Los jornaleros que mantienen vivo el cultivo de la ocra en El Salvador, una hortaliza de exportación

La ocra es una hortaliza cuyo tiempo de cosecha se da entre mediados de julio hasta finales de septiembre. Aunque se cultiva desde los años 70, no es parte de la dieta de los salvadoreños. Un aumento en el consumo local ayudaría a generar más trabajos.

En el lugar, al menos 25 mujeres y seis hombres trabajan desde las 6:00 am. Se dedican al corte de las vainas del arbusto que puede alcanzar los dos metros de altura.

Por Menly Cortez

2020-09-07 9:40:40

Preparada con huevo, como ingrediente extra en una tomatada, agregada como verdura en la sopa de gallina o para saborear como merienda hervida con limón y sal, la ocra, ocre o quimbombó es una fruta con textura viscosa y sabor similar a la berenjena. Se cultiva en el occidente del país y según sus consumidores, en su mayoría son los mismos agricultores que la siembran, ayuda a fortalecer las defensas del cuerpo.

Esta hortaliza es de la familia de las malváceas, como el algodón, la flor de Jamaica o los hibiscos conocidos en nuestro país como claveles.

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Es originaria de las costas africanas y es conocida por sus propiedades beneficiosas contra el alto nivel de colesterol, triglicéridos, ácido úrico entre otros. Posee alto contenido de vitamina A, C y B6, por mencionar algunas.

Marta Trujillo escoger las vainas de ocra que son ideales para el consumo, una libra cuesta $1 para los transeúntes que pasan por la zona. Foto EDH /Menly Cortez

Es reconocida en la gastronomía a nivel mundial, sobre todo en su natal África y en países orientales en platillos como el “Hot Curry Ocra”, el “taijin de tomate y ocra” y el “estofado de ocra”. Pero en El Salvador todavía no tiene la fama que sus productores quisieran, pues según el ingeniero agrónomo Héctor Inestosa, la mayor parte de la cosecha del país es para exportarlo a Estados Unidos, sobre todo a estados con fuerte presencia de afro descendientes como Georgia o Florida, por mencionar algunos.

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En la carretera entre el municipio de Turín y la ciudad de Ahuachapán, en la hacienda La Labor, hay un amplio campo lleno de flores blancas con un centro color vino, realmente llamativas que adornan el paisaje. Así luce un campo de ocra en su punto alto de la cosecha.

Lilian Areli Aquino, camina entre los surcos de la plantación de ocra en la hacienda La Labor, con sus zapatos llenos de lodo y protegida su vestimenta para evitar las pequeñas espinas de las plantas. Foto EDH / Menly Cortez

En el lugar, al menos 25 mujeres y seis hombres trabajan desde las 6:00 am. Se dedican al corte de las vainas del arbusto que puede alcanzar los dos metros de altura.

Lilian Aquino, una de las mujeres jornaleras, va caminando con dificultad entre los surcos, pues las lluvias de la temporada han convertido al barro en un pegajoso lodo que se aferra a sus zapatos que así lucen más pesados. Sin embargo, esto no le impide realizar su trabajo con cierta agilidad; para ella este tipo de planta es solo un cultivo más en su experiencia de trabajar en las cortas de verduras y frutas en las fincas del departamento, pero admite que el trabajo en los cañales es más cansado.

“Aquí hay que usar doble camisa manga larga, porque la planta deja una picazón a uno en el cuerpo. Además, hay insectos que le pueden provocar alergia a uno” dice Lilian sin tomar ninguna pausa mientras da sus declaraciones, pues le falta aún mucho trabajo por terminar durante esa mañana.

Carmen Hernández prefiere caminar descalza mientras trabaja. Le gusta la sensación del lodo en sus pies. Foto EDH / Menly Cortez

A comparación de Lilian, Carmen Hernández, de 65 años de edad, recorre su tramo asignado despacio y descalza. Asegura que disfruta de caminar entre el cultivo mojado, “yo sé que lo que recogemos, aparte de venderlo aquí en la calle, lo exportan. Mi sobrino que está en Estados Unidos me cuenta que lo que aquí venden a un dólar, allá lo venden a cinco y es muy buscado en los supermercados por los negritos” contó.

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Carmen llega a “La Labor” junto con uno de sus hijos y sus nueras. Todos viven en cantones aledaños y si de algo están de acuerdo, es que agradecen que en la zona no haya faltado el trabajo durante la emergencia por la pandemia del COVID-19.

El tiempo de cosecha de la ocra es entre mitad de julio hasta finales de septiembre. Los jornaleros ganan dos dólares por jaba llena el primer mes de cosecha, pero luego cuando la producción baja, el precio llega a bajar hasta $1.50.

Carmen Hernández ha cortado ocra por más de diez años. Esta temporada la inició el 26 de agosto. Foto EDH / Menly Cortez

Según agrónomo Héctor Inestroza, graduado de la Universidad de El Salvador, quien realizó un estudio especializado en esta planta en 2018 como trabajo de tesis, la ocra se empezó a cultivar en el país desde los años setenta para exportación. Acepta que existe poca cultura de consumo en el país, lo que provoca que los campos de ocra sean reemplazados por cultivos más comunes con el paso de los años. Aunque el país, y en especial la zona occidental, tiene el clima ideal para su crecimiento, ha bajado mucho su producción, dejando como líderes de en la región a México, Honduras y Nicaragua.

Durante una jornada de cinco horas, los trabajadores pueden llenar hasta cuatro jabas. Algunos terminan pronto su tarea alrededor de las 11 de la mañana, entregan el fruto y el salario se les cancela cada quincena. Las vainas se separan según su calidad. Se prefieren las vainas más tiernas para cocinar porque entre más maduro el fruto es más duro y difícil de consumir.

Las jornaleras pueden llenar hasta 4 jabas en un día, por cada una reciben un pago de $2. Foto EDH / Menly Cortez

Los jornaleros aseguran que la ocra es una planta generosa porque empieza a producir desde que tiene medio metro de altura; cuando envejece se elimina del campo para dar paso a una nueva siembra de semillas, empezando un nuevo ciclo de vida de la planta y la espera de los jornaleros para que exista trabajo el próximo año.