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Joven arquitecta lidera restauración de la Casa Barrientos, tesoro histórico de Izalco

Sara Paredes Pérez, la profesional a cargo de la restauración de la Casa Barrientos, en Izalco, es una de las primeras alumnas del Programa Jóvenes Talento, de la UES

Por Susana Joma | Oct 21, 2022- 05:00

Sara Guadalupe Paredes, joven arquitecta a cargo de la restauración de la Casa Barrientos. Foto/ Cortesía @USEmbassySV

Sara Guadalupe Paredes Pérez, una joven arquitecta originaria de San Salvador y graduada de la Universidad de El Salvador (UES), está decidida a que Casa Barrientos, una joya de la arquitectura en Izalco, Sonsonate, cobre su antiguo esplendor y sea un gran referente histórico y turístico de la zona.

Paredes Pérez, quien fue parte de la primera generación del Programa Jóvenes Talento en Matemática de la UES, es la encargada de las obras de restauración y rehabilitación de este bien cultural que fue la residencia de don Ramón Barrientos Vega, de ascendencia española.

En inmueble, declarado Monumento Nacional el 10 de octubre de 1991, está siendo intervenido como parte de un proyecto que impulsa la comuna izalqueña, con financiamiento otorgado por el Gobierno de Estados Unidos.

En la actualidad, de acuerdo con lo que ella explicó, las obras están bastante avanzadas.

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Aunque, según manifiesta, en el país hay varios arquitectos restauradores, incluso mujeres, en la actualidad ella es la única que estaría activa en una restauración, porque este tipo de proyectos no son comunes, mucho menos como el de Casa Barrientos.

Detalle de un sector de la Casa Barrientos, en medio de las obras de rehabilitación arquitectónica. Foto/ Cortesía @USEmbassySV

“No son proyectos que se hagan con tanta frecuencia, y sobre todo la magnitud del proyecto, el nivel de reconocimiento que tiene también la casa Barrientos, que no solo lo tiene por parte del Estado salvadoreño sino también a nivel internacional a través de la UNESCO. Sí, me atrevo a pensar que puede ser así, la única que esté ejecutando un proyecto de este tipo”, asevera.

La pasión por lo que hace es evidente. Asegura que, desde el momento que le informaron que ella quedaba contratada para llevar adelante los trabajos de rehabilitación de ese inmueble, se sintió “extremadamente orgullosa’’, más aún porque previamente había tenido la oportunidad de entrar, recorrer sus espacios, definir retos y alcances que este implicaba.

“En la medida que uno entra y los ojos de un arquitecto van descubriendo, porque básicamente aquí se trata de ir descubriendo toda la vida que tuvo el edificio antes, es en ese momento en el cual uno se enamora del proyecto y ahora aún más cuando ya se puede ver, se puede palpar por decirle algo como es que el inmueble va a quedar”, comenta en alusión a su experiencia previa y actual con esta joya arquitectónica.

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La profesional es de empuje, visionaria y siempre tuvo un buen desempeño académico en los centros en donde estudió, para el caso sus primeros años de Educación Básica en la Escuela Parroquial Unificada Pío XII, la Educación Media en el Instituto Nacional de Ilobasco y formación complementaria en Jóvenes Talento y el curso Futuros Dirigentes Técnicos Científicos, en donde participó en olimpíadas de Matemática.

En la UES inicialmente tomó la carrera de ingeniería eléctrica, la cual luego cambió por arquitectura. Ambas le gustan pero valoró que con esta última tenía la oportunidad de estar en proyectos constructivos desde su etapa inicial. Luego hizo lo propio en el Ministerio de Obras Públicas en un programa de mejora de asentamientos urbanos precarios, también fue parte de un comité que la UES formó para trabajar en planificar la restauración y rehabilitación del Palacio Nacional de San Vicente, que por temas financieros no avanzó.

Tras graduarse como arquitecta su interés por seguir formándose la movió a realizar una maestría en Eficiencia Energética, de la Universidad La Salle Ramón Yule, de Barcelona, España. Esto fue posible, dice, tras agenciarse una beca FANTEL.

“En la maestría, es cierto que nosotros hablamos de eficiencia energética, pero hablamos de medio ambiente sostenible. En esta rama justamente se ve cómo poder utilizar materiales locales, que no requieran mayor energía para poder ser utilizados, energía para transporte, energía para su producción, energía para su instalación y luego energía para que este material pueda volver a la naturaleza a su estado natural”, explica.

Según expone, ella ve un gran potencial en Casa Barrientos en términos de alcanzar una certificación LED muy alta, porque si bien no se le ha realizado una evaluación puntual para ese fin lo cierto es que en su edificación y rehabilitación solo se han empleado materiales que fácilmente se encuentran en el lugar, entre ellos la tierra blanca, arcilla y ceniza que se usan para hacer los ladrillos de adobe para las paredes.

“Estoy queriendo colaborar con la municipalidad de Ilobasco y con la organización de artesanos de Ilobasco para poder generar algún perfil, de tal manera que pueda haber un paseo del barro y un museo del barro en Ilobasco”

Sara Paredes Pérez, arquitecta restauradora

La arquitecta Sara Guadalupe Paredes subraya que a pesar de que el proyecto fue planificado y diseñado de forma previa, ella también ha tenido que investigar en la parte histórica para poder conocer sobre el tipo de material que se usó para las paredes, el tipo de madera, así como otros recursos constructivos que originalmente tenía la residencia Barrientos y los cuales habían sido trabajados de forma artesanal, entre ellos las columnas.

¿Qué es lo que más le gusta del proyecto?

Ella señala que le es difícil apuntar algo en particular, pero “lo que sí me agrada mucho, ya que venía de trabajar en proyectos sociales, es que este proyecto pues no es solo para una institución, es un proyecto para la población y que ahora son ellos los que ven el edificio, los que buscan el edificio y que tienen bastante ansias como de poder ver cómo es que va a quedar”.

Afirma que una de las lecciones que le deja este proyecto es que siempre hay artesanos con un nivel de experiencia en trabajar con algunos elementos, como ocurre con los adobes.

La arquitecta Paredes da indicaciones a su equipo de trabajo. Foto/ Cortesía @USEmbassySV

En este caso tuvieron que buscar adoberos y carpinteros mayores de 70, que dominan las antiguas técnicas, quienes no solo hicieron los trabajos iniciales, sino que también ayudaron a formar a trabajadores más jóvenes.

La arquitecta, quien también estudió pintura en el Centro Nacional de Arte y tiene dominio básico del alemán e italiano, señala que tiene como meta estudiar un doctorado, con un trabajo de investigación vinculado a un edificio de valor cultural siempre con enfoque sostenible.

En la parte laboral también está por comenzar un proyecto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sobre mejoras a centros de salud; además, está tratando de colaborar con la municipalidad de Ilobasco y la organización de artesanos de esa localidad para poder crear un paseo del barro y museo del barro.

Lo propio está tratando de hacer con la alcaldía de San Vicente, de cara a reactivar el proyecto de restauración del Palacio Municipal.

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