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Solo ocho inversores han solicitado los Pasaportes Bitcoin de El Salvador

Muy pocos han obtenido su pasaporte salvadoreño a través del programa Adopting El Salvador, que exige a sus aspirantes una inversión de al menos $1 millón en Bitcoin. El plan original del gobierno de Bukele era atraer a 1000 emprendedores al año.

Por Moisés Alvarado | Abr 09, 2024- 12:10

Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://twitter.com/TrabajoSV/status/1688924273799266304/photo/2

En diciembre de 2023, el gobierno de Nayib Bukele anunció el programa Adopting El Salvador, con el que pretendía entregar pasaportes salvadoreños a 1,000 inversionistas extranjeros por año. A cambio de esto, los interesados deberían invertir en el país al menos $1 millón en Bitcoin.

“Su contribución se destinará al desarrollo económico, al enriquecimiento cultural y a programas sociales destinados a lograr el máximo desarrollo económico y renacimiento”, dice el sitio web para describir el programa.

¿Cuáles han sido los resultados? La página de internet del programa no arroja ninguna información sobre su éxito. Solo lo describe. Y en su cuenta oficial en X, se ha limitado a replicar un post de Bitcoin Beach en el que se asegura que siete ciudadanos extranjeros ya habían obtenido su pasaporte, correspondiente al 20 de febrero de 2024.

La cuenta de X de Adopting El Salvador anunció el 9 de marzo que una familia de cuatro personas también había recibido sus documentos, que los acredita como salvadoreños. Y esta fue la última actividad de la institución en la red social. Si el lector se limita a los anuncios públicos, podría concluir que solo se han recibido 8 solicitudes.

El Diario de Hoy, además, envió correos electrónicos a la institución para conocer más detalles sobre la implementación del también llamado “Programa de Visas de la Libertad”, pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta nota.

El de El Salvador es un gobierno eficiente en comunicar sus éxitos. Por tanto, sería extraño que haya omitido la llegada de más inversores en Bitcoin. Y es que, si el gobierno está fundando sus esperanzas en este tipo de emprendedores, no se trata de una apuesta sólida, según lo han señalado economistas como Luis Membreño, pues este no es, precisamente, una clase de inversionista que pueda hacer crecer una economía.

“La apuesta por los bitcoiners no ha generado lo que el Gobierno esperaba. Es lógico. Ellos no invierten en producción. Son personas acostumbradas a esperar un rendimiento especulativo de sus inversiones. Y a tener alta rentabilidad en un periodo corto de tiempo. Y El Salvador no es capaz de dárselo”, dijo Membreño.

Y es esto último lo que genera muchas dudas en el proyecto del gobierno de El Salvador, pues todas sus apuestas han ido a atraer a este tipo de inversionista, lo que se transparenta en que la mayor parte de reformas legales han estado enfocadas en este rubro. Incluso una reciente adenda al Código Tributario, en el que se eliminó el registro de identidad de personas en compras menores a $25,000, se hizo después de que la Oficina Nacional de Bitcoin atendió reclamos de usuarios, es decir, relacionados con el mundo de las criptomonedas. El umbral anterior era de $200.

Si es cierto que el programa Adopting Bitcoin ha atraído solo a 8 inversores, estos solo han inyectado unos $8 millones a la economía local. En términos de Inversión Extranjera Directa, es un número pequeñísimo. Para hacerse una idea, esa suma es apenas el 3.5 % de la registrada en el cuarto trimestre de 2023, de $227.38 millones.

El Salvador, por otro lado, es un país que crece solo en base a remesas, a los salvadoreños que se van. Y no es uno que invierta en obras productivas, más allá del turismo y el entretenimiento.

El peligro de las Golden Visa alrededor del mundo

La idea de los pasaportes entregados a inversores extranjeros en El Salvador no es única. Ni novedosa. Se implementa en muchos lugares en el mundo desde hace años. Estos comparten una característica en común: sus ciudadanías son altamente codiciadas, por diversas razones.

Las Golden Visa son un tipo de políticas que permiten que un ciudadano extranjero, independientemente de su procedencia, pueda acceder a la ciudadanía o la residencia en un país a cambio de cierto nivel de inversión. Es decir, alguien puede comprar una nacionalidad. El dinero te puede convertir en una especie de migrante de lujo, ponerte al frente de la fila de solicitudes entre un mar de personas que han debido huir de sus hogares.

Entre los países más apetecibles están los pertenecientes a la Unión Europea, pues permiten un ingreso sin límites a esa zona económica.

Las Golden Visa nacieron hace más de 30 años como una forma de inyectar dinero en la tambaleante economía de la isla caribeña de San Cristóbal y Nieves. Ahora se han convertido en una industria mundial secreta y multimillonaria en la que participan más de 20 países. Este tipo de programas entrañan una multitud de peligros, como ya lo probó el Proyecto del Reporteo del Crimen Organizado y la Corrupción (OCCRP, por sus siglas en inglés), que en 2018 publicó un amplio especial en alianza con Transparencia Internacional.

“Los críticos afirman que el sistema es vulnerable a la corrupción y escandalosamente injusto, ya que ofrece a los ricos una libertad de movimiento que se niega a millones de refugiados que viven en circunstancias desesperadas, y con demasiada frecuencia les permite evadir impuestos por el camino. También señalan que las crisis de refugiados están causadas por los mismos líderes autocráticos y funcionarios corruptos que utilizan los programas de visados dorados”, dice el artículo que inaugura el especial “Oro por Visas”.

Los investigadores concluyeron que las Golden Visa pueden constituirse en herramientas muy útiles para delincuentes, evasores fiscales y blanqueadores de dinero que pueden necesitar nuevas identidades en poco tiempo, así como sistemas bancarios, contables y bufetes de abogados complacientes para ayudar a manejar dinero que no puede explicarse fácilmente.

Uno de los principales casos analizados por OCCRP fue el de Montenegro, una pequeña nación en Europa del Este, que antes formaba parte de Yugoslavia.

Y uno de los personajes más oscuros que acudió a esa ciudadanía como refugio para sus fechorías fue Mohammed Dahlan, exministro palestino de Seguridad, que recibió su pasaporte en 2010, justo cuando la opinión pública se enteró de que había sido acusado de malversar fondos estatales en Palestina. (Dahlan, que se presentaba a sí mismo como “contacto no oficial” con círculos de inversores de Oriente Medio, obtuvo también la ciudadanía serbia en 2015).

Otro nuevo montenegrino polémico fue Wei Seng “Paul” Phua, multimillonario malasio detenido en 2014 por organizar apuestas ilegales en Estados Unidos.

Según expedientes judiciales, Phua era un alto miembro de un grupo delictivo de Hong Kong conocido como la tríada 14K (los representantes legales de Phua rebatieron, entonces, la acusación); un testimonio bajo juramento indicaba también que funcionarios del Caesars Palace, con sede en Las Vegas, sospechaban de los fondos que había transferido dentro de sus establecimientos.

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