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“Solo yo puedo y no puedo hacerlo solo”, dice joven que se recuperó del alcoholismo

Uno de los pacientes del Centro Terapéutico de Adicciones El Salvador, identificado como Jaime, accedió a dar su testimonio de recuperación.

Por Abigail Parada | Jul 02, 2023- 20:12

Foto EDH/ Shutterstock

Al igual que muchos niños y adolescentes, el problema de Jaime se desarrolló desde muy temprana edad cuando deseaba encajar en el resto de compañeros de colegio; sin embargo, se convirtió en una víctima de abuso por parte de sus compañeros: la necesidad de aceptación y establecer vínculos de amistad con otras personas lo orillaron a un sufrir de ansiedad constantemente.

“Una noche cuando ya estaba en mi cama me dio un ataque de pánico, el pecho me apretaba y sentía que iba a morir, las palpitaciones aceleradas, el dolor. Mi papá me llevó con un cardiólogo, dijo que había sido una taquicardia, pero que todo estaba bien conmigo. Me dio una dosis de ansiolíticos. Esa noche dormí como nunca y a los pocos días dupliqué la dosis, porque la sensación de olvidar todo, era lo único que quería”. Así, el uso de fármacos a temprana edad fue el detonante en su vida.

Al terminar de forma precipitada el tratamiento, Jaime buscó otros narcóticos que le brindarán una sensación similar. “En ese momento no estaba regulado el uso de muchas pastillas y las diazepam las vendían como dulces en las farmacias”, recuerda. Y cuando tenía 17 años el uso de estos productos ya era notorio: “Mis compañeros se dieron cuenta que yo usaba sustancias porque se me veía la ansiedad, temblor en las manos, la desesperación”. Una situación que nuevamente lo orilló al desapego de sus compañeros, constantes cambios de colegio y el aislamiento temporal.

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Imagen de carácter ilustrativo y no comercial. Foto: shutterstock

“Antes de cumplir los 18 me junte con amigos del colegio para que no me rechazarán y empecé a salir con ellos a bares, clubs y discotecas ¿Qué teníamos que hacer ahí?. Pero mi condición era diferente a la de ellos por lo que en muy poco tiempo yo consumía cantidades más grandes de alcohol y otras drogas a comparación de ellos que tenían mucho más tiempo haciéndolo”.

Tras salir del colegio, la vida de Jaime dio un giro aún más fuerte,  pues obtuvo un trabajo con una agencia en el extranjero por lo que sus recursos y libertad aumentaron de la mano de los vicios a los que se aferraba.

“Yo llegué a un punto que iba drogado al trabajo, lo consumía ahí, porque me había metido la idea que eso era yo, que eso me daba mi creatividad, me hacía más productivo”. La situación se salió de control tras una sobredosis en la que llegó a perder el conocimiento y fue internado en un hospital.

“Perdí todo, no pude seguir trabajando”. Y desde ese momento la vida de Jaime lo llevó al uso desenfrenado de sustancias: “yo salía no me importaba la hora, solo quería comprar algo para consumir y dormirme, olvidarme”.

Esta situación trascendió en varios intentos de suicidio y años de lastimar su propio cuerpo.

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Foto EDH/ Shutterstock

“Traté con médicos, psicólogos, psiquiatras”, pero solo servían de forma momentánea “incluso traté con terapias experimentales y electro shock. La última vez estaba tan mal que al salir de la terapia no recordaba nada, no reconocí a nadie y mientras mi papá me llevaba a casa le dije que solo iba a ir a descansar porque en la noche debía salir de fiesta”.

Los especialistas que lo estaban tratando le cerraron las puertas afirmando que “era un caso perdido”, que no había nada que hacer. En este punto sus padres encontraron la clínica y decidieron buscar ayuda como última opción.

“Aquí encontré un trato fraternal, atención integral, ellos me ayudaron”, y reconoce que el proceso de desintoxicación fue difícil, al punto que Jaime fue internado. Luego,  tuvo la oportunidad de viajar a México a conocer un centro de desintoxicación donde estuvo al menos ocho meses.

“Es bien duro porque ahí parte de mi proceso de recuperación era darle charlas a otras personas que tenían problemas. Es increíble ver niñas con problemas tan graves de adicción”, explica Jaime. Ahora con ocho meses de haber regresado al país, un nuevo trabajo y la experiencia de cambio en su vida se han abierto las puertas para regresar al extranjero y formarse como terapeuta para ayudar a otras personas que están pasando una situación similar a la que enfrentó. “A mis 29 años ahora tengo metas, ganas de vivir, objetivos, estoy viviendo”.

Si se encuentra en una situación similar recuerde que puede buscar ayuda profesional llamando al Centros de Prevención y Tratamiento de Adicciones de Fosalud, 2528-9727 para recibir atención integral. También puede comunicarse al Centro Terapéutico de Adicciones 7866-9768.

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