Mildred Orantes, la salvadoreña que mantiene viva la confección de trajes típicos en el corazón de la capital

En medio del bullicio del Mercado Central, donde conviven aromas, colores y cientos de manos trabajadoras, destaca la historia de una mujer que lleva 23 años dándole forma a la identidad cultural del país con aguja, hilo y creatividad. Su nombre es Mildred Orantes, la única modista que confecciona trajes típicos desde cero en su propio taller, ubicado en el edificio 9, puesto 724 de este histórico espacio capitalino.

El camino de Mildred no empezó entre pasillos de mercado, sino en una empresa de costura donde trabajó durante varios años. Allí perfeccionó puntadas, dominó máquinas y, sobre todo, cultivó un sueño: independizarse. Con paciencia fue ahorrando, compró sus primeras máquinas y hace 14 años abrió el taller en el Mercado Central, el lugar que le cambiaría la vida.

“Aquí toqué puertas y gracias a Dios se me abrieron. Empecé vendiendo por unidad, poco a poco. Después vinieron los clientes mayoristas y la gente comenzó a conocerme”, recuerda.

Su sello personal

Aunque al inicio elaboraba uniformes y otras prendas, pronto descubrió que la mayor demanda estaba en los trajes típicos, atuendos que reflejan la identidad cultural salvadoreña y suelen usarse en actos cívicos, celebraciones patrias y presentaciones artísticas. Ese nicho se convirtió en su especialidad.

“Lo que más llamaba la atención eran los trajes típicos. Yo fui poniéndoles detalles, jugando con los colores y así me quedé. Gracias a Dios la gente los aceptó”, explica.

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Hoy, sus creaciones son incontables. Ha confeccionado para clientes que llegan desde San Miguel, Ahuachapán, Ilobasco, Cabañas y muchos otros lugares del país. Incluso, gracias a las redes sociales, algunos de sus trajes han viajado al extranjero. Solo esta semana envió un pedido hacia Costa Rica.

Detrás de cada vestido está también el motor de su vida, su familia. Mildred es madre de dos hijos y asegura que son su mayor inspiración. Su hija, al verla trabajar, sueña con estudiar diseño de modas y continuar el camino que ella abrió con esfuerzo.

“Me emociona pensar que mi trabajo la motiva. Tal vez logre lo que yo no pude estudiar formalmente”, comenta con ternura.

En el taller también colaboran cuatro personas más. Juntos comienzan la jornada antes de las 7:00 de la mañana con el corte de telas, revisan tallas y entregan pedidos al final del día. Entre agujas, risas y conversación, ese espacio se ha convertido en sustento para varias familias.

Con la experiencia, Mildred domina patrones y tallas casi de memoria. Hay vestidos que termina en 30 minutos y otros más elaborados que le toman hasta dos horas. Su regla de oro es simple: revisar siempre las telas antes de cortar. “Lo primero es que no destiñan ni manchen, porque eso asegura calidad y fidelidad de los clientes”, afirma.

Gracias a esa disciplina, conserva clientes desde hace más de 12 años. Muchos regresan porque saben que ahí encuentran calidad, buen acabado y creatividad.

Además de trajes típicos, su taller produce uniformes escolares, disfraces de soldados, médicos o policías, y bandas para centros educativos. Sus piezas llegan incluso a mercados grandes como San Miguelito y a distribuidores en varios departamentos.

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La única en el Mercado Central

En medio de los pasillos del Mercado Central, donde abundan frutas, especias y ropa de todo tipo, Mildred es la única mujer que se ha mantenido firme en la confección de trajes típicos. Esa perseverancia la ha convertido en un referente para quienes buscan vestir con identidad salvadoreña, pero con detalles únicos que solo ella sabe dar.

En septiembre, su trabajo se multiplica. Los días previos a las fiestas patrias son maratónicos: decenas de uniformes, bandas, trajes de soldados y, sobre todo, trajes típicos salen de su taller rumbo a escuelas y comunidades de todo el país.

Los precios de sus trajes típicos son accesibles y varían según la talla y el diseño. Ella explica que los más sencillos pueden encontrarse desde $12, mientras que los modelos intermedios rondan entre $30 y $45. Los más elaborados alcanzan los $60 o más si incluyen detalles sublimados o arte adicional.

De esta manera, para Mildred este negocio significa mucho más que ingresos. Es el sustento de su familia, un espacio de apoyo para otras madres y un aporte a la preservación de la cultura salvadoreña.

Si deseás conocer su trabajo, podés visitarla en el edificio 9, puesto 724 del Mercado Central de San Salvador o contactarla al WhatsApp 7880-9093.