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Acuerdos de Paz de El Salvador: el Venado y el Colibrí en Bogotá

En relación con el manejo del informe de la Comisión de la Verdad, De la locura a la esperanza: 12 años de guerra en El Salvador, y la promulgación de la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz, de 1993, declarada inconstitucional en 2016, para unos, la línea adoptada de dejar atrás el pasado y concentrarse en el futuro era necesaria para estabilizar el país, pero para otros no abordar debidamente los derechos humanos y la justicia impedía la reconciliación y el cierre del conflicto.

Por Francisco Galindo Vélez

En las reuniones sobre el proceso de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a las que fueron invitados salvadoreños negociadores y firmantes de los Acuerdos de Paz de 16 de enero de 1992 para compartir la experiencia de aquel proceso de paz, hubo puntos en que los salvadoreños coincidieron, por ejemplo, nunca presentar su experiencia como modelo a seguir, la profunda reforma institucional que se llevó a cabo, y, en general, el efecto transformador en el país y en la vida de su población; otros que fueron más importantes para una parte que para la otra, por ejemplo, la necesidad de la puesta en marcha de la segunda parte de los Acuerdos que trata de temas económicos y sociales; y uno en que estuvieron claramente distantes: los derechos humanos y la justicia.

En relación con el manejo del informe de la Comisión de la Verdad, De la locura a la esperanza: 12 años de guerra en El Salvador, y la promulgación de la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz, de 1993, declarada inconstitucional en 2016, para unos, la línea adoptada de dejar atrás el pasado y concentrarse en el futuro era necesaria para estabilizar el país, pero para otros no abordar debidamente los derechos humanos y la justicia impedía la reconciliación y el cierre del conflicto.

En una de estas reuniones, antes de la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC, primero en Cartagena de Indias el 26 de septiembre de 2016 y después en el Teatro Colón de Bogotá el 24 de noviembre de 2016, hablé de la experiencia del Venado y del Colibrí en El Salvador y llamó mucho la atención. Así, hubo reuniones exploratorias para invitar al Venado y al Colibrí a Colombia para que, junto con poetas colombianos de ambas partes en el conflicto, recorrieran el país. Hubo interés, incluso entusiasmo, y algunos miembros de la comunidad internacional estaban listos a apoyar el esfuerzo, pero la situación fue cambiando y no se pudo hacer.

Si se siguió adelante con la iniciativa del Club El Nogal de invitar al Venado y al Colibrí a un conversatorio e imprimir una versión colombiana del poemario. Hablé con David Escobar Galindo y con Eduardo Sancho y ambos aceptaron rápidamente viajar a Colombia para participar en el conversatorio sobre la reconciliación en el posconflicto, así como la publicación de una versión colombiana de su libro. La edición colombiana se titula El Venado y el Colibrí: Un testimonio de reconciliación desde El Salvador,

El interés en Colombia se resumió en las palabras de los Directivos de la Fundación El Nogal, que en el prefacio de la edición colombiana, titulado Oración por una Colombia Unida y comprometida con el posconflicto, dicen: “Por considerar ejemplarizante el llamado a la reconciliación de dos poetas salvadoreños, Eduardo Sancho Castañeda y David Escobar Galindo, pertenecientes a bandos contrarios, firmantes ambos del acuerdo que llevó a la finalización del conflicto armado en su país en 1992, la Fundación El Nogal ha aceptado su generosa oferta de una edición especial de su libro El Venado y el Colibrí, para entregar a los asistentes a  nuestro VI Congreso como un testimonio de patriotismo y compromiso con la paz de su país y de Colombia. Agradecemos de corazón el gesto de estos poetas”.

Así, en “la segunda edición, vuelan el Colibrí y el Venado a Colombia. David y Eduardo, dos firmantes del Acuerdo de Paz de Chapultepec, en ciudad de México, D.F., 1992, con su amistad desde 1965, superan la esquizofrenia de la guerra interna”, dice el Venado en la introducción a la nueva edición del poemario.

Al final, complicaciones en la agenda del Colibrí no le permitieron viajar a Colombia. Cuando hablamos de esto me dijo: “represéntame tú”. Recuerdo haberle dicho: “David, esa chaqueta no me queda; es demasiado grande para mí. Además, yo no soy poeta, soy diplomático, y los diplomáticos no hacemos poesía, echamos cuento”. Me respondió: “es lo mismo”, y así terminé representando al Colibrí en el conversatorio.   

La segunda edición del libro fue posible gracias al apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Ministerio de Trabajo de Colombia y la Fundación El Nogal. En una nota de la primera edición, que se repite en la segunda, los autores dicen: “Queremos que este libro se lea como lo que es: una conversación a través del tiempo. Para enfatizar el intercambio, al frente de los poemas de Eduardo va una prosa de David y al frente de los poemas de David, va una prosa de Eduardo”.

El conversatorio fue el 3 de octubre de 2017, en el Club El Nogal de Bogotá, en una sala de conferencias que rebosó de asistencia. Los participantes rápidamente se ubicaron en el momento del fin de la guerra en El Salvador, y les llamó la atención que se pudiera llegar a tal grado de entendimiento cívico, lo que no necesariamente significa reconciliación, después de un conflicto tan sangriento y doloroso. Hubo muchas preguntas que fue respondiendo el Venado desde su experiencia directa, y por mi parte hice hincapié en que mis comentarios eran propios y no del Colibrí, y me permití añadir que todo aquello había sido posible gracias a la sensibilidad especial de los poetas, pues solo un par de poetas podía hacer algo así, algo directamente del alma, del corazón y del espíritu para demostrar a la población que la reconciliación era, y es, posible.

- El Venado: “El conversatorio olvida al recital para que el tejido herido regenere conciliación. La historia personal tiene interrogantes, salen a la luz los secretos que ayudan a la verdad íntima…Es un acto de diálogo. Gesto de dos poetas…Los asistentes animan a traer recuerdos censurados, revelan anécdotas de la desmemoria. Los detalles desatan nudos y la auto censura se libera”.

- El Colibrí: “Llegó la paz. Todos fuimos integrándonos a la realidad cotidiana. Y lo hicimos de inmediato, porque nuestro proceso dio frutos de normalidad desde el inicio. Así … salió a la luz este libro, testimonio vivo de que, por encima de todas las adversidades y diferencias, es posible encontrarse en el ámbito de lo humano. Y para dos poetas el ámbito de lo humano es básicamente una tertulia vivificante”.


[1] Ex Embajador de El Salvador en Francia y en Colombia, ex representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Argelia, Colombia, Tayikistán y Francia y exrepresentante adjunto del ACNUR en Turquía, Yibuti, Egipto y México. También fue jurado del premio literario Le Prix des Ambassadeurs en París, Francia.

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