Niños provenientes de las zonas aledañas al municipio de Tapalhuaca, La Paz, participaron de la exposición y concurso de robótica llevado a cabo el 21 de mayo, en donde se dio a conocer el resultado de las clases impartidas por maestras especializadas en temas de robótica y programación.
La tecnología utilizada por las niñas y niños pertenecientes al programa de robótica es We Do 2.0, misma que cuenta con distintos niveles, es decir, básico, intermedio y avanzado.
Las clases de robótica educativa son compartidas por un grupo de maestras con amplios conocimientos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, conocido como STEAM por sus siglas en inglés.
Katia Díaz, quien es una de las encargadas de los cursos, asegura que ha sido muy emocionante el proceso de enseñanza y aprendizaje, debido a que los niños desconocían de programación y el armado del kit de robótica con el que se está trabajando.
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Los alumnos expresan estar satisfechos y emocionados por tener a su alcance proyectos como este, pues representa una oportunidad para descubrir sus destrezas y habilidades gracias al apoyo de la organización.
“A mi me gusta mucho la robótica. Me gusta cómo funciona…me gusta bastante. Cuando sea grande, quiero ser ingeniero”, comenta Mateo Sánchez, un niño que participó de la actividad.
De acuerdo a los representantes de la organización Compassion El Salvador, cada curso tiene una duración de tres meses y es impartido en tres municipios del país.
La primera sede donde se imparten los cursos está ubicada en San Marcos, San Salvador, la segunda en Tapalhuaca, La Paz, y la tercera (próxima a aperturarse) en San Martín, San Salvador.
Para Brenda Rivas, directora nacional de Compassion Internacional El Salvador, con la robótica, se apuesta por importantes avances de carácter social e incluso de seguridad alimentaria en un lapso de tiempo de aproximadamente diez años.
Proyectos que transforman vidas
Con la ejecución del proyecto de robótica en la zona de Tapalhuaca, 14 niñas y 16 niños están siendo formados en el área tecnológica de manera personalizada conforme a sus edades, mejorando de esta manera sus conocimientos en cuanto al área.
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Para los niños que son beneficiarios del proyecto, esta oportunidad les abre las puertas al mundo tecnológico, debido a que la gran mayoría de ellos posee escasas oportunidades de tener un acercamiento al mundo digital por factores sociales y económicos.
Como muestra del alcance de proyectos como este, los niños y jóvenes van descubriendo su vocación, y no solo eso, sino que además, se proyectan a futuro en su vida profesional.
Por ejemplo, Moisés Quezada, ha descubierto que tiene grandes deseos de superación en el mundo de la cocina molecular.
Por ahora, el adolescente de 12 años cursa sexto grado, y su familia y él esperan tener los recursos necesarios a futuro para lograr su sueño de aprender de la cocina molecular.
“Me gusta la robótica. Incluso, hasta podría practicar un tipo de cocina que se llama cocina molecular. Cuando sea adulto, me gustaría tener cadenas de comida que tengan que ver con la cocina molecular”, concluye.