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La costa salvadoreña…

Por Óscar Picardo Joao

La Ley de Medio Ambiente de El Salvador en su Artículo 5 señala: “La franja costera comprendida dentro de los primeros 20 kilómetros que va desde la línea costera tierra adentro y la zona marina en el área que comprende al mar abierto, desde cero a 100 metros de profundidad, y en donde se distribuyen las especies de organismos del fondo marino.”

La franja costera representa 7,000 km2 del territorio nacional; y la línea de costa de El Salvador tiene una longitud de 321 kilómetros desde el río Paz frontera con Guatemala hasta el golfo de Fonseca compartido con Honduras y Nicaragua. La cordillera del Bálsamo, la sierra de Jucuarán, y el volcán de Conchagua, dividen el paisaje costero en seis secciones de Oeste a Este: 1) La planicie occidental (Río Paz a Punta Remedios; 2) La cordillera del Bálsamo (Acajutla a la Libertad); 3) La planicie costera central (La Libertad al Espino); 4) La cierra Jucuarán (El Espino a Cuco); 5.- La planicie costera oriental (Cuco a Punta Amapala); y 6) La costa del Golfo de Fonseca (Amapala a Río Goascorán). (MARN, 2007)

Todos recordarán los episodios del Espino o de la bocana de la Barra de Santiago; entre el mar y las bocanas arrasaron con las primeras filas de las casas en primera línea implicando importantes pérdidas e inversiones. Estos casos de los años 90 implicaron importantes estudios sobre los procesos de erosión–sedimentación; pero probablemente ya lo olvidamos…

Hoy con el auge de la seguridad, el turismo, el surf, el bitcoin y la tokenización, una avalancha de proyectos inmobiliarios y edificios se pretenden construir en varios nodos de la costa salvadoreña. En muchos países existe una normativa mínima sobre a qué distancia construir de la última marea -lo cual es un tema complejo- o construir después de la calzada o calle que pasa frente a la costa; esto evita riesgos y además garantiza los espacios públicos para todos los ciudadanos.

Los riesgos del cambio climático, tsunamis y otros fenómenos naturales están a la orden del día; recientemente (16 de enero de 2025) una tromba de aire barrió con varias ramadas y un restaurante en la zona de La Puntilla en San Luis Talpa.

Las autoridades, antes que sea tarde, deberían diseñar preventivamente una normativa como solución intermedia -ya que una gran parte de la costa en primera línea se ha privatizado- y establecer al menos cinco grandes puntos: 1.- ¿A qué distancia de la última marea se puede construir?; 2.- ¿Hasta qué altura -pisos- es permitido construir para no afectar los ciclos de los vientos que afecten a la calidad de las olas?; 3.- ¿Qué exigencias se deben establecer para el tratamiento de aguas residuales o negras?; 4.- ¿Cómo garantizar el cuidado de los principales recursos naturales costeros y marítimos, fauna, flora, arrecifes, corales, etcétera?; 5.- ¿Qué tipo de proyectos características, tamaño o impacto se pueden desarrollar frente a las costas y cuáles no?.

Afortunadamente existen diversas experiencias de desarrollo turístico costero para imitar o descartar; hay ciudades hiper desarrolladas en las costas, incluyendo puertos, que han generado una gran saturación y contaminación; existen otros modelos que han implicado una franja o muros de edificios; y hay otros que han logrado el equilibrio. Efectivamente, todo desarrollo tiene un impacto ambiental, pero hay formas de hacerlo más o menos amigable.

El modelo costarricense es sumamente interesante; no se permiten construcciones a 50 metros de la costa y una franja importante de las costas pertenece al Estado y éstos los concesiona a privados sin perder el señorío de las mismas.

También las autoridades deben analizar y preguntarse ¿qué buscan los turistas que nos visitan y por qué nos visitan…?; transformar el puerto de la Libertad en una especie de Miami puede ser un error, porque si se logra este desarrollo descomunal inmobiliario seguramente muchos turistas preferirán quedarse en Miami y no venir aquí.

En términos generales, por lo que he oído y visto los turistas valoran nuestras montañas verdes, la calidad de las olas, la fauna y flora abundante, y esa sensación de estar en un país de selvas tropicales, entonces ¿diseñamos edificios, hoteles y restaurantes y le quitamos el encanto?, ¿o buscamos una solución intermedia?

Los griegos antiguos repetían “en el centro está la virtud”, es decir en el equilibrio; trabajar en ello es una tarea técnica y científica, y ojalá que se logre un desarrollo próspero sin afectar los valores naturales de nuestras costas.

El equipo del Centro de Investigaciones Marinas y Limnológicas (CIMARYL) de la Universidad Francisco Gavidia (UFG) en sus diversos proyectos de investigación ya ha identificado el blanqueo de los corales en la zona protegida de Los Cóbanos y otros problemas relacionados con la carcinofauna, gracias al proyecto "Patitas" financiado por SigmaQ; son evidencias importantes que nos indican los riesgos y el ritmo de depredación que llevamos.

Ahora se avecina la amenaza de la minería metálica, que probablemente tenga impacto en los ríos y toda la contaminación termine en el mar, como suele suceder con la gran cantidad de basura; éste es otro tema a tomar en cuenta como amenaza crítica al desarrollo turístico e inmobiliario del país ¿la minería no alejará al turismo costero? También aparece en escena el aeropuerto de oriente, una importante infraestructura con un fuerte impacto ambiental.

Dos fenómenos que se deben considerar en el análisis del desarrollo futuro es la alta densidad poblacional (315 habitantes por kilómetro cuadrado) y el estrés hídrico -estrés con contaminación incluida-; estas condiciones limitan muchas capacidades del país y poseen efectos colaterales, sean el tráfico o las enfermedades.

Esperamos que las autoridades reflexionen sobre el modelo de turismo y desarrollo inmobiliario al que se le pretende apostar; ojalá, además consideren la opinión técnica y científica de la comunidad de biólogos, biólogos marinos, oceanógrafos, geólogos y otros especialistas, quienes pueden contribuir al debate técnico de un desarrollo equilibrado y sostenible.

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor. Nos disculpamos por las posibles e involuntarias erratas cometidas, sean estas relacionadas con lo educativo, lo científico o lo editorial.

Director Editorial / Oscar.picardo@altamiranomedia.com

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