, la de nuestros nietos.

Por Mario Vega

Los daños que la minería metálica provoca en el medio ambiente y en las comunidades son tan grandes que las empresas mineras encuentran resistencia dondequiera que van. Es por esa razón que utilizan varias falacias para lograr que las comunidades acepten la explotación de sus recursos. Las falacias son razonamientos engañosos que aparentan ser válidos, pero en realidad contienen errores lógicos o manipulaciones. Dado que en nuestro país se han abierto las puertas para la minería, escucharemos cada vez más esos engaños.

Una de esas falacias es la de la apelación a la autoridad, que también puede combinarse con la del elitismo cognitivo. Estas establecen que para poder opinar sobre el tema de la minería metálica se necesita ser un experto, ya sea un geólogo o un ingeniero minero. Esta falacia se utiliza para callar las voces de protesta o para descalificar, sin argumentos, las opiniones válidas de la población. Pero ¿por qué es una falacia?

Porque para expresar opiniones no se necesita ser un experto en el tema del que se habla, de otra manera las personas tendrían muy pocas opiniones que emitir. Todos pueden opinar sobre los temas que los afectan. Los impactos de la minería no solo son geológicos, sino también ambientales, sociales, económicos y de salud pública. De manera que las opiniones no deben reducirse solo a la de los ingenieros mineros. Las comunidades afectadas tienen todo el derecho a expresar sus preocupaciones, desacuerdos y puntos de vista. En esta época de sobreinformación, no es complicado informarse y contrastar fuentes.

La falacia de que para opinar hay que ser un experto se usa para tratar de invalidar la participación ciudadana sin tener que responder con datos y evidencias a los argumentos adversos. Claro que es importante que la discusión se base en información verificable y argumentos bien fundamentados. Dentro de ello, es válido consultar a los expertos, pero sin asumir que solo ellos pueden decidir sobre un tema que tiene consecuencias para todo el país. Su conocimiento no es absoluto ni excluye otras formas del saber.

Otra falacia que usan las empresas mineras es la de la falsa dicotomía. Esta consiste en reducir la situación a solo dos opciones, como si no hubiese otras. Ella dice que la explotación minera es la vía para alcanzar el progreso y el desarrollo económico, pero rechazarla supone quedarse rezagado. Esta falacia ignora premeditadamente la existencia de modelos alternativos de desarrollo sostenible. El ejemplo de países que han apostado por la diversificación económica, como Costa Rica, demuestra que es posible impulsar sectores como el ecoturismo, la agricultura sostenible y la economía social, generando crecimiento sin depender de la explotación de recursos.

Amén de eso, análisis realizados por organismos internacionales, como la CEPAL y el Banco Mundial, evidencian que, aunque la minería puede generar ciertos ingresos, esos beneficios terminan concentrándose en unos pocos y no se traducen en mejoras para las comunidades locales. Esta es una demostración consistente de que es falsa la afirmación de que la minería es el camino para el desarrollo económico.

Estudios independientes de universidades y otras entidades concuerdan en señalar que las apuestas mineras limitan el desarrollo económico y humano. Esto está evidenciado por múltiples estudios realizados en Latinoamérica y África. Las comunidades cercanas a las minas son las más empobrecidas y las que sufren de manera más directa la devastación ambiental. Los empleos que puede generar la explotación minera son temporales y normalmente son acaparados por personal extranjero sin que haya una mejora sustancial en el empleo local.

Las falacias en torno a los beneficios de la minería serán cada vez más frecuentes en debates, publicidad y propaganda. La intención será la de influir en la opinión pública para hacer creer que existen beneficios en la explotación de los recursos, pero sin presentar pruebas reales que puedan ser validadas. Identificar las falacias es muy importante ya que ayuda a tomar decisiones más informadas y a fortalecer el pensamiento crítico. Principalmente porque se trata de un asunto para el cual no habrá marcha atrás. Las pérdidas en los ecosistemas pueden ser definitivas. Si acaso hubiera una recuperación, nuestra generación ya no la verá, ni la de nuestros hijos y, dudosamente, la de nuestros nietos.

Pastor General de la Misión Cristiana Elim.

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