El último adiós parados sobre un promontorio de basura: “Es injusto”, dicen familias de víctimas del COVID-19

Decenas de personas han enterrado a sus padres, madres, hermanos, tíos, abuelos o amigos en La Bermeja, uno de los cementerios del Gran San Salvador que aún tiene espacio para quienes mueren a causa del COVID-19. Al dolor de la despedida se suma un muro de dos metros y medio que los separa para dar ese último adiós.

Muchos de los fallecidos que se entierran en La Bermeja pertenecen a otros municipios, pero las municipalidades no los reciben porque no tiene protocolos para esos entierros o por falta de espacios. Video EDH / Eduardo Alvarenga

Por Eduardo Alvarenga

2020-08-17 5:38:47

Nadie estaba preparado para la pandemia de COVID-19, nadie. Los cementerios municipales han colapsado al quedarse sin espacio. Varias alcaldías del Área Metropolitana de San Salvador se han auxiliado del Cementerio La Bermeja, en el municipio de San Salvador. En este cementerio sí hay suficiente espacio, pero las condiciones para los dolientes no son las mejores, siguen siendo las mismas que hace cuatro meses, cuando se reportaron las primeras muertes por la enfermedad.

La alcaldía capitalina cuenta con palas mecánicas que le permiten mantener al menos cien nichos abiertos para los fallecidos por el virus. Desde el 20 de marzo, el alcalde capitalino anunció la preparación de una primera etapa de 118 nichos. Las medidas de bioseguridad obligan a que en las inhumaciones sólo haya acceso para el personal de la funeraria y los sepultureros.

En la Bermeja ese protocolo se cumple a rajatabla. Cuando llega una familia a esperar la llegada del cuerpo de su pariente, reciben la indicación que sólo dos familiares pueden acceder al campo santo, para ver desde lejos. El resto de la familia se queda en la calle, donde un muro de concreto, de unos 2.50 metros de altura, imposibilita la vista.

En medio del dolor de los familiares, el ingenio es la única salida para sobrellevar ese momento y poder ver por encima del muro, un ataúd que contiene los restos de su pariente. Es así como acercan vehículos y se auxilian, incluso, de un promontorio de basura. Lugareños también les donan tablas y cajas de tomates vacías para que las usen de tarima.

“Yo siento que si no son positivos, nos deberían de dar el cadáver para nosotros, siempre con protocolos, poder estar presentes en el acto donde se está enterrando porque no es justo que vengamos de lejos, no es un hecho que sea positivo (de COVID-19). Es bien injusto”, asegura Marjorie F. quien llegó a la Bermeja para darle el último adiós a su abuelo, un anciano de 80 años.

Ella y su familia están convencidos que su abuelo no murió por COVID-19, nunca le hicieron la prueba. Marjorie llegó desde Ciudad Delgado hasta La Bermeja, iba con su madre y otros familiares, un grupo de no más de cinco personas.

Vista aérea del cementerio de la Bermeja, en San salvador, en donde se sepulta a gran parte de quienes son enterrados bajo protocolos de COVID-19. Foto EDH / Eduardo Alvarenga
Vista aérea del cementerio de la Bermeja, en San Salvador, en donde se sepulta a gran parte de quienes son enterrados bajo protocolos de COVID-19. Foto EDH / Eduardo Alvarenga

Ciudad Delgado sin protocolo para entierro por COVID-19

“Nosotros tenemos nicho en Ciudad Delgado, pero dijeron que no tenían los protocolos y él murió por sospecha de COVID-19, en el papel (acta de defunción) sale que murió por neumonía. No lo quisieron recibir allá, por eso lo mandaron al más cercano”, explica Marjorie.

El Diario de Hoy se comunicó con el alcalde de Ciudad Delgado, Elmer Cardoza, para confirmar las razones de por qué no estaban enterrando personas con protocolo COVID-19 en ese municipio, los costos de los procedimientos y el espacio en el cementerio municipal, sin embargo, tras un primer acercamiento, no fue posible volverlo a contactar.

Junto al abuelo de Marjorie, otro señor también fue enterrado en ese mismo momento. Su familia pidió identificarlo sólo como Jorge M. de 60 años. La historia parece muy similar, una familia más que tuvo que darle el último adiós a su familiar en  “Yo siento que no murió de eso (COVID-19), él padecía del hígado, pero como si uno va a parar al hospital, toda la vida es eso. Yo me enfermé y no fui al hospital y acá estoy, allí a morirse llega uno”, aseguró la hija de Jorge.

El acta de defunción de Jorge refleja que murió por neumonía con sospecha de COVID-19, aunque según los familiares, tampoco se le realizó ninguna prueba. Ambas familias se turnaron la tarima improvisada y así vivieron un momento íntimo y doloroso, sobre un promontorio de basura.