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Carta sobre la "guerra contra la corrupción": Habrá muertos y víctimas inocentes

Igual que en la guerra contra las pandillas, en la guerra contra la corrupción caerán presos -y muertos- tanto culpables como inocentes.

Por Paolo Luers
Periodista

Comienza la cacería de brujas. Más bien, comenzó hace ratos, pero según avanza el calendario electoral, agarra impulso. Aparte de la Seguridad, o sea del estado de excepción permanente y la “guerra contra las pandillas”, el segundo tema de la campaña de reelección del presidente va a ser la otra guerra declarada: la “guerra contra la corrupción”.


Igual que en la “guerra contra las pandillas”, en esta nueva guerra habrá acusaciones fabricadas, detenciones arbitrarias, jueces dóciles, juicios amañados. Y muertos. Nadie declara una guerra si no prevea que habrá muertos. Podrían haber anunciado un Plan Anticorrupción, pero anunciaron una guerra. Entonces, guerra tendremos. Víctimas tendremos.


Hubo -y hay- corrupción, nadie en su sano juicio lo puede negar. Hubo -y hay- ministros, funcionarios, alcaldes y diputados culpables de corrupción. Es la tarea de la fiscalía y del sistema de justicia investigarlos y llevarlos a juicio. Pero para que estas investigaciones sean profesionales y limpias, la fiscalía debería ser imparcial, independiente, alejada de intereses partidarios. Y para que los juicios sean justos, se necesitaría una justicia independiente. Ambas cosas dejaron de existir en El Salvador. Ambas -fiscalía y sistema judicial- están bajo control del gobierno, en última instancia del presidente.


Esto significa que, igual que en la guerra contra las pandillas, en la guerra contra la corrupción caerán presos -y muertos- tanto culpables como inocentes.


Yo no sé quiénes de los docenas de acusados de enriquecimiento ilícito (y de los muchos, que van a acusar mes a mes durante el medio año que falta para las elecciones del 2024) son culpables o inocentes. Lo que sí consta es que las investigaciones -empezando en la sección Probidad de la Corte Suprema de Justicia y luego en la fiscalía- no son profesionales ni imparciales. Ni es independiente el sistema judicial que va a llevar a cabo los juicios. Jueces intimidados. Cámaras, cuya composición la han alterada con criterios políticos. Encima, una Corte Suprema alineada.
A todos los acusados de enriquecimiento ilícito les han congelado cuentas y confiscado bienes, mucho antes de haber tenido oportunidad de defenderse en un juicio. Irónicamente algunos de las víctimas de estos abusos, en su tiempo de diputados, participaron en la aprobación de la Ley de Extinción de Dominio, sin tomarse la molestia de corregir los mecanismos de abuso contenidos en la iniciativa de Ley promovida por la administración estadounidense. Hoy, esta ley de confiscación arbitraria la aplican contra ellos…


Conforme avanza el calendario electoral, el plan de campaña de la reelección no sólo necesita juicios civiles y confiscación de bienes, necesitan llevar su campaña al campo penal. Necesitan fotos y videos como los recientes del diputado Alberto Romero esposado o del exalcalde Neto Muyshondt en el uniforme blanco de los enemigos del Estado y con cara de torturado.


Al final de la campaña necesitan que los nombres y caras de los acusados -culpables o inocentes- parezcan representativos de la clase política que ellos llaman ‘los mismos de siempre’. Lorena Peña y Alberto Romero. Eugenio Chicas, del FMLN; Neto Muyshondt, de ARENA, y Rodolfo Parker, del PDC; Alfredo Cristiani, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén. Como dije: Culpables o inocentes igual. La lógica es: “Que mis jueces los condenen y Dios separe pecadores e inocentes”.


Esta es la clase política corrupta que quieren presentar y condenar. Obviamente no están incluidos los integrantes de gobiernos anteriores, que a tiempo se han plegado a la nueva clase política. Nadie menciona a Gallegos, a José Luis Merino, a Gustavo Villatoro, a Peter Dumas, a Osiris Luna. Así como nadie menciona que Toni Saca, el expresidente condenado a prisión, solo de vez en cuando llega a dormir a Mariona y pasa el resto del tiempo a saber dónde, haciendo a saber qué, con permiso de a saber quién.


En una República, en la cual ya no existe independencia judicial, cualquier guerra que declare el gobierno, sea a las pandillas o a la corrupción, o mañana al periodismo independiente o la academia crítica, estará plagada de arbitrariedades e injusticias.


La campaña que veremos en los próximos meses contra los acusados de corrupción es una justicia selectiva que celebra juicios show. No se dejen impresionar de estos espectáculos.

Saludos,

Paolo Lüers

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