El gobierno de Nayib Bukele ha contratado a una firma de relaciones públicas en Washington D.C. relacionada al expresidente Bill Clinton, del partido Demócrata.
Esto sucede a pocos días de que los estadounidenses asistan a las urnas para elegir entre la reelección del presidente Donald Trump o un cambio en favor del exvicepresidente Joe Biden. Las encuestas, de momento, se decantan por este último.
Por ello no es difícil pensar que el presidente Bukele esté buscando en estrechar puentes con el bando demócrata, después de casi dos años de mostrar un alineamiento estrecho con las políticas y planes del presidente estadounidense.
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Ante esto, un asesor demócrata de la Cámara de Representantes de Estados Unidos manifiesta que “hemos visto esa maniobra antes”. Se refiere a la contratación de lobistas en Washington para mejorar la imagen de un gobierno ante un posible cambio de gobierno.
Al respecto, considera que “Nayib Bukele puede gastar todo el dinero que quiera, pero no va a hacer ninguna diferencia con los demócratas en el Congreso o en una eventual administración Biden”.
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Este asesor añade que “lo que sí podría hacer una diferencia es que el presidente Bukele empiece a respetar la democracia, la libertad de prensa, el estado de derecho y los derechos fundamentales de todos los salvadoreños”.
Estas opiniones surgen luego de que influyentes legisladores demócratas, es decir opositores a Trump, emplazaran en múltiples ocasiones al mandatario salvadoreño por sus amenazas al estado de derecho y la estabilidad democrática del país.
Más recientemente han condenado sus esfuerzos por silenciar a opositores y a los medios de comunicación críticos e independientes, y por una presunta negociación con la MS-13, una pandilla que en Estados Unidos es considerada un grupo criminal internacional. A estos se les sumaron influyentes congresistas demócratas, copartidarios de Trump que muestran menos indolencia ante los abusos de Bukele que el presidente de ese país.
Por ello, el asesor legislativo consultado por El Diario de Hoy añade que “para tener amigos en Washington hay que cumplir la ley. El dinero no hará la diferencia”.
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