Las boyas ultrasónicas instaladas en el lago de Coatepeque, como parte de un ambicioso proyecto ambiental, han generado más dudas que certezas entre los habitantes de la zona.
La iniciativa, que tuvo como objetivo reducir la proliferación de algas dañinas conocidas como cianobacterias, ha sido calificada por líderes comunitarios como inefectiva y carente de resultados tangibles, a pesar del alto costo que implicó su implementación.
El proyecto inició en diciembre de 2024, hasta la fecha los lugareños sostienen que no se les dio ni una explicación clara sobre los beneficios esperados, pero que han experimentado importantes restricciones en la circulación de lanchas alrededor de estas boyas, inclusive se están aplicando fuertes multas por incumplir.
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Una de las fuentes consultadas señaló que las autoridades han excluido a las comunidades de estos proyectos al no invitarlos al lanzamiento.
Las boyas ultrasónicas, según explicaciones previas brindadas por técnicos del Ministerio de Medio Ambiente, emiten ondas que evitan que las algas realizan la fotosíntesis, provocando su colapso sin necesidad de químicos. Esta tecnología, usada en países europeos, ha sido promovida como una solución moderna y no invasiva para combatir la eutrofización de cuerpos de agua dulce.
“Nosotros pensamos que eso iba a dar un buen resultado. Pero en realidad no es así, no han funcionado el lago está apestoso, porque definitivamente no funcionó el proyecto millonario que el Gobierno central ha dado”, señaló una de las fuentes locales consultadas quién solicitó el anonimato.
Lugareños del lago de Coatepeque reclaman mejor servicio de agua
La inversión en la implementación de dicha tecnología es de más de $6.7 millones.
El proyecto fue presentado por el gobierno como una medida innovadora para proteger uno de los principales destinos turísticos del país.
Estas cubren el 48% del cuerpo del lago y debían eliminar hasta el 90% de las algas, sin utilizar productos químicos y funcionando con energía solar, indicó el Ejecutivo.
Tras un año de medidas extraordinarias las comunidades locales experimentaron nuevamente el fenómeno de las algas, durante al menos tres semanas las aguas se volvieron turbulentas, el fuerte olor aún era perceptible y la acumulación de algas se vio retirada de forma manual por diferentes instituciones.
Desde la instalación de las boyas, el acceso al lago en ciertas áreas ha sido restringido, y se han intensificado las visitas de agentes de seguridad ambiental, lo cual ha generado tensiones con algunos negocios turísticos y comunidades que dependen del uso recreativo del lago.
Cómo funcionan las boyas ultrasónicas instaladas en el Lago de Coatepeque
También, Alejandro Villacorta, director ejecutivo de la Fundación Coatepeque, señaló que de forma paralela a implementar estas tecnologías se debe tener un monitoreo riguroso y estudios previos adecuados, caso contrario puede ser contraproducente.
“La idea de las boyas ultrasónicas no es mala en sí misma, pero las soluciones no pueden aplicarse de forma genérica. Cada ecosistema tiene particularidades que deben respetarse. En el caso del lago de Coatepeque es fundamental tomar en cuenta su dinámica específica”, explicó.
Miembros de la comunidad han cuestionado si las boyas realmente “están encendidas”, debido a que no ven los resultados.
Hasta la fecha se desconoce si se está midiendo la concentración de cianobacterias antes y después de la instalación.
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