Steamgirls: la iniciativa que lleva robótica de alto nivel a comunidades en El Salvador
Steamgirls acerca la robótica a niñas, niños y jóvenes en comunidades vulnerables, ofreciendo formación gratuita, liderazgo juvenil y acceso a competencias globales.
Por
elsalvador.com
Publicado el 28 de noviembre de 2025
Steamgirls es un programa de robótica educativa en El Salvador que ofrece formación gratuita en ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas a niñas, niños y jóvenes de comunidades vulnerables. Nacido en 2019 con apoyo de Compassion International y liderado por el ingeniero Ramón Recinos, el club ha crecido hasta contar con nueve sedes y 18 instructores, muchos de ellos exalumnos. Su modelo incluye cuatro niveles de aprendizaje y el uso de tecnología comparable a estándares internacionales. Además de competencias como STEAM PASSION, promueve liderazgo juvenil y oportunidades que transforman vidas, fortalecen comunidades y acercan a los participantes a un futuro con más posibilidades.
La robótica educativa en El Salvador gana impulso desde espacios que, hasta hace poco, parecían fuera del radar tecnológico. Entre ellos destaca Steamgirls, un club que brinda formación gratuita en ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas a niñas, niños y adolescentes de 6 a 15 años provenientes de zonas con acceso limitado a estos recursos. Para las audiencias salvadoreñas y la diáspora, esta iniciativa se ha convertido en un referente inspirador sobre cómo la educación STEAM puede abrir caminos reales hacia un futuro distinto.
El programa funciona con el apoyo de Compassion International El Salvador y nació en 2019 como un proyecto piloto liderado por exalumnas del Centro Escolar República de España y el docente Ramón Recinos, ingeniero y ganador del Teacher Choice Award 2019 al mejor docente de tecnología y robótica a nivel mundial. Tras una pausa por la pandemia, retomó actividades en 2020 y desde entonces su crecimiento no se ha detenido, tanto en cobertura como en calidad formativa y equipamiento técnico.

Hoy cuenta con nueve sedes: San Marcos, Cojutepeque, San Martín, Zacatecoluca, Tapalhuaca, Majucla, El Bajo Lempa y Potrero Grande, donde cada sede reúne entre 40 y 90 estudiantes. Su modelo formativo, cercano y accesible, se ha convertido en una vía para que muchos jóvenes puedan acercarse a un campo que suele ser costoso o difícil de alcanzar.
«Empezamos a hacer la prueba piloto con 10 niños. De ahí vino la pandemia y tuvimos que ponerlo en pausa, cuando se hizo la reapertura, semipresencial, volvimos a ponernos en contacto con el CDI, de San Marcos, donde iniciamos, y Compassion, quienes empezaron a adquirir el equipo. Se comenzó con las cuatro instructoras. Ahora tenemos 18 instructores», explica Recinos.
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Un modelo pedagógico por niveles y tecnología al estándar internacional
El club organiza su enseñanza en cuatro niveles: básico, intermedio, avanzado y científico. Cada etapa dura seis meses con contenidos diseñados para fortalecer pensamiento lógico, creatividad y capacidad de resolver problemas desde la ciencia y la ingeniería.
Los participantes trabajan con kits especializados que les permiten programar prototipos, ensamblar robots móviles, diseñar sensores y crear mecanismos simples. En el nivel científico, desarrollan proyectos más complejos, siempre utilizando tecnología comparable a la empleada en competencias internacionales. Esta estructura permite que los estudiantes se adapten desde temprano a dinámicas de innovación global.
«Desde 2023 empecé en el club, estoy en el nivel intermedio. Me gusta la robótica, y espero poder llegar al nivel científico. Quiero terminar todos los niveles. He aprendido cosas que no sabía que existían y ahora quiero seguir aprovechando esta oportunidad», comenta Carlos Adonay Gómez, de 14 años.
Al cierre de cada módulo, los estudiantes presentan proyectos internos y reciben certificación. Además, todas las sedes participan en el torneo STEAM PASSION, organizado por Id Maker, que funciona como clasificatorio para un torneo mundial. Este año, los CDI de Potrero Grande y Cojutepeque obtuvieron el primero y segundo lugar, asegurando su representación internacional.

Liderazgo juvenil que fortalece comunidades
Uno de los rasgos más distintivos de Steamgirls es su estructura formativa basada en liderazgo juvenil. Las creadoras del proyecto exalumnas del centro escolar fueron capacitadas técnica y pedagógicamente por el ingeniero Recinos y luego se convirtieron en instructoras. Con el tiempo, nuevas jóvenes se han unido al equipo, hasta consolidar un grupo de 18 instructores que cada sábado imparten clases de 8:00 a.m. a 12:00 m.
Gran parte de estos instructores son exalumnos que destacaron en las actividades del club y luego recibieron formación adicional para convertirse en guías dentro de sus propias comunidades. Este enfoque interno permite que el programa sea sostenible y que, a la vez, impulse modelos de liderazgo positivos.
«Todos ellos dan su aporte por una razón social, no reciben retribución económica. Las iglesias les proporcionan el transporte, les dan el almuerzo, desayuno y refrigerio, recientemente han empezado a darles $10, algunos llegan de lejos», comenta Recinos.
Las sedes funcionan en iglesias evangélicas que facilitan los espacios; Compassion International financia equipos y materiales; y la coordinación técnica permanece bajo la guía del fundador.
Ángela Pineda, exestudiante que coordina instructores, ve su labor como un compromiso con su comunidad: «Me llena de satisfacción hacer todo lo que hago. Desde pequeña, en séptimo grado, descubrí mi pasión por la robótica y mi meta es poder compartir los conocimientos adquiridos con otras personas». Este mes, Pineda participó en el International Aerospace Program en la base central de la NASA en Houston, Texas, donde obtuvo el segundo lugar junto a estudiantes de México.

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Un impacto que sigue creciendo
La participación es gratuita y las convocatorias anuales permiten que nuevos estudiantes encuentren un espacio abierto para aprender. Muchos llegan desde zonas rurales o comunidades alejadas. Entre ellos está Deborah Elizabeth Delgado, de 15 años, quien viaja desde El Copinol hacia la sede en La Paz. «Desde que llegué me llamó mucho la atención aprender a construir y la programación. Estar aquí ha significado bastante para mí, es una oportunidad para nosotros», afirma.
Para las organizaciones que apoyan el proyecto, el impacto es evidente. «Los niños están participando en competencias de nivel internacional a la par de otras instituciones de mucho prestigio, y eso los motiva. Estas habilidades que están aprendiendo no solo les generan mayores competencias cognitivas, si no también les permite soñar y la posibilidad de mejores oportunidades», sostiene Krissia, representante de Compassion International El Salvador.
Lo que inició como un laboratorio pequeño ahora impulsa nuevas vocaciones, fortalece comunidades y abre puertas para cientos de jóvenes. Steamgirls demuestra que la tecnología puede transformar vidas cuando llega a quienes más la necesitan.
