El fenómeno de La Niña regresa, pero el calor global no se detiene
La Niña reaparece con efectos moderados, mientras el planeta sigue batiendo récords de calor. Septiembre 2025 fue el tercer más cálido registrado.
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elsalvador.com
Publicado el 12 de octubre de 2025
La Niña volvió, pero su impacto será débil, según la NOAA. Aunque este fenómeno enfría el Pacífico, el mundo sigue registrando calor récord. Copernicus confirmó que septiembre de 2025 fue el tercer mes más caluroso desde que hay registros. En América Latina, podría causar lluvias fuertes en Centroamérica y sequías en el sur, en medio de un clima cada vez más cambiante.
El fenómeno climático conocido como La Niña ha regresado, según confirmó el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos (NOAA). Sin embargo, los científicos señalan que esta vez su impacto será más débil y moderado que en ocasiones anteriores.
A la par, el programa europeo Copernicus, encargado de monitorear el clima global, informó que septiembre de 2025 fue el tercer septiembre más caluroso desde que se tienen registros. Aunque La Niña suele provocar un enfriamiento global, los datos muestran que el planeta sigue más caliente que nunca.
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Qué es La Niña y cómo afecta al clima
La Niña es un fenómeno natural que ocurre cuando las aguas del océano Pacífico ecuatorial —sobre todo en su parte central y oriental— se enfrían más de lo normal. Ese cambio en la temperatura altera también los vientos y la circulación del aire en la atmósfera.
El resultado es que, por un lado, en el océano Atlántico se favorece la formación de huracanes más intensos, mientras que en el Pacífico ocurre lo contrario: disminuye la actividad ciclónica.
Su fenómeno contrario es El Niño, que calienta las aguas del Pacífico y suele generar efectos opuestos. Ambos influyen en el clima del planeta y se alternan con periodos llamados “neutrales”, donde no predomina ninguno.
La Niña vuelve tras meses de calma
Después de varios meses con condiciones neutrales, la NOAA confirmó esta semana que La Niña volvió a manifestarse en septiembre de 2025. La agencia explicó que las temperaturas del mar en el Pacífico ecuatorial cayeron por debajo del promedio, lo que marca oficialmente el inicio del fenómeno.
El informe aclara que este episodio será débil y que se espera que continúe durante el invierno del hemisferio norte, aunque sin producir los típicos inviernos fríos que La Niña ha causado en el pasado.
Cuando el evento más reciente de La Niña, que se extendió de 2020 a 2023, fue uno de los más prolongados en la historia moderna. Fue lo que los meteorólogos llaman un “triple dip”, porque se mantuvo activa durante tres años seguidos. Desde 1950 solo se han registrado tres episodios así de extensos.
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Durante ese periodo se observaron sequías severas en algunos países y lluvias extremas en otros, con consecuencias para la agricultura, los ecosistemas y las economías locales. Sin embargo, los expertos aclaran que la nueva fase de La Niña no será tan intensa y que no revertirá el calentamiento global que viene afectando al planeta.
Un planeta que sigue rompiendo récords de calor
A pesar del regreso de La Niña —que en teoría enfría el clima—, el planeta sigue acumulando récords de temperatura.
El servicio europeo Copernicus confirmó que septiembre de 2025 fue el tercer septiembre más caluroso jamás registrado.
La temperatura media global del mes fue de 16.11 grados Celsius, lo que equivale a 1.47 grados más que el promedio del período preindustrial (1850–1900), cuando la actividad humana aún no alteraba el clima.
Según Samantha Burgess, especialista del programa Copernicus, “las temperaturas globales se mantienen obstinadamente altas tanto en tierra como en el mar, debido a la continua acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera”.
Los datos muestran que las temperaturas más elevadas se registraron en Europa del Este, los países nórdicos, los bálticos y los Balcanes, con niveles muy superiores a los registrados antes de 1940.
En cambio, en varias zonas del continente europeo —como Escandinavia, Italia, Croacia, España y la costa oriental del mar Negro— hubo lluvias intensas y prolongadas, un patrón también influido por los cambios atmosféricos globales.
Mientras tanto, regiones como América del Norte y del Sur, incluyendo Canadá, Estados Unidos, México, Brasil y Uruguay, vivieron un septiembre más seco de lo normal. Lo mismo ocurrió en partes de Asia, Rusia y el norte del subcontinente indio.
Qué puede pasar en América Latina y El Caribe
En nuestra región, los efectos de La Niña varían según el país. Históricamente, el fenómeno ha traído lluvias intensas en Centroamérica y el norte de Sudamérica, mientras que el Cono Sur suele enfrentar condiciones más secas.
En países como El Salvador, Guatemala y Honduras, las autoridades meteorológicas suelen mantener vigilancia especial porque estas lluvias pueden provocar inundaciones repentinas, deslizamientos de tierra y crecidas de ríos.
En cambio, más al sur, Chile, Paraguay y el sur de Brasil podrían experimentar escasez de lluvias, lo que afecta la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica.
Aunque esta nueva La Niña será más leve, los especialistas advierten que su interacción con el calentamiento global podría hacer que el clima se vuelva más impredecible.
La combinación entre ambos factores —una La Niña débil y temperaturas globales elevadas— puede dar lugar a eventos extremos en lugares donde antes no eran comunes: sequías, lluvias torrenciales o tormentas fuera de temporada.
Los expertos coinciden en que el planeta se encuentra en una etapa de transición climática, donde fenómenos naturales como La Niña o El Niño ya no actúan solos, sino que están influenciados por el calentamiento global causado por el ser humano.
Con reportaje de El Diario de Hoy