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Dimas, el promotor de salud que perdió un ojo y murió después de estar preso cinco meses

Las autoridades lo acusaban de ser integrante de pandillas, su familia niega que fuera así, pues desde 1993 laboraba como promotor de salud.

Por Lissette Lemus | Ago 24, 2023- 06:00

Foto/ Cortesía

Desde hace 30 años, Dimas era jornalero, pero cuando se enteró que  había una oportunidad para competir por una plaza de promotor de salud para su comunidad, no dudó en aplicar, pues siempre le gustaba ayudar a otros. 

Por varios meses pasó en una capacitación en el casco urbano en Usulután, de donde regresaba cada 15 días a su vivienda situada en una zona rural del municipio de Jucuapa, del referido departamento. 

El día que Dimas se graduó como promotor de salud fue motivo de orgullo para su familia, momento que aún conservan en una fotografía, en la que luce su uniforme celeste, el cual, con el paso del tiempo fue cambiado a beige. 

Foto/ Cortesía

De ahí en adelante, no importaba la hora que lo llamaran, Dimas salía en su bicicleta por las solitarias calles de los caseríos que le había asignado, para ayudar a quienes más lo necesitaran: mujeres embarazadas, niños, niñas y ancianos enfermos. 

Sin embargo, la noche del 24 de abril de 2022 su vida cambió para siempre, José Dimas Gutiérrez Chávez, de 64 años, fue capturado en su casa acusado de agrupaciones ilícitas. 

El promotor de salud terminó confinado por varios meses en la cárcel, donde perdió el ojo izquierdo y se enfermó hasta morir. 

Foto/ Cortesía

Según relatan sus familiares un grupo de policías y soldados llegaron a la modesta vivienda, localizada en el cantón Loma de la Cruz y buscaban al hijo de Dimas, quien estaba perfilado como integrante de las pandillas e incluso ya había estado preso, pero al no encontrarlo se llevaron al promotor de salud. 

Dimas fue recluido en el penal La Esperanza, conocido como Mariona, dónde inició su calvario y el de su familia. Su sobrina, Cristina, comenzó a llevarle el paquete de limpieza mes a mes y aunque preguntaba por el estado de salud de su tío, explica que no le brindaban información. 

El 18 de junio, la familia fue alertada por otros parientes de capturados que el promotor de salud había muerto, lo que les causó angustia y desesperación. Con el apoyo de una persona que labora en una institución pública lograron averiguar que eso era falso. Dimas no había muerto sino que estaba ingresado en el hospital Rosales. 

La familia logró entrar al hospital y encontró a Dimas en muy malas condiciones, estaba muy delgado, ya no tenía su ojo izquierdo y se le había reactivado un linfoma ocular. 

“Él estaba encadenado como si fuera un gran criminal, nos dijo que buscaramos como sacarlo porque se estaba muriendo” comenta entre lágrimas su sobrina. 

Cristina relata que a su tío antes de ser capturado le habían diagnosticado linfoma por lo que recibió varias sesiones de quimioterapias y que aparentemente había mejorado. 

Cuando lo encontraron en el hospital, él les comentó que el día que ingresó al penal los custodios los habían golpeado a todos, lo que le provocó una inflamación severa  en su ojo izquierdo que fue aumentando “hasta que se le vació”. 

La segunda vez que sus familiares intentaron verlo en el hospital, los custodios no se los permitieron y los amenazaron con meterlos presos también. 

Por varias semanas, no supieron qué había pasado con él y anduvieron buscándolo en todas las cárceles y en los hospitales, pero no les daban información sobre su paradero. 

Semanas después un amigo de la familia les avisó que él se encontraba recluido en la cárcel de Quezaltepeque. 

A finales de agosto los familiares del promotor de salud le pusieron una abogada particular, quien en una audiencia especial realizada el 22 de septiembre, logró que a su defendido le pusieran medidas alternas a la prisión bajo una fianza de 500 dólares. 

La familia pudo reunir el dinero de la fianza hasta finales de septiembre, y considerando que la Fiscalía no apeló, el 30 de septiembre el juzgado ordenó la liberación. 

La documentación judicial indica que Dimas era miembro activo de pandillas, acusación que su familia niega. 

“Eso no es cierto, él no tenía tatuajes y se dedicaba a su trabajo, usted cree que si hubiera sido pandillero no lo hubieran quitado del ministerio” alega Cristina. 

El 3 de octubre la sobrina entregó la carta de libertad y el comprobante de la fianza en el penal de Quezaltepeque. 

Tras entregar la documentación la sobrina de Dimas se quedó todo un día fuera de la cárcel esperando por su familiar. 

La señora recuerda que al día siguiente, mientras descansaba recostada sobre la mesa de un comedor le llamaron de la oficina del trabajo social del penal y le dijeron que se acercara a la puerta principal porque se lo iban a entregar. 

“Yo me puse de rodillas para darle gracias al Señor porque yo conocía mi cansancio y yo ya no aguantaba más” dice la señora.

Paradójicamente, los militares le ayudaron a sacarlo porque el señor venía débil, deteriorado y desnutrido. “Él venía temblando. Afuera lo vestí, oramos y de ahí emprendimos el viaje hasta Jucuapa” detalla Cristina. 

Desmejoró hasta morir

A pesar de su condición de salud, Cristina relata que al siguiente día Dimas se presentó a la Unidad de Salud para informar sobre su liberación y solicitar su restablecimiento como promotor de salud. 

“Ya no volvió a ejercer como promotor, ya no aguantaba andar casa por casa. Lo mantuvieron porque sabían que él se había entregado en cuerpo y alma a su trabajo, lo dejaron para que apoyara en otras actividades” asegura la sobrina. 

Cristina relata que cada mes Dimas fue desmejorando, debido a que el cáncer era agresivo y mientras estuvo detenido no recibió la atención médica oportuna. 

Dimas ya no volvió a mejorar de su salud. Pasó la Navidad de ese año en mal estado, en enero de 2023 fue ingresado de emergencia en el hospital y los siguientes meses fue su etapa más delicada hasta que murió en julio recién pasado 

“Se cometió una injusticia con mi tío, él no merecía morir así. Él amaba su uniforme, nunca se lo quitaba”, dice Cristina con resignación. 

El uniforme con una insignia en la que se lee “Gobierno de El Salvador” fue colocado sobre el ataúd con los restos de Dimas, el promotor que recorría en bicicleta las comunidades de El niño, El Paraisal, El Salamo y Loma de la Cruz.

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