Fue hace más de cien años cuando circuló por las tranquilas y polvorientas calles de El Salvador el primer automóvil que vino al país.
De acuerdo con coleccionistas de vehículos de El Salvador, “el primer automóvil llego al país entre 1915 y 1919”, cita la revista Centuria de El Diario de Hoy .
A la llegada del Hudson Ford T, muchas personas creyeron que se trataba de un objeto maligno, sin embargo años después revolucionó la vida de los salvadoreños.
Después de siglos de utilizar carretas y carruajes halados por animales, un vehículo que se movía por sus propios medios y a gran velocidad era una absoluta novedad que muy pocos podían poseer. Con el paulatino auge de los autos, las distancias que se recorrían en horas se acortaron a minutos.
“Al ver pasar los relucientes automóviles, los vecinos se asomaban a las ventanas y los niños corrían tras ellos”, detalla el libro Historia de El Salvador de finales del siglo XIX e historia del siglo XX.
De acuerdo con algunos expertos, la velocidad promedio del vehículo era de 10 kilómetros por hora.
Según aseguró Didine Poma en entrevista publicada por El Diario de Hoy (EDH), fue su padre don Bartolomé Poma, quien inició el negocio del transporte y de los automotores en el país con la fundación de: La Casa Poma, en el Portal La Dalia, una empresa que definitivamente, marcó un antes y un después en la historia del país.
La distribución de automóviles, exclusivamente estadounidenses, de las marcas Hudson y Essex, logró estabilizarse poco a poco.
Los primeros compradores de los Hudson Six fueron don Salvador Gallegos, don Arturo Walsh y algunos dueños de carros de alquiler.
Después, se importaron los primeros camiones “Republic” de tres toneladas que don Bartolomé vendió a varios agricultores para los trabajos de sus fincas.
El examen de manejo
Durante la época, el General Bolaños era Director de la Policía, quien exigía que todo aspirante a conducir pasara un examen de manejo, el cual consistía en pasar el automóvil entre ocho botellas colocadas en suelo, a cierta distancia una de otra, sin derribarlas.
ara entonces, en el Parque Morazán se podía apreciar por lo menos unos 30 carros de alquiler con tarifa de un colón, que esperaban en los lados del sur y occidente de dicha plaza a sus clientes, algunos de estos modelos eran Ford 1927 –29.